Después de la estupefacción inicial, Sirius se recuperó con rapidez, mientras que Remus seguía repasando a toda velocidad lo que sabía y lo que acababa de saber.
Si había alguien que entendía lo que era querer mantenerse al margen de su apellido, ese alguien era él, aunque dudaba que tuviesen los motivos. Sin embargo, fuese cual fuere la razón del chico, él la respetaría lo mismo.
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Esa noche mientras Hermione atendía a Lyra, Remus se había quedado en la Biblioteca aun pensando en lo que acababan de decirle. Había tenido poco trato con el que creía era el padre de Jason, pero ciertamente estaba seguro de que ni una sola gota de sangre noble corría por sus venas. Era un hombre educado y trabajador, pero decididamente perteneciente a la clase obrera. Mientras que, a Caroline Davenport, como él la conoció, sí se le notaba la buena cuna, pero siempre pensó que pertenecía a alguna antigua familia venida a menos, jamás se le habría pasado por la cabeza que perteneciese la nobleza escocesa. En cualquier caso, aquello era lo de menos, lo que llamaba poderosamente su atención, era que perteneciera justamente a la única familia que había tenido el valor no solo de volver a Escocia, sino de mantener aquellas tierras.
Glastonbury había sido en la antigüedad casi una isla, ya que se trataba de unas tierras altas rodeadas de una zona pantanosa, y según los datos que se poseían, era la ubicación de Avalon, donde reposaban los restos del rey Arturo. Por supuesto para los muggles esto no era más que cuentos de fantasía, pero para la comunidad mágica, cuya existencia por cierto formaba parte de la “fantasía” de los muggles, estaba perfectamente datado aquel hecho. De modo que Jason no solo era hijo de un mago, sino que las raíces de su madre estaban ligadas a un lugar mágico por excelencia. La tierra de Merlín, Morgana, la reina Mab, y todo aquello que había dado origen a lo que los muggles llamaban con escepticismo “las leyendas artúricas”
El rompecabezas comenzaba a tomar forma. Habría apostado su varita a que Fabián Prewet, cuyo interés por la Historia de la Magia, era por todos conocido, había entrado en contacto con la madre de Jason en alguno de sus viajes de estudio a la zona, pero aún le faltaba una pieza. En cierta forma estaba claro para él, que el innegable poder de Jason “tenía” que estar ligado al origen materno. Pero, por otro lado, si bien era cierto que Caroline procedía de aquel lugar, el cómo ello había influido en el chico sin que ella tuviese ningún poder mágico, era para lo que aún no tenía respuesta.
Sirius por su parte, también se retiró pensando en el asunto. Hasta donde sabía, los Campbell tenían sangre tanto celta como vikinga, de allí el nombre que acompañaba al título, - Somerled, significa “trotamundos de verano,” que era como se conocía a los vikingos -. Sin embargo, Jason tenía y no tenía el aspecto de estos sujetos. Porque por un lado poseía ciertas características de su físico, como la elevada estatura y la complexión física. Pero por el otro, no era rubio ni de ojos azules como solían ser estos, sino que tenía el cabello tan negro como el suyo, y los ojos entre azules y grises, aunque suponía que esto podía deberse a las distintas mezclas que se habían efectuado a través de los siglos, y por su padre, desde luego.
A pesar de todo lo anterior, dudaba mucho que aquello lo afectase tanto como para no querer tener contacto con sus raíces. Entonces pensó que tal vez podía deberse a la oscura historia de su familia. Siendo como habían sido, los primeros pobladores de las tierras altas – Highlands - de Escocia, sus compatriotas daban por hecho que debían defender los derechos de los monarcas escoceses. Sin embargo, los Campbell siempre mostraron su lealtad a la monarquía inglesa y fueron señalados, acusados, perseguidos y muchas veces ejecutados como reos de alta traición. Aún después de la unificación del Reino Unido, muchos escoceses seguían considerando al Duque de Somerled, y por extensión a todos los Campbell, como los mayores traidores a su patria. Y si Sirius sabía todo aquello, era por la sencilla razón de que uno de sus execrados parientes, lo había sido por emparentar con aquella familia. Y no por su supuesta traición, sino por ser muggles.
Pero si había algo más qué saber con respecto a aquello, quedaría para después, porque ya había llegado a su destino, de modo que detuvo sus elucubraciones y se preparó para enfrentar al chico. Al igual que en el caso de Bill, Miles había tenido la intención de despedir al caballero que pedía ver a su señor, pero algo en la actitud de aquel hombre despertó un vago recuerdo en la mente del mayordomo y decidió escucharlo. Por supuesto no podía haber tomado peor decisión, porque Sirius no tuvo ningún reparo en utilizar su considerable poder de convencimiento, y de no haberlo logrado, tampoco lo habría tenido en utilizar la magia. Cuando Miles lo dejó frente a la puerta de la habitación de Jason, Sirius decidió ser generoso.