Al final del destino

Capítulo 40

 

*Loren*

Estar junto a Kelian ha sido un sueño, volver a estar con mi primer amor de adolescencia me ha hecho pensar en lo mucho que he perdido el tiempo, me encantaría poder decir que ha sido gracias a él que me siento mucho mejor. Después de la cena nos acostamos, era obvio para que mentir, ese día me preparó el desayuno y me llevó hasta mi casa, una parte de mí pensó que no volvería a hablarme después de haberse acostado conmigo, pero me equivoqué. Estuvo mandándome mensajes y hablando por teléfono casi todo el día, quizás suena algo agobiante, pero me encantaba hablar con él, estuvimos haciendo varios planes para volver a quedar y podría decir que la cosa va en serio. Por otro lado, no he hablado con Emma desde que pasó eso en año nuevo y en cierto modo me siento mal por ella, intenté comunicarme con ella durante el día, pero siempre salía comunicando o no disponible. Ese día volví a quedar con Kelian y llevamos a Lara a una sala recreativa para niños de su edad, me di cuenta de que le encantaban los niños y los dos se llevaban bien.

Estuve recibiendo mensajes de mi madre, diciendo que tenía que verme, que era importante y que necesitaba saber algunas cosas, pero no quería saber nada de ella, me han hecho tanto daño que ahora me da igual lo que les suceda. Cuando por fin pude contactar con Emma, me comentó lo que estaba pasando, todos están en peligro incluida mi hija y yo, había pensado marcharme por un tiempo, hasta que las cosas se calmaran, así que empecé a hacer las maletas. Esta noche va ser era guerra y no quiero verme envuelta en ella, quiero alejarme de toda esa mierda, supongo que por eso mi madre ha estado mandándome mensajes todo el tiempo.

Estaba a punto de salir por la puerta para ir a comprar algunas cosas cuando veo que alguien llama a la puerta, uno de los hombres de Max se acercó para asegurarse de quién era.

 

—     Es su amigo, señora —me asegura.

—     Que susto —conteste con la mano en el pecho—. Déjale pasar.

—     Sí, señora.

 

Cuando abrió la puerta Kelian llevaba una rosa en la mano y un oso de peluche para Lara.

 

—     ¿Ibas a salir? —me pregunta.

—     Sí, siento mucho no haberte avisado antes, sé que habíamos quedado, pero no puedo…

—     ¿Ocurre algo? —su expresión cambió de calmado a preocupado.

—     Es difícil de explicar, pero tengo que marcharme —miró las maletas que había en el salón.

—     ¿Te marchas?

—     Tengo que irme de la ciudad, no, más bien, me voy del país —digo cogiendo el bolso.

—     Pero, ¿Por qué?

—     Kelian —me paro para mirarle—. Mi hija y yo corremos peligro, si no me voy antes de esta noche podría pasar algo horrible.

—     Ren, me estás preocupando ¿Qué puedo hacer para ayudarte?

—     Lo único que puedes hacer ahora es marcharte, no quiero involucrarte en esto —la nana coge a Lara y yo me pongo el abrigo—. Espero que podamos volver a retomar lo que dejamos ahora.

 

Sé que no se lo ha tomado bien y yo tampoco, ahora que volvemos a estar juntos tener que volver a separarnos… no puedo dejar que le pase nada a mi hija.

 

—     No —Kelian me para antes de salir por la puerta—. No pienso dejarte marchar.

—     ¿Cómo dices? —fruncí el ceño.

—     Ahora que nos hemos vuelto a encontrar no pienso perderte otra vez —baja la cabeza—. Así que me voy con vosotras a dónde quiera que vayas, no me importa si son días, semanas o incluso meses. Estaré a tu lado pase lo que pase.

—     Kelian… ¿Y el centro?

—     No importa, se puede posponer.

—     No puedo dejar que lo hagas —digo con todo el pesar de mi corazón—. Has trabajado muy duro para que ahora apartes algo tan importante como eso, no puedo.

—     Ren, por favor —coge mi mano—. Si te pasase algo… no podría soportarlo, así que no se hable más, iré con vosotras.

—     ¿Estás seguro? No quiero…

—     Totalmente, así que vamos, te acompaño a lo que tengas que hacer y luego iré a mi apartamento a hacer la maleta.

—     Eres un encanto —no pude evitar llorar.

 

 

*Emma*

Cuando hable con Eva por teléfono le pedí que viniera a por mis hijos y a por el hijo de Megan, con ellos estarán seguros y sé que les cuidaran bien, si ellos se quedaran aquí no podría concentrarme, estaría pendiente de que hacen y que dejan de hacer y si quiero ayudar a mi hermano tengo que mantener mi mente libre de entretenimiento.

 

—     ¿Estás segura de lo que vas a hacer? —Eva me pregunta desde la puerta esperando a que salga del baño.

—     Es mi deber, no puedo quedarme encerrada como si fuera una prisionera, eso no es propio de mí.




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