Al Ritmo de la Química

CAPÍTULO 16. ¡Sorpresa!

El sábado a la mañana me había ausentado de casa con la excusa de que debería ayudar a Cameron con algo, pero en realidad íbamos a ir hasta el salón, debíamos acomodar todo. En el momento en el que papá había ido al baño sabía que esa era la única oportunidad de salir, le pedí ayuda a Santi para bajar las cosas, eran muchas y todas estaban escondidas en mi habitación. 
Cam nos esperaba en la puerta de casa con el baúl abierto, ni bien aparecí por la puerta de entrada se acercó a ayudarme.
— Me hubieses dicho ayer y guardábamos todo a la tarde, total anoche no volví a usar el auto. — dijo mientras llevaba dos cajas.
— Perdona, no me había dado cuenta.
— Estas perdonada, pero solo porque sos vos. — me dijo, reí y mis mejillas se pusieron un poco rosadas.
Dejamos las cajas y volvimos por las demás, en el camino Cam se cruzó con Santi.
— Hola Santi. 
— Qué onda cuña. — me frene en seco. ¡¿EN SERIO?!. El otro día papá, ahora mi hermano. Cameron rio y noté sus mejillas un poco más rosadas de lo normal. No podía creerlo, era muy lindo.
— Voy a ignorar completamente lo que dijiste y vamos a seguir cargando lo que falta.
Minutos después habíamos terminado, me despedí de mi hermano y subí al auto de Cam.
— Perdona lo de mi hermano, a veces es igual de mandado que mi papá. 
— No pasa nada, tranquila. Aunque no voy a negar que no me molestaría ser su cuñado. — declaró. En ese preciso instante estaba revisando algo en mi celular, se me resbaló y cayó de mis manos directo al piso del auto. Que estúpida que era cuando me ponía nerviosa. Rápidamente lo recogí, lo sacudí y mis mejillas se pusieron rojo tomate, quería salir de allí, ya. Cam encendió la radio y ambos nos perdimos en la música.
Quince minutos más tarde nos encontrábamos en la puerta del salón, mi tía Guillermina ya estaba allí, y lamentablemente no estaba sola, mis primas Tamara y Mia, y mi tía Marcela también estaban allí.
— Creo que tenemos ayudantes. — dijo riendo después de haber visto mi cara. 
— Ni me lo digas. — dije revoleando los ojos.
Bajamos del auto y nos acercamos hacia donde ellas estaban.
— Hola Em, ¿como has estado? — dijo mi tía Marcela acercándose a mi y abrazándose. 
— Hola, tia, todo muy bien. Ustedes? — dije despegándome de su abrazo.
— Muy bien querida. Pero quien es este bello chico. — dijo mi tía prestándole atención a Cameron.
— Ah. — dije de mala gana, la verdad era que prefería no presentarlo, básicamente a mis primas, pero no tenía otra. — él es Cameron, mi amigo. Cam ella es mi tía Marcela y ellas son mis primas...
— Tami. — me interrumpió acercándose a Cameron, obviamente como era de esperar.
— Mía. — empujó a su hermana para poder saludar a Cameron. Necesitaba alejarlo de ahí, ya.
— Bueno... — interrumpí. — hagamos esto rápido, por favor. — dije y todos asintieron.
En dos horas terminamos de decorar todo, el lugar había quedado hermoso, estaba bastante orgullosa de mi, a decir verdad.
Habíamos armado las mesas con la cantidad de personas que iba en cada una, pusimos los manteles, platos, cubiertos y vasos, y el centro de mesa era una pecera con hojas verdes y un par de rosas blancas, además de los globos blancos con papelitos de color dorado, dentro del mismo, todos envueltos en tul de color azul.
Mis primas no había parado de estar atrás de Cameron, "Cam necesitas ayuda con algo", "Oye Cam no llego, ¿me podrías ayudar?", "¿Cam te gusta como queda así?" esas eran algunas de las frases que más decían.
Sabía que no debería de estar celosa porque no éramos nada, pero no lo podía evitar. Además de que conocía muy bien a mis primas, nos habíamos criado juntas toda la vida, por lo que tenía la ficha ya sacada desde hacía años.
Cuando terminamos, nos despedimos y Cameron y yo nos dirigimos hacia su auto.
Me había preguntado varías veces si me pasaba algo, porque me notaba rara, pero le había dicho que no, que estaba bien.
Cam para subirme el humor, aunque le repetía que estaba bien, puso una playlist de Shawn Mendes y ambos terminamos cantando y riendo juntos. Obviamente no dejaba de decirme que cantaba increíble lo cual provocaba que yo me pusiera aún más colorada.
Llegamos a casa, lo saludé, bajé y entré.
Papá estaba terminando de preparar el almuerzo, me preguntó cómo nos había ido y le dije que bien. Santi bajó y los tres nos sentamos a almorzar.

******
Estaba terminándome de arreglar cuando Cameron me mandó un mensaje.
Cameron: ya estoy listo, avísame cuando voy.
Emma: okey, en 15' venite, ya estamos terminando por aquí.
