Al filo de la navaja

Cap. 51 Magos muggles

 

En un moderno edificio ubicado en el centro de la ciudad, se encuentra uno de los despachos de abogados más importantes. Bellamy, Nell & Lokerby. Esa mañana, una secretaria cuyo traje era tan austero que gritaba al mundo su cargo, entró al despacho del señor Bellamy con un sobre que llevaba la inscripción de “Urgente” y como procedía de una firma no menos importante, la mujer se apresuró a entregarlo.

John Bellamy abrió el sobre una vez que la secretaria se retiró, pero después que leyó su contenido, se llevó la mano a la sien. Aquella semana comenzaba mal, porque tener que localizar a un individuo que se esforzaba en ser invisible, ya era malo, pero tener encima que hablar con él, era mucho peor.

Podía recordar a la perfección, la primera vez que había tenido que entrevistarse con aquel personaje. Cuando lo conoció en realidad no le había prestado mayor atención, ya que aún era un jovencito, pero cuando llegó el momento de tratarlo, llegó a desear no haberlo conocido. Y no precisamente por su carácter, que no era mucho peor que el de muchos otros sujetos que hubiese conocido a lo largo de su carrera, sino lo que implicó para su vida.

El día que Jason Prewet Campbell, nuevo Duque de Somerled, se presentó en su oficina, la vida de Bellamy cambió por completo. Para empezar, y aunque no se hacía esperar a un Duque, él se presentó un poco antes de lo pautado, pero se negó a esperar, y para asombro del abogado, su secretaria acostumbrada desde hacía años a lidiar con los más recalcitrantes miembros de la nobleza, incluido el anterior Duque, no pudo ponerle freno.

Si bien era cierto que los mayores ingresos de la firma, los producían sujetos como aquel, también tenían otros clientes y era a uno de aquellos otros, a los que atendía Bellamy en ese momento. Sin embargo, tuvo que darse la mayor de las prisas en despachar el asunto y estar disponible para el señor Duque.

Nada más mirar el atuendo del chico le produjo malestar a Bellamy. Iba vestido con un jean negro, una camisa blanca abierta hasta casi la mitad, una chaqueta de cuero y botas altas, tal parecía que acabase de salir de un concierto de Rock o se estuviese bajando de una Harley, y para rematar el enloquecedor conjunto, llevaba el cabello de un largo indecente. Aquel atuendo era casi un insulto en aquella oficina donde predominaba la austeridad de los trajes de diseño, y definitivamente solo los “niños” como aquel, podían darse el lujo de mostrar tanto desprecio por el buen gusto en el vestir.

No obstante, todo lo anterior, se le dispensó el trato que correspondía a alguien de su importancia, y Bellamy se llevó una sorpresa al comprobar que, a pesar de su insultante atuendo, el chico mostraba unos modales impecables y más que dignos del título del que era poseedor. Los problemas se presentaron después.

  • Señor Bellamy, según me informó mi madre, es usted el encargado de todos los asuntos legales de los Campbell.
  • Así es, milord
  • Le agradecería que suprimiera ese tratamiento.
  • Como usted lo prefiera  --  ya estaba acostumbrado a ciertas excentricidades de aquello sujetos
  • Bien, quiero que me escuche con atención. Soy un individuo sumamente ocupado  --  y al abogado no le resultó difícil imaginar la clase de “ocupaciones”  --  de manera que no tengo tiempo para perderlo en papeleo, ni en informes financieros ni ninguna otra cosa por el estilo 

En cierta forma eso no le extrañaba a Bellamy, ninguno de aquellos chicos habría sido capaz de interpretar correctamente un Balance de Comprobación o un Estado de Ganancias y Pérdidas, ni ningún otro informe Financiero. De manera que enviárselos era un trámite del todo inútil, pero que seguían cumpliendo en apego a las leyes, aunque ellos estuviesen en su yate o en algún casino de Montecarlo gastando el dinero que otros se encargaban de ganar para ellos.

  • Quiero que revise esto cuidadosamente  --  le dijo Jason extendiéndole un documento

Después que Bellamy lo leyó, lo miró con incredulidad. Realmente aquel era el ser más extraño. O bien le importaba muy poco lo que sucediera con sus bienes, o era en exceso confiado, porque le estaba dando un poder absoluto e ilimitado, para actuar en su nombre.

  • ¿Está usted al tanto de lo que se expresa aquí? ¿Quién redactó este documento?  --  quiso saber el abogado
  • Estoy perfectamente al tanto, en cuanto a quién lo redactó, es algo que carece de importancia  --  le contestó  --  Lo importante es si está usted de acuerdo.
  • Mi… mmm… señor, si me permite, según esto usted está…
  • Sé perfectamente lo que estoy haciendo, señor Bellamy  --  lo interrumpió él  --  como le dije, mi madre me informó que es usted el encargado de todos los asuntos legales, y antes de usted lo fue su padre. Me he informado de todos los asuntos que lleva esta firma y la forma como lo hace. Sé desde la fecha en que usted se recibió de abogado, hasta donde pasa usted las vacaciones de verano. De modo que sí, podemos decir que estoy bien informado acerca de a quien estoy confiándole los bienes de la familia.

Bellamy lo miraba boquiabierto, pero no atinó a decir nada, sino que siguió prestando atención.

  • Como le dije, no tengo tiempo para esto, y no, señor Bellamy, no me paso los días en un yate, ni botando el dinero que otros producen en ningún Casino de Montecarlo. Tengo un trabajo real que me gusta y consume todo mi tiempo, y aunque sí sé interpretar estados financieros, me parece una miserable pérdida de tiempo si lo comparo con mi actividad habitual que es salvar vidas. De manera que de ahora en adelante lo hará usted, y no me molestará con ello ¿me he expresado con suficiente claridad?
  • Sí señor  --  asintió el asombrado hombre que aún no entendía cómo…
  • Le queda claro que de ahora en adelante se dedicará única y exclusivamente al cuidado de los bienes, inversiones y negocios de cualquier especie que tenga mi familia, obviando cualquier otra actividad, y por supuesto, sus servicios serán pagados con la cantidad que le parezca conveniente ¿de acuerdo?
  • Sí señor  --  repitió
  • Entonces asumo que está dispuesto a hacerlo  --  no era una pregunta sino una afirmación tajante
  • Sí señor  --  repitió de nuevo como un autómata
  • Bien, si en alguna oportunidad necesita decirme algo verdaderamente urgente, y aunque creo que ese poder cubre todas las eventualidades posibles, póngase en contacto con este sujeto  --  y puso sobre el escritorio una tarjeta, para luego ponerse de pie  --  Si no es por algo de vida o muerte, espero no tener que volver a verlo en un futuro cercano. Que tenga buen día  --  y comenzó a caminar hacia la puerta  --  ¡Ah! señor Bellamy  --  dijo deteniéndose  -- Soy desconfiado por naturaleza, de modo que si hago esto es por comodidad tanto para usted que se ahorra tener que tratar con alguien que le resulta desagradable, como para mí que no puedo perder mi tiempo. Sin embargo, si hace algo mal o que perjudique los intereses de mi familia y yo me entero, y puede estar seguro que me enteraré, puede irle muy mal.



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En el texto hay: fanfic harry potter outcannon, principio y final

Editado: 11.09.2022

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