Esa rubia escuálida me había dejado con ganas de decirle unas cuantas cosas en la cara, pero para ser sincera prefiero callarme las cosas porque no soy tan mala persona como ella. Tyler al verme llegar se me abalanzó sobre mí dándome un fuerte abrazo y un beso, eso me hizo sentir mejor y aunque estuviera un poco distante con él le agradecía que estuviera ahí conmigo. Fui al vestidor al momento para poder cambiarme, esta noche solo asistiré con James y Tamy a la fiesta, Tyler se queda con los niños en casa para poder estar pendientes de ellos. Al salir de la ducha me puse una lencería negra de encaje, lo había comprado hace un tiempo y ahora tenía la oportunidad de ponérmelo, al ponerme el vestido me sentí como una diosa digna del olimpo, me cogí uno de mis tacones favoritos, en realidad esos tacones me los había regalado Max, pero eso ahora no importa, seguí arreglándome.
— Voy a tener que replantearme seriamente eso de dejarte ir así de guapa —oigo que me dice Tyler apoyado en la puerta.
— Pues vas a tener que fastidiarte —me río.
— Estás preciosa, como siempre. Estoy seguro de que vas a dejar todos alucinados —me coge de la cintura girándome hacia él—. Es una lástima que no pueda acompañarte.
— Gracias y lo sé, pero no pasa nada, me podrás acompañar la próxima vez que haya una fiesta como esta.
— Estoy seguro de que lo haré.
— Y ahora, si me permites, tengo que terminar o si no, no llegaré nunca.
— Vale… —salió del vestidor dejándome terminar.
Me había hecho un peinado suelto con algunas ondas, no me daba tiempo a hacerme un recogido en condiciones, así que no había quedado nada mal, cogí el bolso que había escogido y salí para despedirme de mis hijos, estaban tan monos con sus pijamas nuevos que le había regalado Tamy que me moría de amor.
— Cuando estés llegando a casa mándame un mensaje —dice Tyler.
— Tranquilo, no creo que me quede mucho tiempo. Solo voy a hacer contactos, recuerda —sonrío.
— Está bien —no lo decía muy convencido.
Me estaba esperando un coche en el portal para llevarme directa a la fiesta, me encontraría ahí con James y Tamy, me sentía algo nerviosa por cómo iban a surgir las cosas, sabía que iba a estar la prensa y para ellos Max y yo nos separamos hace tiempo, aunque no sea así, ahora solo me importaba causar buena impresión ante posibles socios y clientes. A un lado de la entrada se podía ver cómo un montón de cámaras hacían fotos, los flases te dejaban ciega y justamente en la entrada había una reportera con su micrófono esperando a entrevistar algunos de los invitados, no podía esquivarla así que me toco hablar con ella.
— Señorita Davis, hacía mucho tiempo que no sabíamos de usted ¿Por qué ha estado tan ausente? ¿Por qué ha vuelto?
— Muchas preguntas al mismo tiempo —me puse algo nerviosa y uno de los guardias me ayudo a entrar.
Odiaba a esa mujer, era una mujer que solo hablaba de cotilleos que eran mentira solo para conseguir audiencia, era insoportable.
Cuando entré había varias personas haciendo fotos y no tuve otra opción que tomarme unas cuantas, seguramente que a la mañana siguiente ya estarían las revistas opinando de los atuendos de los invitados, pero tampoco podía dejar a un lado que esta noche me encontraba espectacular. En el gran salón estaban todos los invitados hablando, tomándose una copa de champán y algunos bailando, estuve buscando en dónde se encontraban mi hermano y mi mejor amiga hasta que los vi en un lado hablando y tomándose una copa, Tamy por lo que veía solo un agua con gas.
— ¿Cuándo llegasteis? —pregunté cuando me acerqué a ellos—. Pensé que nos íbamos a encontrar en la entrada.
— Lo siento —me saluda James con un beso en la mejilla—. Tamara tenía que ir al baño y yo aproveche a hablar con algunos conocidos.
— Sí, lo siento ¿Has podido esquivar a esa zorra? —refiriéndose a la reportera.
— No, pero no conteste a ninguna de sus estúpidas preguntas.
— Esa es mi chica —me guiña el ojo—. Por cierto, estás increíble, parece hecho para ti.
— ¿Verdad que sí? Estábamos destinados.
Tome una copa de champán y avanzamos para hablar con algunas personas que yo no conocía, aprovechaba para hablar de mi empresa y del gran trabajo que hacemos, básicamente lo que estaba haciendo es vender de la mejor manera, quería impresionar. Inconscientemente, no dejaba de mirar de un lado a otro cómo si estuviera buscando o esperando a alguien, pensé que iba a venir Max, que en algún momento se aparecería, pero no fue así, hace una hora que había comenzado la fiesta y aquí no estaba.
— ¿Buscas a alguien? —me pregunta Tamy con el ceño fruncido y sonriendo.
— No, ¿Por qué?
— Pues lo parece —me sigue mirando igual.
— Solo estoy observando si me ha quedado alguna persona por hablar de la empresa, nada más.
— Claro… y por casualidad ¿No estarás esperando a un hombre llamado Maxwell? —la miré con los ojos bien abiertos.
— Shh… no digas su nombre ni por asomo.
— Venga, sabes perfectamente que es a él quién esperas.
— Tamy, sabes bien que tengo que hacer esto o si no, no sabré nunca que es lo que pretende.
— Adelante, cielo, tú sabrás qué haces.
— Oh, venga ya —me marché a otra parte, tenía que coger aire fresco.
Me había llevado una copa en la terraza, hoy había luna llena y el jardín se veía iluminado por ella, me agradaba estar sola cuando tenía un caos en mi mente, pero eso se iba a acabar.