Al otro lado de Mendatempum

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Masturbación, esa era la palabra exacta.

Richi, como su hermana solía decirle de cariño a Ricardo, ya había estado en esa etapa y aún seguía en ella, la cuestión era como se dieron cuenta. Pues en el baño encontraron papeles tirados con lo que sería semen.

No querían seguir hablando del asunto, sin embargo Cyntia se encargaría de ello, era muy buena con esos temas, y Bill…el solo era un simple redactor de noticias por páginas web, y a la vez contratado por online. Se encargaba, en la mayoría de los casos, ir a lugares donde su jefe le enviaba por correo y redactar una nota sobre ello. Su forma de trabajar era impecable, no cabía duda de que era bueno en lo que hacía y era bien pagado, sin embargo, también se ocupaba haciendo críticas o reseñas sobre algo que le atraía y lo publicaba en su blog.

Después de eso, todo estaba tranquilo, el dinero no era problema en cualquiera de los casos, había heredado una gran cantidad, mientras que sus otros dos hermanos heredaron la gran empresa constructora de sus padrastros, uno como gerente y la otra como asesora principal.

Había conocido a su esposa cuando estudiaban en la Universidad Mayor de Lunterke, universidad principal de la ciudad, en donde vivieron Billie y sus hermanos luego de que sus padres fueran internados en un centro psiquiátrico. Habían pasado tres años en el orfanato y fueron adoptados por una familia de dinero. Los esposos Lilie y Marlon Vencent, propietarios de la máxima constructora en la ciudad.

 Logró ingresar a la universidad gracias a una beca otorgada por sus logros obtenidos durante sus estudios.

Y allí es cuando conoció a Cyntia, una chica con el cabello mas brillante, con un tono naranja apasionante, y una figura esbelta y bella.

Billi se acercó a ella, un día como cualquiera durante el almuerzo, el vestido de la manera más elegante, como siempre, mientras que ella llevaba puesto el mismo vestido de siempre. La saludó, y ella lo miró atemorizada y ruborizada. Bill la invitó a salir en la tarde, y en ese momento, se enamoraron. Al poco tiempo, ya novios, fueron a la casa de Cyntia. Este era muy humilde, en el campo. Empezó a llover y se formaron charcos de barro, ella aprovechó el momento y lo lanzó mientras que Billi miraba a lo lejos con su paraguas. El llevaba puesto uno de los  trajes costosos que tenía. Se paró fingiendo enojo, arqueó una ceja y veía como ella dejaba de reírse para temblar de miedo. Entonces la agarró de la cintura y la besó.

Se casaron, tuvieron tres retoños y… llegaron a esta incómoda situación.

—Bueno, tu eres la psicóloga—dijo Bill cruzando los brazos—Doctora Cyntia ¿qué debemos hacer ahora?

—No sé, tu eres el hombre, ¿no?—dijo acariciando sus mejillas.

—Si pero estamos en pleno 2018, aparte eso es sexista en todo ámbito, debemos compartir nuestras responsabilidades, somos iguales. —habló Bill, mostrándose sarcástico.

—Ya deja de decir tonterías y ayúdame a botar la basura.

Él accedió riéndose como loco. 2018, en esta época cualquier cosa es aceptada. Papá soy gay, pues que orgullo mi hijo. Se preguntó cómo sería para un heterosexual decir, “Papá, soy hetero”, que ridiculez.

2.

La tarde había pasado con tranquilidad, ya eran las siete de la noche.

La familia completa se sentó en el sofá y sintonizaron un canal, donde ya había empezado “La noche de los cantos”, programa cuya finalidad eran los concursos de cantos. Aquella semana darían un programa especial navideño, con canciones navideñas o también llamados villancicos.

Billie se paró por un momento y se dirigió al baño, luego de eso se miró al espejo y llevaba algo en la frente. Una herida que le sangraba, tomó un poco de algodón del botiquín y lo limpió mientras intentaba recordar cómo se lo había hecho. Luego salió y regreso de nuevo al sofá.

Unos fuegos artificiales se escucharon afuera, Marki empezó a ladrar y se escondió detrás del sofá, era obvio, esos animales son muy propensos a enfermarse por el sonido, sus oídos podían escucharlo todo, y aquellas explosiones eran aún más fuertes.

—Deberías llevarlo dentro—dijo Cyndia—aquí no va a dejar de ladrar y chillar.

—Si pero, adentro tampoco va a dejar de ladrar. —dijo Bill.

—Lo sé, solo lo digo porque le puede hacer mal.

Bill la miró por un momento y la besó, sus hijos los vieron y se taparon los ojos—Papá—rezongaron al unísono.

—Bien—puso manos en sus muslos y se levantó.

Agarró del collar a Marki y lo guio hasta el comedor, ahí la bulla era leve, además que aun así las luces se podían ver por las ventanas.

—Ten—le alcanzó una pelota pequeña de plástico.

Mientras regresaba se paró en el umbral y volvió a observarlo, esta vez Marki estaba tranquilo.

Sus hijos se acercaron y le pidieron ir a la terraza para poder ver los fuegos artificiales. Ellos accedieron y subieron.

Vieron como a lo lejos algunos pirotécnicos se alzaban al cielo y estallaban, aún no era momento para empezar la celebración, sin embargo siempre había personas que se adelantaban para disfrutar.



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En el texto hay: criaturas, muerte, terror

Editado: 09.05.2020

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