El tiempo seguía su curso. Se habían comenzado a registrar algunas extrañas desapariciones, y aunque todos estaban bastante seguros de a quién atribuírselas, nadie lo decía. Estaban en una situación muy similar a la que se vivía dieciocho o veinte años atrás, nadie sabía en quién confiar. Voldemort estaba actuando con precaución, eso no podían negarlo. Había infiltrado a mucha gente en el Ministerio, pero él se mantenía de bajo perfil, lo que los hacía preocuparse aún más, ya que esto era señal de que tramaba algo grande y potencialmente peligroso.
La Profesora McGonagall les había informado que no la habían ratificado como directora de Hogwarts, lo que produjo gran indignación entre los miembros de la Orden, pero nada podían hacer. La Profesora les dijo que, si bien no la habían ratificado a ella, tampoco le habían informado aún quién se encargaría de la dirección de la escuela, pero al menos sabían que la escuela seguiría abierta.
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Aunque prácticamente nadie lo sabía, dos días después de la última reunión, Remus y Hermione contraerían matrimonio, pero al día siguiente de la reunión, Remus llegó a la casa de los Granger muy consternado. Acababa de filtrarse la información, aun no confirmada, de que iba a crearse una Oficina para el Registro de Nacidos Muggles.
Remus estaba sorprendido por la forma fría y calmada con la que ella se estaba tomando aquello, mientras que él estaba desesperado pensando en que pudiese caer en manos de los mortífagos. Sin embargo, el resultado final de los pensamientos de la chica lo dejaron más atónito aun.
Una vez dicho esto, se refugió en los brazos de Remus y lloró todas las lágrimas que él no le había visto derramar nunca antes.
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La Madriguera había sustituido a Grimauld Place como cuartel general, de modo que ya los habitantes de la casa estaban acostumbrados al ir y venir de los miembros de la Orden a cualquier hora. Aquella noche en particular, faltando poco más de una semana para que fuesen a buscar a Harry, y aunque todo estaba ya preparado, habían decidido reunirse aquella noche todos los que participarían en la misión, para repasar los puntos más importantes. Esperaban solo por Arthur y Bill que aún no habían regresado del trabajo, cuando Molly miró el reloj.
- Ya están en camino -- anunció
Efectivamente unos minutos después vieron aparecer a los Weasley, e inmediatamente comenzaron a repasar el plan. Sirius, aunque no participaba directamente en la extracción de Harry de su casa, estaba presente e insistió en revisar él mismo, los “ajustes” que le había hecho Arthur a su vieja motocicleta. Mientras discutían y Molly los miraba con la frente arrugada, llegó Jason, pero como él tampoco participaba en aquella parte de la misión, se limitó a un seco “buenas noches” y siguió de largo. Pero Sirius era Sirius y no lo habría sido si se hubiese quedado callado.
- ¡Ey niño! -- le dijo como lo llamaba desde su recuperación y solo por su innata necesidad de fastidiar a alguien -- Quédate, tú también formas parte de esta fiesta.
- No, no es así -- le dijo él sin siquiera mirarlo -- y te recuerdo que tú tampoco.
- ¡Vaya! -- dijo Sirius una vez que Jason hubo desaparecido hacia la cocina -- este chico en verdad necesita socializar más.
- Déjalo en paz -- le dijo Remus
- Nuestro primo solo socializaría contigo, si llevases falda… -- dijo Fred
- … fueses rubia -- agregó George