Bill se había quedado muy preocupado porque Ron se había marchado, y dudaba mucho que tuviese alguna oportunidad de encontrar a Harry y a Hermione si las cosas eran como le había dicho. Pero por lo pronto no les quedaba más remedio que esperar y seguir adelante.
Un día a mediados de febrero, estaba a punto de irse al trabajo cuando le llegó un mensaje urgente de Kingsley.
Bill y Fleur se miraron y se preguntaron qué nueva desgracia les esperaba, pero no se entretuvo y marchó de inmediato.
Ella lo hizo pasar sin decir nada, y para su sorpresa lo condujo al sótano. Sin embargo, si antes estaba sorprendido, ahora lo estuvo más. Allí se encontraba Ted, el padre de Tonks.
Por visitas se referían a los hombres de Turel que cada tanto tiempo, llegaban sin avisar y revisaban toda la casa.
Guardaron unos breves minutos de silencio mientras Bill pensaba. Ninguna de las casas era segura, porque todos estaban vigilados. El tiempo que Ron pasó en su casa, y aunque no se lo dijo, él y Fleur habían reforzado los encantamientos protectores, pero sabían que si aquellos desgraciados decidían ir, eso les serviría de muy poco, y en Shell Cottage no tenían un escondite seguro como el que tenían en La Madriguera, aunque ahora ese tampoco servía, porque a raíz de la aparición de Jason, habían hecho un registro más exhaustivo, y como en aquel momento no estaban utilizando el sótano, no estaba debidamente protegido y lo habían descubierto. Detuvo su incesante ir y venir, y miró a Ted y luego a Tonks.
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Jason estaba tirado en el piso del salón jugando con Lyra. A la fecha la niña andaba por los ocho meses y su inquietud crecía con ella. Ya habían perdido la cuenta de las veces que había tirado y roto todo cuanto se atravesaba en su camino. Intentaba con verdadero ahínco caminar, pero aún no lo había conseguido. Lo que sí había logrado, era decir algunas palabras, pero todo cuanto decía, lo hacía a medias. Por ejemplo, no decía papá, sino pa. Jason se había quedado Jey, y Sirius Si. Aunque con Sirius había una variante, ya que eventualmente los llamaba Guau, por su costumbre de transformarse para divertir a la niña. Con Annie era aún peor, porque solo decía A. Y recientemente los había sorprendido cuando Bill estuvo allí una noche y la niña para variar lo llamó Bi.
Jason como de costumbre, acudió a los libros y buscó todo lo relacionado con el lenguaje de los infantes, y finalmente dijo que no había que preocuparse por aquello, porque con el tiempo la niña comenzaría a hablar correctamente, y que, en todo caso, debían sentirse contentos porque lo estaba haciendo muy pronto. De modo que dejaron de preocuparse por aquello y lo asumieron como otra realidad de la vida, acostumbrándose a ser llamados por las mitades de sus nombres.
En aquel momento Jason estaba reparando un jarrón que la niña acaba de tirar, cuando apareció el patronus de Bill.
De no haber sido preocupante la situación, habrían reído ante la confusión de Lyra al escuchar la voz de Bill, pero en aquel momento se preguntaban quién era el herido. De modo que Jason alzó a Lyra y se la entregó a Miles para que se la llevara a Annie, hizo desaparecer todos los juguetes que estaban esparcidos por el piso y se prepararon a recibir a Bill. Pero el tiempo pasaba y no llegaba, de manera que comenzaron a preocuparse. No solían enviar patronus, ya que no sabían en que situación podían estar los miembros de la Orden.
Pero mientras discutían la conveniencia de hacerlo, otra figura plateada se posó ante ellos.
Todavía no se había desvanecido el patronus, cuando ya ellos estaban corriendo hacia dónde podían desaparecerse.