*Tyler*
Llevaba días sin hablar con Emma, ni siquiera quiere verme o hablar conmigo, estoy algo desesperado por no poder tener contacto con ella, pero no puedo dejar de pensar en lo mal que ella también lo debe de estar pasando. Ahora la familia no estaba pasando por un buen momento y cabe decir que mi presencia con Sofía no facilitaba las cosas. Hoy había quedado con Sofía, estaba como loca por querer hablar conmigo, admito que he estado algo distante con ella, pero tengo que aclarar mis sentimientos.
— Hola —dice al entrar por la puerta—. Pensaba que no querías volver a verme.
— No digas bobadas —dije echándome el pelo hacía atrás—. He estado… un poco liado la verdad.
— ¿Qué es lo que te ha tenido tan ocupado? —pregunta cruzándose de brazos.
— Es…
— Complicado ¿no? —dice algo decepcionada—. Si quieres me marcho.
— No, enserio, quédate.
— Está bien.
— ¿Qué tal te está yendo por aquí? —quise saber qué es lo que hacía.
— Bueno… he estado mirando algunas galerías y demás —nos sentamos en el sofá.
— Eso es genial —me distraigo un poco.
— Tyler… ¿podemos hablar ya de lo que está pasando? —coloca su mano en mi pierna. Me siento un poco culpable por lo que pasó en el aeropuerto.
— Lo siento… no esperaba que fuera.
— Lo notamos todos.
— Mira es que… ahora están pasando cosas que no sabría cómo explicarte, ni siquiera estoy seguro de que pueda decirte nada.
— Sabes… la verdad es que lo sé todo —levanté la mirada para verla.
— ¿Qué quieres decir?
— Pues que sé quién es ella y su familia —dice medio sonriendo, supongo que mi cara de sorpresa era muy obvia—. Mi padre también es un mafioso, sabe perfectamente con quién me rodeo.
— ¿Quieres decir?
— Qué sé que es complicado, tienes una gran lealtad hacía ellos y eso es bueno, significa que los quieres, pero…
— ¿Pero?
— Eso no quiere decir que no puedas ser sincero conmigo —dice con pena—. Sé que tienen problemas graves con ese hombre, he hablado con mi padre, puede ayudarles.
— No, no quiero que os metáis en esto —me levanto—. Estamos hablando de asesinos.
— ¿Y piensas que no vivo entre ellos? —me mira comprensiva.
— Esto es una locura —me pongo las manos en la cara, todo esto me frustra.
— Nunca me contaste porque te marchaste —dice aun sentada mirándome fijamente.
— ¿De verdad quieres saberlo?
— Por supuesto —dice segura dando palmaditas al sofá para que me siente.
— Pues veras… me marché porque mi ex novia muerta al parecer no estaba tan muerta como pensaba, no sabía por qué ni el cómo, pero cuando la vi… no pude con ello, tenía que marcharme. Megan, es así como se llama o se llamaba no lo sé. Yo quería casarme con ella, formar una familia y ser felices, lo típico que quiere un chico normal, pero parece que cuanto más intento tener una vida normal más me alejo de la realidad. Cuando conocí a Emma ella ya estaba prometida con ese tío, pero yo aun así me moría de ganas de conocerla, saber más de ella, tenerla —miré a Sofía que tenía cara triste, pero aun así con ganas de seguir escuchando—. Sabía que ella estaba enamorada de él, pero yo quería estar con ella más que a nada.
— Entiendo…
— Ahora es distinto, todo se está yendo a la mierda.
— Déjame ayudaros —sujeta mi mano—. Habla con su hermano, estoy segura de que podemos hacer algo.
— No estoy muy seguro.
— Hazlo Ty, solo inténtalo.
— Está bien.
Suena el timbre, no esperaba visita, sobre todo porque nadie que no sea James sabe en dónde me estoy quedando. Me acerqué a la puerta para mirar por la mirilla.
— ¿Quién es? —pregunta Sofía, cuando miré me fijé que eran dos rubias altas que reconocía a la perfección.
— Mis hermanas —reí y luego abrí la puerta.
— ¡Tyler! —dijeron casi tirándome al suelo al abrazarme.
— ¿Qué hacéis aquí chicas? Deberíais de estar en clase.
— No seas aburrido, ¿llevas un mes sin ver a tus hermanas y es lo único que puedes decir? —Caroline se cruza de brazos.
— Eso, ¿Es que no nos has echado de menos?
— Pues claro que sí, venid aquí —las abracé con fuerza—. Habéis crecido unos centímetros, pensé que os quedaríais como los pitufos.
— ¡Oye!
— Hola —me había olvidado de Sofía.