Sirius y Jason no pararon de molestarse durante todo el día, con lo que Remus llegó a la conclusión que aquel encierro sería muy difícil de soportar con aquel par de descerebrados. Pero lo cierto era que cada uno tenía su forma de sobrellevar la angustia, aunque la de los dos monumentos de arrogancia, fuese tan parecida. Mientras Remus se obligaba a pensar en la seguridad de Lyra, Sirius y Jason se fastidiaban para no pensar, el primero en su hijo y en Harry, y Jason en cómo estaría Hermione.
Ginny les llevó el almuerzo, y a Lyra para que su padre pudiese estar con ella un rato.
Las caras de los tres tenían una expresión muy parecida. Sin embargo, dejaron que la chica continuara.
Después de comer, Remus se entretuvo un rato con la niña, que luego pasó a brazos de Sirius y por último a los de Jason.
Para el final de la tarde, habían tomado una decisión. Jason había ofrecido su casa en Glastonbury, para trasladarse allá con la niña, y aunque en un principio a Remus no le agradó mucho la idea, entre Sirius y el chico lo convencieron. Aparte de que era un refugio mucho más agradable que el sótano, la casa de Jason ofrecía otro par de ventajas. La primera, que nadie sabía que existía, y la segunda, que sería el lugar perfecto para las reuniones de la orden por la misma razón.
Remus pensó que por lo que sabía de aquel lugar, decir que era una casa suficientemente grande, era un eufemismo, porque aquello en realidad era un castillo enorme. Hacia el final de la tarde Remus y Sirius comenzaron a preocuparse, porque al parecer el encierro afectaba a Jason de una manera exagerada, ya que la piel del chico había ido adquiriendo una palidez enfermiza, comenzó a quejarse de necesitar respirar y aseguraba que allí no podía hacerlo.
Poco antes de la hora de la cena, escucharon que se abría de nuevo la puerta de acceso al sótano, y a continuación oyeron unos apresurados pasos. Los tres se pusieron de pie con las varitas en la mano, pero solo se trataba de Bill, aunque traía mala cara, de modo que se prepararon a recibir malas noticias.
Pero en ese momento una ráfaga plateada entró, y se posó ante ellos un dragón que habló con la voz de Charlie.
Las explicaciones las darían después. Los cuatro se apresuraron a salir, Molly y Fleur que tenía a Lyra en brazos los esperaban. Remus tomó a su hija y todos se despidieron rápidamente, pero mientras caminaban hacia la puerta, el patronus de Arthur aterrizó frente a Bill haciendo que éste se detuviera al igual que los demás.
Ni bien se había extinguido la voz del señor Weasley, ellos ya estaban corriendo hacia la salida.
Remus le entregó a la niña y Sirius lo tomó a él por el brazo, unos segundos después estaban girando sobre sí mismos. En cuanto ellos desaparecieron, Bill se volvió hacia Ginny y Charlie.
Bill y Fred apuntaron sus varitas a los guardias, y un segundo antes de desaparecer, los reanimaron.
Entre tanto, Ginny había entrado junto con Charlie y mientras ella subía como una exhalación a su habitación, el pelirrojo se dirigía al salón tomando un libro y sentándose en un sillón. Molly y Fleur seguían en la cocina cuando la puerta fue abierta con violencia.