3. - 4.

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3.

Ya en la noche, todos se acostaron y Marki se quedó durmiendo en la sala.

Billie volvió a tener otra pesadilla. Sentía como su cuerpo flotaba en algo oscuro, luego recordó lo vivido en su infancia, ese día. Sus hermanos no llegaban y el sonido de las ramas rotas se aproximaban con más rapidez, entonces un perfil oscuro y alto caminaba de forma jorobada, lo hubiera podido dejar si quería, podía escapar pero, aquel ser se convirtió en su madre. La misma ropa que usaba, el pelo despeinado, y su cara demacrada, estaba allí.

—Hijo— rogaba —por qué nos dejaste

—Mamá yo…

—No—esta vez grito con aire molesto—Nos abandonaste maldito bastardo, nos abandonaste.

Su respiración se hizo más dificultosa, su cuerpo en la cama se retorcía con brusquedad.

—Bill—llamó Cyndia—¡Bill!.

Él despertó, miró el techo con la imagen viva de su madre.

—Bill, ¿estás bien?—preguntó mientras acariciaba su pelo.

—Sí, solo fue un mal sueño, nada más.— respondió Bill, sintiendo que su cabeza le daba vueltas.

Marki emitió un ladrido y Bill se sobresaltó.

—Eh, parece que quiere salir afuera para hacer lo suyo—dijo Cyntia acomodándose de nuevo bajo las sábanas.

—Tendré que ir yo, necesito un poco de aire.

Bill se sentó en el extremo de la cama, Marki seguía ladrando y esta vez con más fuerza.

— ¡Ya Marki!— gritó Bill.

Los ladridos continuaron, mostraba que algo le molestaba ya que nunca ha ladrado con tal rabia. Mientras bajaba por las escaleras, se oyó un golpe en la puerta. Bill frenó el paso y arqueó las cejas. La puerta se abrió y todo pasó muy rápido, el perro salió y algo lo atrapó, empezó a emitir quejidos de dolor con ladridos, Bill bajó con más rapidez. Al llegar, ya era demasiado tarde.

Marki estaba en el césped con el vientre partido a la mitad y sangrando, el brillo de sus ojos estaba en dirección a Billie.

Algo estaba allí, alguien.

Regresó a la casa, tomó el teléfono y llamó a la estación policial más cercana.

4.

La estación policial que llamó quedaba casi al finalizar la ciudad de Lunterke. Una operadora atendió su llamado y preguntó.

—Sí, me puede decir su nombre y lo que está sucediendo.

—Emm, mi nombre es Bill, Bill Josh Vincent. Quisiera que viniera una patrulla a la carretera Lunthen.

— ¿A ocurrido un choque?—dijo la mujer en tono calmado.

—No, ehh…vivo en una casa que esta al costado de la carretera. Eh escuchado a alguien fuera de mi casa, y mi perro fue asesinado.

—Muy bien, ¿tiene familia, están con usted?— habló la contestadora.

—Sí, hemos venido aquí solo por navidad. La casa es propiedad de mi padrastro y me la dejo como herencia.

—Tiene alguna forma de como ubicarlo.

—Eh, la casa no tiene una dirección exacta, y solo podría mandarle mi ubicación por GPS.

—Bueno. Mandela al número que le dictaré pero no corte la llamada.

Bill tomó su celular e hizo lo que le ordenó. Se dirigió al patio con el teléfono en la mano y escuchaba que la operadora pedía si alguna patrulla estaba cerca de la salida de la ciudad a la carretera. Una vos respondió que sí, y luego la conversación se hizo lejana.

—Señor Bill, ¿sigue allí?.

Bill vio algo al asomarse por la puerta de vidrio que daba con el patio trasero.

—Ss…sí.

— ¿Que está sucediendo ahora?

—Hay algo frente a mí, tras la puerta del patio trasero.

—Me puede dar su descripción—dijo ahora, de forma seria pero aún tranquila.

—Es alto, más o menos de 3 metros, tiene un cuerpo humanoide, ehh, y es muy oscuro. No puedo ver algo más que eso.

—Bien, ya le di las descripciones a la patrulla que está en camino.

— ¿Cuánto demorarán?

—En diez o quince minutos, dígame ¿qué está haciendo aquella cosa?

Entonces Bill se dio cuenta que ya no había nadie detrás de la puerta.

—Ya se ha ido, desapareció.

—Está bien, traté de…

Y la llamada se cortó en seco. Bill repetía una y otra vez “¿Hola?”, pero la línea estaba cortada por completo. Probó de nuevo marcando, pero no sonaba nada, ni un timbre, ni siquiera algún sonido de interferencia. 

Así que Bill decidió subir arriba y evitar que su familia corriera riesgo. Al menos, hasta que la policía se presentara.