ANGELES
Salí de la habitación de mi hija más desolada que antes de verla, no podía entender cómo Ariel pudo hacerle tanto daño, él había roto la promesa que me hizo cuando acepté quedarme a su lado. Me siento la peor madre del mundo pues creo que preferí vivir ignorando lo que pasaba afuera de mi habitación y es que esta maldita enfermedad me ató de manos y pies; había días en los que no habría los ojos debido a los tratamientos o a los medicamentos y mi hija siempre me decía que estaba bien siempre la vi con una sonrisa. Por tanto tiempo viví engañada por Ariel quién conmigo siempre fue un hombre atento, cariñoso, preocupado por mi salud y siempre esperando que corespondiera su amor.
Fue una sorpresa ver al señor Ferreti visitando a mi hija y por lo menos tengo el consuelo de que él cuidará de Lorena en caso de que a mí me pase algo. Llegué agitada a la ambulancia donde María ya estaba esperándome.
- ¿esta bien señora Angeles? Ya estaba por ir a buscarla
- Sí solo me agite porque corrí para no causarte dificultades.
-Le agradezco que cumpliera el trato. Nosotros acabamos de llegar, ahora recuestese y comience a respirar despacio, su corazón se encuentra agitado y eso puede generar sospechas pues se supone que viene de estar en reposo.
- No te preocupes, ahora más que nunca necesito estar bien y esta enfermedad no me ganará la batalla no en este momento ya luego que haga lo que quiera de mi.
- Me gusta escucharla así, pero ahora recuestese y respire despacio.
LLegamos al hospital me realizaron el estudio con total normalidad, gracias a la ayuda del tráfico que me dio tiempo de recuperarme. En la clínica como lo supuse estaba el perro fiel de Ariel, el maldito de Jared quién cínicamente me preguntó por mi salud.
- Suegrita que buena verla mejorada.
- No necesitas ser mentiroso Jared, tú sabes que no me agradas. Más bien dime que deseas.
- Ese cariño me mata señora, pero déjeme decirle que solo cumplo órdenes del señor Soliz, él si se preocupa por su salud y yo solo le debo informar.
- Bueno para eso debes hablar con el médico no conmigo.
- Por supuesto ya lo hice. Así que me despido de usted, solo recordarle que no debe de hablar con Ferreti y no habrá problemas.
- No soy tonta como para que me lo recuerdes.
-Hasta luego suegrita, algo que deba decirle al señor Soliz
No quise hablar pues de mi boca solo saldría desprecio y palabras de odio ya que a mi mente viene la imagen de Lorena.
- Bueno ya que se quedo sin palabras, le diré que le manda saludos.
Una vez que estuve en mi habitación me puse a pensar en la forma de salir de aquí debía volver a mi casa, cuanto antes y poder contactarme con Ferreti, él sabrá que hacer con lo que le daré.
Ya había pasado dos días desde que vi a mi hija y el dolor me consume por dentro, para mi mala suerte mi corazón no piensa ayudarme en lugar de responder empieza a decaer y me cuesta respirar como tiempo atrás, razón por la cual necesito de oxígeno lo cual solo significa que mi estadía en esta clínica se alargará.
Por la tarde luego de intentar comer ya que no me daré por vencida, mi hija me necesita recibí la visita del señor Ferreti, me había olvidado que le dije que viniera.
- Buenas tardes señora, tal como me lo indicó estoy acá para conversar con usted.
- Buenas tardes señor Ferreti. Disculpe que lo reciba en estas condiciones pero a veces la enfermedad te da días buenos y otros no.
-Entiendo, no se preocupe. Me sorprendió verla en el hospital
- Sé porque me dice eso, quizás la última vez que hablamos demostré una actitud reprochable como madre, pues quién en su sano juicio no grita o llora al saber que su hija se encuentra internada y en un coma.
- No sea tan severa con usted seguro tiene sus razones.
-Así es, pero hoy no será el día que pueda saberlas.
-¿por qué darme tantas largas señora? ¿tiene miedo?
- El miedo se fue convirtiendo en mi compañero señor Ferreti asi que ya no causa ese efecto, lo que pasa es que no podemos hablar aquí pues mis visitas son controladas y pronto Ariel se enterará que usted estuvo aquí.
- Soliz está en la cárcel.
- Ariel sí, pero no su perro fiel. Asi que le pido que me dé tiempo para que yo me pueda comunicar con usted. Debo entregarle algunas cosas que en su debido momento servirán a Lorena.
- Me está dejando intrigado señora.
- Lo sé, entienda es por la seguridad de Lorena. Al irse busqué a la enfermera María y déjele su número por favor.
- Está bien, será como usted dice aunque no este de acuerdo. Me retiro buenas tardes.
-Hasta pronto.
Una vez que se fue solté todo el aire que no sabía que estaba reteniendo, espero que todo salga bien y pensando en Lorena cai en un profundo sueño.
ARIEL
Como mi recuperación fue rápida me trasladaron a prisión, claro que debo decir que aquí dentro tengo las mismas comodidades que afuera pues el comandante me debe ciertos favores que si salen a la luz podrían acabar con su carrera. Las cosas se están poniendo a mi favor, Jared pudo cobrar el seguro, pagué mis deudas, Lorena no despierta del coma lo cual favorecerá a provocar su muerte y mi amada Angeles está respondiendo al tratamiento aunque el parte médico de hoy indica que tuvo un bajón por lo cual debe depender del oxigeno. Haré lo que sea para que este bien. Debe estar a mi lado hasta el último día de mi vida. Estaba descansando cuando uno de los policias me indican que tengo visita.
Al llegar a la sala de visita veo que se trata de uno de los hombres que cuidan a Angeles
- Buenas tardes, qué sucede
- Buenas tardes, señor. Lo que pasa es que hoy hace más o menos dos horas el señor Ferreti visitó a la señora Soliz.
- ¿cuánto tiempo estuvo? ¿habló con ella?
- Estuvo quince minutos, lo que informa la enfermera de cabecera es que intentó hablar con ella pero que la señora al estar delicada lo corrió de su habitación.