Ya estaban a mediados de noviembre y Jason, Sirius y Remus seguían su actividad de extracción de personas, pero con mayores precauciones. Después de los desagradables eventos acaecidos con la noticia de que Jason estaba vivo, y según lo que les habían referido Bill y otros miembros de la Orden, las cosas para los Weasley no estaban siendo fáciles.
Por una parte, a Arthur le hacían la vida miserable en el trabajo. Sortilegios Weasley siempre recibía la visita de agentes del CCP, aunque los gemelos se lo tomaban con filosofía y no desaprovechaban ninguna oportunidad para fastidiar a los susodichos.
Fleur no había soportado la presión y había abandonado su trabajo en el Banco, mientras que Bill se mantenía firme, aunque tenía que soportar que invariablemente, alguno de aquellos individuos estuviese pegado a sus talones.
La orden de captura contra Jason se había retirado oficialmente, pero extraoficialmente la orden era capturarlo vivo o muerto. Mientras que, para Remus y Sirius, seguía abierta la orden.
Las tiendas y comercios del Callejón Diagon que aún permanecían abiertas, tenían sus vitrinas empapeladas con afiches de Harry, Ron y Hermione con la leyenda de: “INDESEABLES”
En el colegio las cosas seguían mal, los alumnos sufrían horribles castigos, mientras que los miembros del ED seguían causando trastornos a los Carrow y a Snape, pero hasta la fecha no habían podido atraparlos. Y aunque en voz alta la profesora McGonagall los reprendía, en voz baja aplaudía lo que hacían, y tanto ella como Flitwick y Sprout, hacían hasta lo imposible por encubrirlos cada vez que se hacía necesario.
Hasta la fecha, la mayor parte del tiempo Jason y Sirius trabajaban juntos, porque a pesar de que parecían perros y gatos, hacían un excelente equipo. En algunas ocasiones lo hacía alguno de los dos con Remus, pero habían llegado al tácito acuerdo de no exponer mucho a Remus en beneficio de Lyra. Sin embargo, en la última reunión, les dieron una noticia que no les gustó nada.
Jason se tensó al escuchar aquello, y por la cara y el tono de Kingsley, tuvo la plena certeza de que no iba a gustarle lo que iba a escuchar.
Tal y como había pensado, aquello no le gustaba en lo más mínimo, porque él podía ser muchas cosas, pero tonto no era una de ellas, y Dánaee había dejado perfectamente claro sus intenciones de cazarlo a como diese lugar. De modo que tenerla bajo el mismo el techo, no era una perspectiva que le agradase de forma particular. Mientras pensaba todo aquello, sintió la mirada de Sirius, y cuando alzó la suya, se dio cuenta que el muy infeliz tenía una sonrisa burlona que le provocó el deseo de borrársela de un puñetazo. Lo había fastidiado con el asunto de la chica hasta casi provocarle una úlcera, y suponía que ahora sería mucho peor. Sin embargo, se obligó a dejar sus negros pensamientos y prestar atención a lo que decía Kingsley.
Jason casi gimió en voz alta, aquello empeoraba con cada minuto. No obstante, fue Sirius quien habló.
El saldo negativo de Sirius en las cuentas de Jason, mejoró notablemente con aquel comentario.
Jason habría pagado una gran cantidad de galeones, solo por ver lo que ahora estaba viendo de gratis. La cara de Sirius no podía reflejar un horror mayor, por lo que a pesar de que en principio estaba totalmente de acuerdo con él, no pudo evitar sentir un maligno placer al ver que lo estaba pasando tan mal.