Cameron: 😜
Antes de dejarlo entré en Instagram y actualicé mi inicio. Casi me da algo al ver la primera foto que aparecía. Era Cameron, estaba hermoso. Se sacó una foto en su baño. Se había puesto una camisa blanca y un suéter gris que le quedaba pintado y si mal no veía creo que un jean azul, pero no sabía porque la imagen estaba cortada. Le di like y bloqueé mi celular. 
Terminé de maquillarme, me senté en la cama y me puse mis bucaneras negras, había elegido un vestido negro con mangas cortas. El pelo lo había dejado lacio y me puse una vincha como para darle un toque distinto, me gustaba mucho como quedaba. 
Me había maquillado con los tonos plateado y negro y en los labios me había puesto un rosa muy clarito.
Tomé mi cartera, mi celular y bajé al living. Papá se encontraba en la cocina, cuando escuchó mis pasos se acercó.
— Em, ¿estoy bien así? — dijo mientras caminaba hacia el sillón y se acomodaba la camisa. Me acerqué y le acomodé el cuello que lo tenía mal doblado.
— Estas increíble pa. — le dije y era verdad. El levantó la vista y me sonrió.
— Gracias hija. — me agarró de los costados de los brazos y me dió un beso en la frente. — Tu estas bellísima. Cameron se va a morir de un infarto.
— Basta papá! — lo reté aunque en el fondo reí. 
— Perdón, perdón. No hablo más. — hizo un gesto de que cerraba sus labios con un cierre.
— ¿Me podes sacar una foto? — le pregunté.
— Por supuesto. — dijo y tomó mi celular. Me sacó un par de fotos, elegí la que más me gustó y la subí en Instagram.
Me quedé leyendo los comentarios y viendo las personas que le habían dado me gusta a mi foto hasta que la bocina de un auto sonó.
— Vinieron por nosotros. — dije guardando mi celular. — ¿Estás listo? — le pregunté. 
— Obvio que si. Vamos, no lo hagamos esperar a Cam. — dijo papá con una sonrisa y yo también sonreí. Salimos de casa y papá me dijo que me adelantara, que fuera al auto mientras el cerraba las puertas.
Me dirigí al auto, no quería levantar la vista y encontrarlo mirándome.  
Entré en el asiento de copiloto y cerré la puerta.
— Wow. — dijo. — estás hermosísima. 
— Gracias, vos también estás muy lindo. — Cam iba a contestar pero justo mi papá entró y prefirió callar.
— Hola Cam. 
— Feliz Cumpleaños Cris! 
— Muchas gracias. Bueno, ¿a dónde vamos? — preguntó papá.
— Sorpresa, sorpresa. — le dije riendo y Cameron aceleró. En el camino no dejaba de echarme miradas, lo cual me hacía reír, ningún chico nunca me había mirado así y la verdad era que no me disgustaba, para nada.
Llegamos al salón, cruzamos las miradas con Cameron y ambos sonreímos, él se encargó de avisarle a mi hermano que habíamos llegado y yo me di vuelta y dirigí toda mi atención a papá.
— ¿Listo? — pregunté.
— ¿Es aquí?
— Si, la Tia dijo que es un buen lugar.
— Qué extraño. — dijo. — ella nunca me lo nombró.
— Bueno, a mi si. — dije simplemente y salí del auto. Ambos hicieron los mismos y los tres nos dirigimos al lugar. Golpeé dos veces la puerta y me hice a un lado para que mi papá fuera el primero en entrar. La puerta se abrió, todos gritaron ¡SORPRESA! y los primeros gritos y aplausos comenzaron a sonar. Papá no lo podía creer, cuando entró dirigió su vista hacia mi y a Santi que se encontraba enfrente junto a Gabriela. Ambos nos acercamos y lo abrazamos. 
Ellos eran mi sostén, siempre habían estado para mi y nunca me habían abandonado. Era los mejor que la vida me había dado. Después de eso, familiares, amigos y compañeros de trabajo se acercaron a papá. Fijé mi vista hacia los costados, buscando a Cameron pero no había rastro de él, que raro, pensé.
Una persona se me paró detrás mío y me hizo cosquillas debajo del brazo, me di vuelta sobresaltada, era Simón que venía junto a Lucas y a Nacho, si, también había decidido invitar a Lucas a último momento.
— Qué increíble fiesta Em, te pasaste. — dijo Simón abrazándome.
— Gracias Simón. — respondí su abrazo.
— Hola Em. — Lucas y Nacho se acercaron a saludarme. — Estas hermosa. — me dijo Lucas.
— Gracias Luke. — le sonreí. Los tres se fueron a saludar a mi papá. Una persona se frenó al lado mío, me di vuelta, era Cam.
— ¿Dónde estabas? — pregunté.
— Me había olvidado el regalo de tu papá en el auto, ¿me acompañas a dárselo? — me preguntó cerca del oído.
— Si, claro. — nos acercamos a papá que ya había terminado de saludar a todos y estaba hablando con Santi y Gaby, seguro ya se habían presentado. Papá se dio vuelta y nos vio.
— Cam, Em, ¡vengan! — dijo papá con una sonrisa en su rostro.
