¿Hay algo más?
Aún confundida y con deseos de volver a empezar cedió, no podía ocultar más que aquel joven la había cautivado y que tal vez en un futuro la deje. El amor es así, uno tiene que seguir su corazón, cada vez que uno sigue a su corazón es el posible y lamentable final para llegar a un final triste. Dicen que los que no arriesgan son cobardes yo lo llamo sentido de supervivencia. Un corazón herido sólo te vuelve más vulnerable. Pero Aghata luchaba contra sí misma que es lo que haría, seguir su corazón o seguir a las tantas ideas y miedos que la mantenían a raya, aunque no podía decir que la soledad y la tristeza fueran preciadas pero sería regresar con una vieja amiga que al parecer nunca la dejaría. Sin darse cuenta ya se encontraba frente a la puerta que llamó una vez "su nuevo hogar". Las palabras se mezclaban un ves más con lágrimas. ¿Acaso se estaba volviendo loca?. No lo sabía pero si que su corazón demandaba amor y solo de ese joven que la tenía agarrada de las manos. El único hombre a quién se entregó y al parecer no cambiaría. Aunque su corazón está vez colapsara no sería pronto y hasta ese entonces estaría preparada.
La decisión era única, se daría la oportunidad con él y ya no le importaría nadie más hasta que la alegría cesará y sólo ese día lloraría como nunca pero apreciaría cada recuerdo como un tesoro.
- Cariño. Llamó a la persona que la dejaba sentada para servirle un té que la calentarla mientras sacaba ropa para ella y él.
- Me llamaste cariño. No sabes cuán enamorado estoy de ti, haría lo que sea porque solo me mires a mí.
- Iván yo te he elegido y siempre te he visto solo a ti pero no juegues conmigo si es que decido darte la oportunidad de abrirte mi corazón. Le miraba a los ojos con una profunda advertencia de lo delicada que era en el fondo.
- Se que no pasamos tanto tiempo como crees pero en verdad te amo. Verás que te haré feliz pero debes permitirme llamarte mía porque solo deseo que seas mía como soy tuyo y solo tuyo, amor mio.
- Voy a entregarte mi corazón Iván, aunque ya era tuyo. Sus ojos se habían secado pero Iván se acercó a ella abrazándola, él lloraría por ella porque se había quedado sin lágrimas. Así fue, Aghata en el lado izquierdo de cuello sentía las tibias lágrimas de quién estaba perdidamente enamorada. No podía verle llorar. Le levantó el rostro y le beso. Un beso que era el inicio de muchos más y de un hermoso final que ella no sabía que pasaría aunque soñaba y oraba porque así sea. Las mañanas se mostraron tranquilas y las noche eran calientes para dos almas que se unían después de un pasado triste vivido. Aunque faltara mucho por contar sobre ello, ellos prefirieron dejar un final con una boda y producto de ese amor oculto dio paso a unos hermosos hijos que les recordaría que uno puede ser feliz aunque su corazón los guíe a un camino que es desconocido y tenebroso lleno de posibles dolores. El final no fue triste esta vez pero las lágrimas no faltaron y las alegrías jamás faltaron. Un rezo, eso fue lo que la hizo tener un vida buena.