Al otro lado de Mendatempum

11. -12

11.
Marck tocó la puerta de la casa de su tía. Esperó que abriese ella, pero no fue así. Una niña, con un suéter de navidad y orejas de reno colocadas en su cabeza, abrió y lo miró de pies a cabeza.
—Lisa—dijo emocionado.
— ¿Tío Marck?—al instante vio la sorpresa en su rostro, entró nuevamente corriendo y gritando—Mamá el tío Marck está aquí.
Ingresó, ya que había dejado la puerta abierta. La sala estaba adornada por un árbol de navidad, varias imágenes puestas en la pared y un papa Noel demasiado gordo parado alado de la chimenea.
—Hijo—escuchó. Él se volteó para mirar quien era, mientras su tía Beckie pasaba de la cocina a la sala—Como estás.
Se saludaron con un beso en la mejilla.
Cada instante que pasaba en aquella casa era como volver a ser un niño, cuando Beckie había servido el desayuno sobre la mesa, Marck preguntó: — ¿Alguien sabe que pasó en la carretera?
Los niños, en total cuatro con edades consecutivas de siete a diez, corrían por la sala y subían las escaleras al segundo piso.
—A que te refieres—dijo su prima Lee.
—Mientras venía, habían policías rodeando una casa que estaba en la carretera Lunthen.
— ¿Casa?—dudó Nick, quien ya la edad le estaba pintando los pelos de blanco—quién se iría a vivir en medio de la carretera.
El gesto de Nick fue fugaz, por un momento parecía confundido pero luego siguió con su sonrisa burlona, aun no entiendo que le vio Lee a este tipejo.
—Sabes, sería mejor que no intervinieras en eso—agregó Fred, esposo de la tía Beckie.
Desde la cocina se oía como Beckie y su segunda hija horneaban las galletas, mientras mi primo, de parte de otras de sus tías ya fallecidas, se preparaba algún tipo de ensalada para, lo que el denominaba, su figura prefecta. Era menor que Marck con veintiocho años, y aun así Marck parecía su hermano pequeño, por lo que hacer ejercicio parecía que le aumentaba unos años de más.
—Y por qué no debería
—No le hagas caso—respondió Sahara a su costado, se había sentado sin que él se diera cuenta, lo cual le dio un sobresalto.
—Por qué ese lugar está maldito.
Al decir eso, miró a los que estaban en la mesa.
—Bueno, Sahara pensé que no vendrías.
—Sí, lo que pasa es que mi esposo decidió quedarse.
Recordó que su prima Sahara sufría de constantes discusiones con su esposo y que la afectada ante todo esto era su hija, Mebi.
— ¿Por cierto, Mebi vino contigo?
—Sí, está arriba con ese aparato.
— ¿Y por qué no la llamas para desayunar?
Sahara miró a Marck con aire de sorpresa, no podía creer que la quería mucho.
—Ve tú si quieres, a mí no me va a hacer caso.
Los platos estaban servidos, un desayuno bastante espectacular. Pavo, chocolate con el típico pan de navidad.
Marck decidió subir para llamarla. El cariño que sentía por ella era único, no podía compararse con algo más. Su sobrina Mebi era especial para él, era como su hija.
Al tocar la puerta de donde estaban durmiendo, la voz de Mebi anunció: —Ya te dije mamá que no bajaré ahora.
Marck ingresó.
—No pensé que me considerabas también como tu madre.
Mebi voltea, echada sobre la cama. Sus ojos azules color del cielo lo miran asombrada. 
— ¡Tío Marck!
Se levanta y corre hacia él con los brazos extendidos, lo abraza y al parecer Mebi empieza a sollozar.
Marck acaricia su pelo mientras apoya su mentón sobre la cabeza de Mebi.
“Esta navidad no podía ser mejor”, pensó Marck mostrando algunas lágrimas cayendo de su rostro.


12.

— ¡Oh mierda, que es eso!—exclamó Merlín desde afuera.
Una forma oscura con alas volaba frente a la ventana del segundo piso. Su cuerpo tenía la forma de una sanguijuela y su cabeza era un puñado de ventosas rojas. 
Richard alzó el arma y disparó en dirección a las ventosas. Las balas atravesaban los pequeños tentáculos sin hacerle daño.
—Pero que es eso.
Desde adentro Billie subió las escaleras con una sensación muy aterradora, no quería ver a su familia destruida. Muerta.
Ingresó al cuarto, y con el hacha en la mano, se asomó por la ventana y la alzó para poder darle en alguna parte del cuerpo de la criatura. De manera sorpresiva, una parte de los tentáculos se cortaron y cayeron al suelo con un líquido amarillo. La criatura emitió un gorgoteo y aulló, pero no como un animal, sino como un ser que era merodeador de los lugares más terribles del mismo infierno,
Agitó las alas y voló hacia el tejado, luego, los aullidos se alejaban del lugar.
Billie se acercó a su esposa, y la abrazó junto a sus hijos, todos lloraron.
Afuera Richard intentaba mirar a lo lejos, el camino que recorrió la criatura.
—No creo que haya ido muy lejos, ¿oíste como gritó de dolor?, demonios que me saquen los oídos si miento, era la cosa más horrible que escuché en mi vida.
—Supongo—respondió su compañero.

Marck, en alguna otra parte, pensó que sería buena idea salir a comer al campo y a pasear, la mayoría acertó y se alistaron para dirigirse fuera del pueblo, y quedarse a un costado de aquella carretera. No tenían en mente que algo malo sucedería, era navidad, un día para festejar.



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En el texto hay: criaturas, muerte, terror

Editado: 09.05.2020

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