— Cris. — dijo Cam. — esto es para vos, espero que te guste.
— Ay Cam, pero no hacía falta. — tomó el regalo y lo abrió, era un IPad nuevo. Me quedé con la boca abierta.
— Emma me comento que tenías que comprarte uno nuevo para el trabajo, así que quise aprovechar. — dijo tímidamente. Era verdad que se lo había dicho hace unas semanas, pero no creí que iba a regalarle eso.
— Emma! — me llamó la atención papá.
— Te juro que no sabía nada. — admití.
— Cris, tranquilo, ella no sabía nada. Me contó y yo decidí comprártela, pero no le había contado nada. 
— Está bien. — aceptó papá. — ¿ya conocen a Gaby? — preguntó.
— Si. — dijimos ambos y papá miró con cara rara.
— ¿Acaso era la única que no la conocía aún? — preguntó.
— Si. — respondimos los cuatro y todos reímos.
— Gracias por esto hija. — dijo papá abrazándome.
— De nada papá, todo lo mejor para vos. Cameron también ayudó mucho llevándome a comprar lo que faltaba. — dije.
— Gracias Cam. 
— De nada Cris. — lo abrazó.
— ¡Guillermina! — papá llamó a su hermana. — Nos podés sacar una foto a los cinco. — Quiero una foto con mi nuera y mi futuro yerno. 
— ¡Papá! — le dije. No iban a parar, no? Todos rieron, y a Cam se le tornaron las mejillas más rosadas.
— Bueno digan a la cuenta de tres CRISSS. — todos reímos.
— uno.
— dos.
— tres.
— CRISS. — Un hermoso momento fue capturado para siempre.
******
La fiesta fue increíble, bailamos todo, reímos, comimos muy rico y todo había salido excelente.
Había bailado con los chicos, mis primas se acercaban siempre que podían al lado de Cameron y él las ignoraba, venía al lado mío o me sacaba a bailar. No podría estar más feliz. Simón se había relacionado un montón con los chicos, estaba muy agradecida con ellos de que lo integraron de nuevo. Santi y Gaby también habían bailado con nosotros. Cada vez me caía mejor esa chica, además de que era hermosa, era divertida y se llevaba increíble con Santi.
Papá estaba muy feliz y no dejaba de agradecerme por todo lo que había preparado.
Lo había visto estar bastante tiempo con una compañera de trabajo, me la había presentado, se llamaba Romina, se notaba que era más joven que él. Era muy bonita, se notaba que era morocha pero tenía el pelo teñido de rubio, era un poco más alta que yo y se vestía muy bien. Llevaba un vestido negro un poco al cuerpo que le sentaba muy bien y unos zapatos aguja del mismo color. 
Estaba muy feliz por el, hacía años que no lo veía con nadie, la última vez había sido cuando tenía 10 años, se llamaba Carolina, era un amor de persona pero lamentablemente mi papá y ella no congeniaban muy bien juntos.
Igualmente él no me había dicho nada sobre esto y no iba a preguntarle, esperaría a que él nos contara.
Luego de que la mayoría se había ido comenzamos a guardar las cosas, los chicos también se habían quedado a ayudar, estaban llevando las cajas que armaba junto a Gaby, al auto de Cameron.
— ¿Cuántas faltan? — preguntó Simón.
— Está es la última. — se la tendí y la agarró.
— Genial.
— ¿Queda algo más? — me preguntó Gaby.
— No, no, terminamos con todo, ya nos podemos ir.
—¿Ya estamos? — preguntó Cameron entrando junto a los chicos.
— Si, si.
— Em tú ve con Cameron, yo llevo a papá a casa. — dijo Santi.
— Está bien. ¿Ustedes como vuelven? — les pregunté a Lucas, Nacho y Simón.
— Simón nos lleva, quédense tranquilos.
— Genial. — los saludé y nos fuimos con Cameron.
En todo el recorrido no hablamos, ni siquiera prendimos la radio.
Cuando llegamos a casa le agradecí por todo lo que había hecho. Ya que no había tenido oportunidad de hacerlo antes, lo saludé y abrí la puerta para salir, cuando sentí que su mano agarraba mi brazo para frenarme.
— Em espera. Solo quería decirte que el viernes que viene vamos a salir. — lo miré desconcertada, no entendía a qué se refería. — ¿Te acuerdas lo de la cita, que vos aceptaste? — Ahí recordé, era la cita con la que me había amenazado, asentí. — Bueno va a ser el viernes, si estas desocupada, obvio.
— Si, no tengo nada que hacer.
— Genial, te pasaré a buscar a eso de las 6, ¿te parece bien? — volví a asentir.
— ¿Se puede saber a dónde iremos? — pregunté.
— No, es una sorpresa. — me guiñó el ojo y sonrió. 
— Nos vemos rubia.
— Adiós Cam. — Salí el auto y me dirigí a casa, estaba todo oscuro, así que supuse que papá debería de estar en su habitación. Me asomé y allí estaba completamente dormido, me dio mucha ternura.
Regresé a mi habitación, me cambié, me desmaquillé y me acosté en mi cama. Ya había sido suficiente por hoy.
 




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