9.
Si en ello se sugiriera una respuesta contundente del por qué habían tantos agentes policiales en la carretera Lunthen, sería mejor. Pero siempre se guardaban gran cosa.
Marck conducía su coche hacia Lunterke, donde se reuniría con su familia a pasar la navidad y noche buena. Llevaba los regalos en los asientos traseros, eran muchos a decir verdad. Y al darse cuenta de lo sucedido no dudó en moderar la marcha y observar.
Había un camión volcado a un costado de una casa vieja y antigua, y luego, el coche patrulla que estaba siendo investigado. Aquel sitio era rodeado por una cinta amarilla en el cual resaltaba en letras negras “Peligro”.
Imaginó que era uno de esos típicos accidentes que pasan cada navidad, en especial esos hombres con panza de cervecero que se ocupan de conducir cargamentos pesados, y en especial en las fiestas de estos días, era cuando ellos aprovechaban al máximo su necesidad de tomar. Era una buena excusa, pero…
Entonces vio que un pequeño bulto yacía en el suelo, sobre un charco de lo que debía ser, sangre.
Una leve corriente de aire le pasó por el rostro, y siguió su marcha, mirando por el retrovisor.
10.
—Merlin—llamó nuevamente Richard, arrodillado y teniendo entre sus brazos el cuerpo de su compañero.
—Ya vio si tiene signos vitales—comentó Billie, aún parado frente a ellos, sentía la necesidad de ignorar eso y buscar a Larry, pero luego supuso que tal vez Larry no estaba.
—Está respirando—dijo mientras miraba los párpados cerrados de Merlin—Está vivo—exclamó intentando nuevamente despertarlo.
Afuera corría un viento que daba señales de tener vida propia, susurraba, como si quisiera dar un mensaje de bienvenida a un extraño lugar, ya no estaban en Lunterke, tal vez ni siquiera estaban en la tierra.
Merlin empezó a parpadear.
Del rostro de Richard empezaron a brotar lágrimas de emoción. Unas aves, pájaros con exactitud, cantaron en las afueras, y luego, de entre el viento y las extrañas formas de vida que habitaban en el lugar, se oyó un disparo.
Los dos oficiales miraron a Bill con un sentimiento extrañado, Merlin se acomodó para sentarse alado de Richard.
— ¿Que está pasando?— preguntó— ¿Qué es este lugar?
—No lo sé—respondió esta vez ya como el Richard de antes—pero que creo que no es bueno.
Nuevamente otro disparo y esta vez el grito de una mujer y los niños.
—Cyndia—susurró Bill saliendo disparado hacia la casa.
—Hey, no vaya—gritó Richard incorporándose del suelo, al igual que Merlin—Vamos, debemos ayudarlo.
—Pero... ¿de qué?.
—No estoy seguro, pero si hubieron disparos, significa que está ocurriendo algo para nada bueno.
Siguieron con la mirada a Bill que llegó a la entrada de aquella casa, e ingresó con hacha en mano.
—Vamos—los dos fueron detrás, con un arma.