LORENA
- Eso de estar encerrada no me gusta nada, de paso que estoy sola y por más que intenté ver algún programa o una película no puedo. Alexis está presente a cada rato y lo extraño mucho. Aarón no quiso decirme nada solo paso de tema indicando que él se comunicaría conmigo pues donde estaba no había buena señal, pero creo que es solo una mentira y es Alexis quien no quiere hablar conmigo. A veces soy tan testaruda que digo las cosas sin pensar y me dejo llevar por la rabia del momento. Antes no me importaba las consecuencias pero ahora sí porque no puedo perderlo, no ahora que me di cuenta que es el hombre con el que quiero compartir mi vida. Esta soledad me ayudo de gran manera a darme cuenta de mis sentimientos hacia Alexis e indudablemente estoy enamorada de él y pienso aclarar las cosas así tenga que ir a París a buscarlo y plantarme delante de él hasta que me escuché; pero por lo pronto debo esperar que me llame pues tengo miedo que Jared aparezca y me haga algo. Es horrible vivir con miedo porque ni siquiera puedo ir a visitar a mi madre con quién he hablado a diario y eso alegra un poco mis días porque está mejorando.
De tanto pensar me quedé dormida en el sillón y mi letargo hubiera continuado hasta el día siguiente , pues tengo el sueño pesado. Sin embargo, escuché un sonido muy fuerte proveniente de la puerta principal que me hizo levantar de golpe, así que me puse mis zapatillas y baje sin hacer ruido. Casi al llegar a la puerta volví a escuchar como intentaban romper la cerradura, quién estaba tratando de ingresar no me podía ver pues todo estaba a oscuras , así que sigilosamente subí a la recámara principal en busca de mi celular para llamar a Alexis o Aarón ya que no le tomaría mucho tiempo a quién quiera que sea el poder ingresar y hacerme algo.
Marqué dos veces al número de Alexis y me mandaba al buzón, a este paso ni siquiera podría despedirme. Así que no me quedo que dejarle un mensaje de voz, ojalá lo pueda oir. Inmediatamente me puse a marcar a Aarón pues con los ruidos que escuchaba faltaba poco para romper la cerradura. Una y otra vez y nada, que le pasaba a estos hombres que no estaban cuando más los necesitaba , estaba dándome por vencida cuando al otro lado de la línea se escucho a un Aarón adormilado.
-Bueno, quien quiera que sea no son horas de llamar
- Aarón soy Lorena.
-Lorena ¿estás bien?
-No, estan tratando de entrar al departamento y la verdad estoy muy asustada.
- Maldita sea, ¿dónde estas?
- En la recámara principal, llame a Alexis pero no contesta las llamadas
-No te preocupes , estaré ahí lo más rápido posible. Mientras tanto encierrate en el baño en el compartimiento de la ducha.
-Esta bien apúrate, tengo mucho miedo. Creo que de esta no salgo viva.
-Tranquila nada te pasará, te protegeré.
-Apúrate, Aarón por favor no me dejes morir
- No pienses esas cosas, tranca la puerta de la recámara y escondete donde te dije.
-Lo haré por favor apresúrate.
-Ya voy, aguanta.
ALEXIS
Estos días no tuve el valor de llamar a Aarón para saber de Lorena, necesitaba aclarar mi mente y mis sentimientos pero ya no pude más así que tomaré al toro por los cuernos e iré a confesarle a Lorena mis sentimientos si me acepta entonces será el inicio para ambos sino simplemente cerraremos etapas y yo volveré a mi país.
Sabía que las cosas aún no estaban resueltas en la sede de París pero teniendo a Lorena en mi cabeza no puedo trabajar, necesito ponerle fin a este remolino de sentimientos, así que hice preparar mi regreso de manera inmediata pese a los ruegos de mi asistente. Durante el vuelo para aminorar el trabajo y también para calmar mis nervios me puse a realizar llamadas para dejar al menos una parte de los problemas resueltos, al grado que no me di cuenta que en una llamada se apagó el celular por falta de batería. Ya estabamos llegando así que las llamadas podían esperar a que llegue al departamento, Lorena puso mi mundo al revés y debo de una vez confesarle todo.
Aterrizamos y me tomé el primer taxi rumbo a mi casa pues mi chofer aún no había llegado y algo hacia que me sintiera angustiado, esa opresión en el pecho que no me dejaba respirar y que me decía que algo pasaba, por ello le pedí al conductor que me lleve al departamento de Lorena y que aumente la velocidad argumentando que mi esposa estaba a punto de dar a luz. Gracias a mis ruegos no hubo tráfico que me detuviera.
Llegamos al poco tiempo pero al bajar del taxi mi mundo quedó paralizado había una patrulla de policía y una ambulancia en las puertas del edificio de Lorena y no sé que me pasó que caí de rodillas y me puse a llorar. Lorena ... debo verte una vez más.