Llegó el mes de diciembre y con él las nuevas habitantes de Inverness. Jason había dado órdenes a Miles de prepararles las habitaciones, y muy específicamente que estuviesen tan alejadas de la suya como fuese posible. El día que llegaron, fue Sirius quien se encargó de darles la bienvenida, porque el dueño de casa se encerró en el estudio y no consideró oportuno dejarse ver hasta el día siguiente.
Unos días después de su llegada, Jason desayunaba cuando Dánaee entró al comedor. Casi de manera inmediata, Jason se excusó y se marchó. La chica lo miró marchar con frustración, aquel individuo estaba resultando realmente difícil, pero ella no estaba dispuesta a darse por vencida.
Grace por su parte, al parecer había decidido darle uso a su sentido del habla, y sostenía memorables batallas verbales con Sirius. Mientras él más se empeñaba en fastidiarla, más se empeñaba ella en insultarlo.
Remus asistía a todo este espectáculo con un suspiro resignado, y la mayor parte de las veces, se encerraba en su habitación con Lyra cuando Jason no se le había adelantado llevándose a la niña con él.
A mediados de diciembre Jason enfermó, al parecer había pescado un resfriado y un día se sintió tan mal que decidió no salir de su habitación. Dánaee vio su oportunidad en aquella eventualidad, pero cuando intentó ir a verlo, se encontró con que Miles le impedía la entrada.
La chica consideró por un momento deshacerse de aquel molesto individuo, sabía perfectamente que era muggle y no habría representado mayor inconveniente, pero finalmente decidió que, si bien al mayordomo podría manejarlo, no le resultaría tan fácil con Jason y probablemente lo que conseguiría sería irritarlo más de lo habitual.
Ese mismo día, Kingsley se presentó en Inverness, tenían un trabajo urgente qué hacer, pero se encontró con que Jason no estaba en condiciones y en un par de días habría luna llena, por lo que Remus tampoco lo estaba.
La furia de Sirius rebasó todos los límites.
Finalmente tuvo que acceder, y para buena fortuna de todos, el asunto salió bien y sin mayores contratiempos.
Entre tanto en las afueras Tinworth, en Shell Cottage, la casa de Bill y Fleur, habían recibido un inesperado visitante. Cuando Bill vio llegar a Ron se alarmó mucho, especialmente por el aspecto que tenía su hermano. Bill pensó mil cosas en el lapso de unos cuantos segundos, pero siendo como era, ecuánime y paciente, hizo pasar a Ron y después de pedirle a Fleur que trajera algo caliente, se sentaron y esperó a que el chico estuviese en condiciones de hablar, y eso no fue posible hasta después de haberse bebido un par de tazas de té muy fuerte.
Bill y Fleur se miraron y ninguna de las imágenes que llegaron a sus mentes, se correspondían con lo que él acababa de decir.
Ron cerró los ojos y comenzó a narrar los hechos, desde el momento en el que había salido de la tienda dejando a sus amigos e ignorando los gritos de súplica de Hermione. En ese momento no tenía idea de lo que le había sucedido, pero apenas salió de la protección de los hechizos que los mantenían ocultos, quiso volver, pero no le fue posible. Esperó hasta que amaneció, pero fue inútil y sin duda tenía pocas posibilidades de seguirlos, porque seguramente se habían desaparecido cubiertos por la capa. De modo que sin saber qué hacer, se desapareció de allí y apareció para su mala suerte, entre un grupo de snatchers.
En ese momento Ron les estaba diciendo que le costó un poco deshacerse de ellos, y luego no sabiendo a dónde ir y sintiéndose miserable, decidió venir aquí. Ni por un momento pensó en ir a La Madriguera, no se veía capaz de enfrentar las miradas acusadoras de los gemelos, y aunque su madre nunca estuvo de acuerdo con aquel asunto, sin duda tampoco aprobaría su conducta como no lo hacía él mismo, y la cara de decepción de su padre sería como una bofetada. Eso, sin contar con la muy probable reacción de Ginny, que como mínimo le lanzaría cuanta maldición pudiese recordar, y aunque se lo tenía merecido, no quería causarle la angustia a su hermana de saber que ahora estaban Harry y Hermione solos enfrentándose a quién sabía qué.