Finalmente accedí, mire a Jay el cual tenía la mirada fija en mi con una sonrisa de lado que no pude descifrar si era coqueta o burlona.
- Está bien acepto, pero con una condición.
Amy: ¿Cuál?
- La condición es, que en el momento que yo lo decida me voy a retirar, no quiero estar tanto tiempo involucrada en esto.
Jay: Un año con nosotros, como mínimo. -sonrió con confianza-
- 6 meses.-me crucé de brazos-
Jay: 11 meses.
- 5 meses, sin discusión.
Jay: hagamos esto, ni tú, ni yo. 8 meses que no son ni un año, ni tampoco los 6 meses que pides. -estiro su mano- ¿Trato?
- Mmm....Bueno si no hay otra opción. -Estreche mi mano a la suya-
Me separé finalmente para ir al sofá donde estaba mi mochila, la tomé y solo escuché la voz de Amy.
Amy: antes de regresar a tu casa, necesito hablar contigo un momento.
- Necesito más tiempo, ya pasé demasiado aquí con ustedes y mis padres me pueden regañar. Te veo mañana donde nos conocimos a las... 3, más temprano tengo cosas que hacer.
Amy: está perfecto, nos vemos mañana.
Asentí ligeramente para irme de ahí, reconocí rápidamente la calle para caminar hasta la tienda de regalos cerca de mi casa. Reflexioné por unos minutos recargando me en la pared del lugar, no sabia en qué me había metido, solo sabia que tal vez de esto podría tener una respuesta a todo lo sucedido durante esa noche.
Recordarlo me causaba escalofríos, esas sombras negras recorriendo mi casa quedando a centímetros de mi cuando la luz se encendió, una corriente de nervios me recorrió desde los pies al cuello, el miedo se hizo presente por meterme en situaciones de difícil al momento que mi subconsciente me decía "Solo a ti se te ocurre"
Esa noche en mi recamara tenia las lucecitas color azul prendidas, estaba boca arriba en la orilla de la cama y al voltear me de lado solté un grito, una niña estaba a mi lado, caí de la cama golpeando mi codo; sin embargo rápidamente me levante encontrándome con una cama vacía.
- ¿Vi mal? No, estaba ahí.
Mire bajo la cama, hasta que mi madre entro corriendo preocupada por el grito de miedo que había salido de mi habitación.
Señora de León: ¿Estas bien?, por dios estas pálida... Parece que viste un fantasma - La preocupación se veía en sus ojos y rostro, decidí no preocuparla más diciendo una pequeña mentira acompañada de una risa-
- Claro que no madre, solo me caí de la cama y me golpee el codo, por eso el grito. Ya estoy bien. -Sonreí besando su frente- Ve a descansar, perdóname por el susto, a veces soy muy dramática.
Terminé tranquilizando la, cuando se fue a su habitación me quede pensando un momento analizando, nunca los había visto en mi casa, solía verlos fuera en las calles, tiendas, etc.
Me fui a la cama apagando las luces, cerré los ojos de inmediato tratando de borrar lo que vi, mi mente repetía "Solo fue la imaginación" pero sabia que no era así, la vi, estaba frente a mi, lo único que recordé fueron sus dos trencitas con moños rojos y el vestido rosa con lunares blancos, no parecía sucio. Las horas pasaron hasta las 2 am. Sentí haber dormido bastante y al ver el reloj suspire pesado
- Que fastidio.
Me levante de la cama aun adormilada, me puse las pantuflas bajando a la cocina con los ojos entreabiertos, me serví el agua tomándola normal hasta ver el reflejo de esa niña fuera de la ventana de mi cocina, cerré los ojos abriendo los nuevamente y seguía ahí, sentí un escalofrío pero decidí salir rápidamente al jardín la vi aun de espaldas, no recordaba exactamente la ultima vez en la que había tenido una conversación con uno de ellos.
- ¿Quién eres? - Mi voz tembló cada que me acercaba más, sin evitarlo di un sobresalto cuando se volteó dejando ver su carita y su boca pronuncio-
x: No encuentro a mi mamá ¿Sabes dónde esta?
Su carita triste me hizo sentir un cosquilleo de miedo en el estómago, sin embargo no supe que decir, pregunté su nombre y donde vivía, no lo recordaba y cuando empezó a llorar desapareció de mi vista.
Me quedé confundida sin saber que hacer.
Al otro día cumplí mi palabra, vi a Amy en el lugar donde nos conocimos su se podía decir así. Tomamos un café y ambas nos dimos cuenta que en ede lugar los vivos no eran los únicos.
Amy: Primero quiero que conozcas un poco de mi, me llamo Amanda Dubois, tengo 27 años... Joven lo se, estoy casada desde los 21 con Sebastián solo que fue una boda a escondidas, mía padre lo odiaban porque les golpeó el coche con su camioneta sin pagarles el daño. -Tomo de su café - estoy segura que desde pequeña los ves y yo también, tuve bastantes problemas por eso.
Me llamaban mentirosa, extraña, rara, palabras que me causaron daño e inseguridades terribles. Aunque ahora las escucho y son algo bastante alejado de mis pensamientos, no me hacen daño ni tampoco les tomo importancia.
Es algo que te hace diferente, ¿No crees? -Sonrio mostrando sus dientes y solo asentí-
- Tengo que hablar contigo sobre algo que me pasó anoche... Yo los había visto en la calle, en lugares pero jamás se habían presenciado en mi casa.
Amy: ¿Viste uno anoche?
- En realidad fue una... Una niña pequeña, parecía tener cerca de 7 u 8 años... No me dijo su nombre, pero estaba buscando a su mamá... Dijo que no sabía dónde estaba y no recordaba nada.
Amy: ¿Fue la primera vez que la viste en tu casa?
- Si... Al menos a uno de ellos si.
Amy: ¿A qué te refieres?
- Me mudé hace poco aquí, ¿Recuerdas que dijiste algo sobre no poder ayudarlos?, Debido a no se.
Amy: Si, ¿Qué hay con eso, y con tu mudanza?
- La última noche había algo en mi casa, las luces se apagaron pero con la poca iluminación pude ver sombras... Oscuras que en cuanto la iluminación volvió se esfumaron.
Amy: Algo menciono Jay sobre esto... ¿Te molesta si vamos a mi casa?
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Editado: 17.07.2024