Cuando Hermione se calmó, subió a la habitación dónde estaban Harry y Ron. Ellos vieron que tenía los ojos enrojecidos, pero nada dijeron. Sabían perfectamente cómo debía estar sintiéndose ella. De modo que soportaron en forma paciente cuando ella comenzó a repasar innecesariamente los detalles del plan. Al igual que sus quejas acerca de tener que utilizar la varita de Bellatrix.
Escucharon cuando Fleur los llamó para que bajaran a cenar, y aunque lo que menos tenían era hambre, decidieron bajar. Pero antes de hacerlo, Hermione los detuvo.
Después que Harry lo pensó un momento, llegó a la conclusión de que Hermione tenía razón, sería injusto marcharse de aquella forma después de la forma como se habían comportado, así como no sería justo someterlos a la preocupación de no saber si volverían o no.
De modo que bajaron a cenar y una vez finalizada la cena, Harry les pidió a Bill y a Fleur hablar con ellos un momento a solas. Luna y Dean se ofrecieron a recoger la mesa, y ellos salieron hacia el salón.
Aunque tanto Bill como Fleur sabían que ocurriría, no dejaron de sorprenderse. Sin embargo, Bill no cometió la necedad de intentar disuadirlos, estaba perfectamente al tanto de que fuera lo que fuere que hacían, aún no había concluido.
Bill entendió la razón de la primera petición, sobre todo en el caso de Hermione, e independientemente de la razón que tuviesen para la segunda, tampoco vio un motivo válido para negarse.
Una vez finalizada la charla, se despidieron. Bill abrazó a su hermano y le pidió que se cuidara, lo mismo que a Hermione y finalmente a Harry.
En el caso de Fleur lloró mucho, pero finalmente los dejó y se marcharon a sus habitaciones. Harry pensó que echaría mucho de menos la comodidad, el calor de hogar y la compañía de sus amigos, pero había llegado la hora de continuar.
Aunque Bill había despertado muy temprano, había cumplido con su palabra y ni siquiera se levantó de la cama hasta que el sol ya entraba a raudales en su habitación.
Después de un silencioso y triste desayuno, ya que una vez que les informaron a los chicos que los demás se habían marchado, Luna había llorado mucho y apenas había probado su comida, Dean le tomó la mano a su amiga.
Bill quería compartir esa esperanza, y pensar que pronto todo terminaría. Recogieron algunas cosas y se dispusieron a marcharse. Bill y Fleur le dieron una última mirada a su hogar, preguntándose cuándo podrían volver y si podrían hacerlo realmente.
Aparecieron en Inverness y eran cerca de las diez de la mañana, de modo que la primera visión que tuvieron los chicos, fue realmente impresionante. El sol bañaba el jardín, y las flores parecían brillar. El tamaño del edificio también los asombró, porque se habían imaginado una casa grande, pero aquel lugar difícilmente podía calificar como casa, y más bien los hizo recordar con nostalgia a Hogwarts.
Miles ya estaba en la puerta cuando llegaron a ella, los saludó con la misma deferencia que de costumbre, y no mostró ningún asombro por los nuevos visitantes.
Se dirigieron hacia allí y tanto Remus como Jason, clavaron sus ojos en Bill al verlo aparecer en compañía de todos. Bill saludó a sus padres, al igual que Fleur y luego presentaron a Dean, porque a Luna ya la conocían. Jason haciendo gala de su extraordinario control, llamó a Miles y le indicó que llevase a Dean a reunirse con su madre y hermanas, y luego miró a Bill. Se excusaron y Bill siguió a su primo y a Remus al estudio.