Hermione no sabía si reír o llorar, miró a su madre que parecía a punto de desmayarse y al instante Jason dejó de seguir sus pensamientos para seguir su mirada, lo que fue una suerte, porque logró sujetar a la señora Granger. Aunque la mujer no llegó a perder el conocimiento, la ayudó a tomar asiento y después de asegurarse que estaba bien, se concentró de nuevo en Hermione.
La chica lo miró con desconcierto y él notó que no había interpretado correctamente su pregunta, de modo que intentó ser más específico.
Jason suspiró y asintió.
Dicho esto, caminó hacia el escritorio tomó la pluma y escribió algo en un pergamino para luego entregárselo a Hermione.
Se hizo un silencio incómodo luego del cual Jason volvió a hablar.
Como de costumbre, Hermione se sorprendió de la “intuición” de Jason, pero intentó prestarle atención.
Ella se quedó mirándolo en silencio y repentinamente las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas. Jason suprimió la distancia entre ellos y la abrazó. A pesar de lo mucho que le costaba aceptar la situación y con la absoluta seguridad de que iba a arrepentirse de decir aquello, igual lo hizo.
Pero las lágrimas de Hermione obedecían a lo sorpresivo de todo aquello, no a que tuviese miedo en realidad. No podía creer que ella, precisamente ella, que todo debía tenerlo controlado, hubiese descuidado algo tan importante, y ahora su vida había cambiado drásticamente en un abrir y cerrar de ojos. Lentamente se serenó y se separó de Jason.
La chica volvió a agradecerle y caminó hacia su madre que seguía en estado de shock.
Y efectivamente así era. Apenas Hermione tuvo la sospecha de lo que podía estar sucediendo, corrió a contárselo a su madre y ella se ofreció a llevarla al Hospital para hacer los exámenes pertinentes. Sin embargo, por el corto período de tiempo de gestación, la medicina muggle, no había logrado detectarlo, razón por la cual la madre de Hermione ahora se encontraba en ese estado. Después de haber experimentado el alivio de lo dicho por los médicos de su centro Hospitalario no esperaba otro resultado.
La chica la ayudó a ponerse de pie, agradeció nuevamente a Jason y marcharon. Ahora tendrían que decírselo a su padre y luego debía hablar con Lupin, y aunque no tenía idea de cómo iba a tomárselo, esperaba que la noticia lo hiciera tan feliz a él como la hacía a ella.
Unos minutos después que Hermione abandonó el cubículo, Jason salió y a toda prisa se quitó la chaqueta del uniforme, se colocó la suya y entrando a la chimenea abandonó el hospital sin dar explicaciones a nadie. En cualquier caso, no necesitaba hacerlo, no tendría que estar trabajando ese día, pero de igual manera extrañó a todos esa súbita partida.
Salió de la chimenea en el despacho de Dumbledore, pero el director no se encontraba allí, de manera que salió y caminó por los desiertos pasillos hasta llegar al área dónde tenían a Sirius. Entró sin llamar y como esperaba, Remus estaba allí sentado al lado de la cama con un libro en las manos. Al verlo se puso de pie, pero Jason no lo dejó hablar. Lo tomó por el frente de la camisa y lo estampó contra la pared.