Al otro lado de la pared

Capitulo 3.

Lizzytective.

La llegada de Mía fue la mejor sorpresa del mundo mundial, y mi beca, el mayor logro del cual ahora todos nos sentimos orgullosos. Mis tíos y ella estuvieron a puntito de estallar de la emoción.

Aunque, para serles honesta, la que casi termina explotando soy yo… después de probar cada uno de los manjares que preparó el tío Kiran.

Ya ha pasado una semana desde aquello.

Ahora, en el presente, nos encontramos en la acogedora casa de la señora Stuart, la dulce abuelita de Dean. Con una taza de café en mano y el dulce aroma a pan recién horneado, me relamo los labios. De solo de imaginarme el sabor se me hace agua la boca.

Cuando Mía y yo llegamos aquí con la noticia de que estaré en la ciudad un tiempo gracias a mis estudios, la señora Ana, con mucho amor y a modo de celebración, decidió preparar un delicioso pan dulce.

Y Dean, después de que le rogué como dos horas, decidió unirse a la causa y ayudarnos a buscar un alquiler con las tres “B”: bueno, bonito y barato.

—¿No sería mejor que buscaras en una residencia estudiantil? —pregunta el rubio, con la laptop en las piernas y cara de odiar al mundo. No se lo tomen personal, esa es su faceta diaria.

—O... podrías venir al apartamento donde estoy —sugiere Mía alzando las cejas.

Hago una mueca poco convencida.

—Oh, vamos, linda, no me hagas esa cara. Todavía hay una habitación disponible.

—No lo sé —murmuro, jugueteando con la pulsera en mi muñeca, esa que nos regalamos hace años en el Día de la Amistad. Aunque ahora está un poco más desgastada... ¿cómo no lo había notado antes?

Quizás si no estuviera siempre tan distraída. Ay, estoy divagando otra vez.

—El lugar es bonito, económico y además ya conoces a Vanessa, mi compañera.

Conocerla, que digamos conocerla, no. Pero Mía tiene un concepto bastante distorsionado de lo que es “conocer a alguien”. Se podría decir que es una persona bastante confiada.

—Solo di que sí —farfulla Dean, aburrido. Pongo mis ojos en él con indignación.

—Didi, ¿cuándo será el día que estés de mi parte?

—Cuando dejes de llamarme por ese tonto apodo.

—Oye, ¡yo te puse ese apodo! —exclama la pelirroja en un gritito agudo.

La abuelita Ana camina lentamente hacia nosotros con un plato entre las manos. Me levanto para recibirlo y lo dejo sobre la mesa con cuidado. Ella le acaricia el cabello a Mía con una sonrisa tierna.

—Didi es un apodo adorable —dice con esa voz que te hace querer apapacharla—. A tu tío Ernesto le dicen “Tacita de té”, porque solo tiene una oreja.

Me tapo la boca en un intento de que mi risa no se escuche.

—¿Ves? Hay peores —señala Mía con una sonrisa de superioridad en el rostro.

—Si,si, como sea —murmura Dean, tomando una rebanada de pan. Apenas la toca su rostro se contrae y suelta el pan de golpe. Mía se regocija en su asiento y, con su dedo índice, lo señala antes de soltar una risa burlona tan falsa como un billete con la cara de Popeye.

El se enfurruña como un gato arisco, mientras la señora Ana solo chasquea la lengua con diversión y, así como vino, se va.

Está muy clarito el porque nunca le lleva la contraria. Desde que somos niños siempre ha sido así a ambos les encanta molestarse pero el siempre termina dándole la razón a ella, y tengo dos opciones: o está loquito por sus huesos, o definitivamente Mía le causa miedo. Pero prefiero irme por la primera opción. Que yo recuerde el nunca a tenido una novia o por lo menos no la ha presentado.

Los observo con atención, esperando alguna mirada que me dé un indicio… pero, como siempre, no encuentro nada.

Creo que es muy bueno disimulando, o quizás solo esas películas románticas están arruinando mi cabeza.

De igual manera, lo descubriré.

Modo Lizzytective activado.



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En el texto hay: comedia romantica, drama, amojuvenil

Editado: 06.11.2025

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