Al Ritmo de la Química

CAPÍTULO 19. El secreto de Cam

El sonido de la alarma me despertó, había decido ponerla porque sabía que era capaz de llegar a quedarme dormida, me levanté, tomé mi celular, eran las cinco de la tarde, me dirigí al baño, diez minutos después y ya bañada volví a mi habitación y fui al placard para ver que iba a ponerme. La verdad era que no lo sabía, siempre me vestía acorde a donde iba, pero esta vez no tenía ni la menor idea de donde iríamos. 
Decidí mandarle un mensaje para volver a preguntarle, aunque sabía que no me iba a decir.
Emma: Cam, a dónde vamos a ir? porque necesito saber qué ponerme
Cameron: Puedes ponerte lo que quieras, con todo te ves hermosa😉
Emma: gracias, me ayudaste demasiado🙄
Cameron: de nada😜
Indignada me dirigí de nuevo el placard, me puse un buzo amarillo pastel, unos jeans azul claro con roturas y unas zapatillas blancas.
Fui al mueble donde tenía mi maquillaje, solamente me aplique rimmel, corrector, polvo, un poco de rubor y por último un labial rosa claro.
Cuando ya estaba lista recibí otro mensaje de Cameron.
Cameron: estoy por llegar a casa, si ya estás lista venite porque me atrasé en el entrenamiento. Me baño y vamos
Emma: Okey
Desde el empate del último partido, el entrenador les había exigido que debían entrenar todos los viernes, aunque cada viernes anterior a un partido debían hacerlo unas horas más.
Guardé mi celular en el bolsillo, bajé a la cocina, tomé mis llaves y salí de casa. Había refrescado y en el cielo un montón de nubes comenzaron a asomarse, parecía que se estaba por venir una tormenta. Aceleré el paso para que no me agarrara la lluvia y 5 minutos después me encontraba en la puerta de su casa, el auto de Cameron ya estaba allí, tomé mi celular y le mandé un mensaje pero no respondió.
De pronto una señora salió de la casa de Cameron, seguramente era su mamá, tenía bastantes años menos que papá, su cabello era castaño al igual que el de Cameron, vestía una camisa verde oscura, unos pantalones blancos, unos zapatos color rosa pálido que hacía juego con su cartera y llevaba gafas de sol. Era hermosa y la realidad era que vestía muy bien.
De repente como se sintiese mi presencia, se dio vuelta y me vio. Comenzó acercarse hacia mí y se quitó sus gafas.
— Hola, ¿buscabas a alguien? — me preguntó.
— Hola si, a Cameron, me llamo Emma. — dije.
— ¿Emma? — pareció sorprendida, pero luego me sonrió. — Cam me ha hablado mucho de ti, por fin puedo conocerte. — dijo y me quedé helada. Un momento, ¿Cam le había hablado de mí? Era la primera vez que un chico le hablaba de mí a su madre. Eso me emocionaba, no les iba mentir, aunque un poco me aterraba.
— ¿En serio? Wow, no sabía. — reí avergonzada y era verdad lo que decía.
— Si. — rio. — perdona, no me presente. Soy Natalia, la mamá de Cameron, aunque eso creo que ya lo sabes. — ambas reímos. — Ven, pasa, Cameron recién llegó del entrenamiento, seguro se debe estar bañando. — la seguí adentro de su casa, era la primera vez que estaba allí, nunca antes había ido. 
Era una casa muy linda y bastante amplia, mucho más que la nuestra. Subimos hasta el primer piso y nos dirigimos a una de las últimas habitaciones que había en el pasillo, en la puerta de al lado se escuchaba la ducha encendida. — Aquí es. — dijo abriendo la puerta de una de las habitaciones. — Espéralo acá, no hay problema. 
— Gracias. — dije.
— Iré a buscar a los más pequeños que están en la casa de sus abuelos, ya vuelvo.
—  Okey. — Dije y se marchó cerrando la puerta de la habitación.
No tenía idea que Cameron tuviera hermanos, igualmente, nunca le había preguntado siquiera.
Me di vuelta y comencé a inspeccionar su habitación, era bastante grande, tenía una cama de dos plazas, un escritorio con una computadora y un placard lleno de ropa. Tenía un gran ventanal que daba el parque de su casa, había una piscina y un quincho para poder hacer asados.
Cuando me dirigí a la cama para sentarme, un instrumento de cuerda apoyado en la misma captó mi atención. Era una hermosa guitarra española color madera, siempre me hubiese gustado saber tocarla, me encantaba. Me senté y la tome en mis brazos, se sentía tan bien que comencé a tocar algunas cuerdas aunque nada salió de eso y me hizo reír, seguí intentando hasta que la puerta de la habitación se abrió y me frené en seco, por un momento me había olvidado completamente de donde estaba. 
Cameron apareció por la puerta con solamente una toalla cubriendo sus partes íntimas, me reí con nerviosismo y estaba segura de que mis mejillas se tornaron un poco más rosadas, aunque él estaba más serio de lo normal, no se había esperado encontrarme allí, en su habitación. Su vista se dirigía solamente a la guitarra que tenía en mis brazos, algo me estaba ocultando y ya iba a averiguar de que se trataba, aunque por ahora no.
— Hola, perdón, creo que no debería de estar aquí. — dije dejando la guitarra a un costado y levantándome.
— No, tranquila, quédate. — dijo mientras se acerca a su placard, un poco más tranquilo.
— Pero... tienes que... — dije pero me interrumpió.
— Solo date la vuelta, salvo que... — comenzó pero lo frené.
— No no no. — dije dándome vuelta y comencé a oír algunas risas provenientes de él.
— Te avisaré cuando puedas volver a darte vuelta. 
— Está bien. — la realidad era que si quería darme vuelta, pero sería muy poco propio de mi, por lo que utilicé de todo mi autocontrol y no lo hice. Unos minutos después habló.
— Listo. — me volví a acomodar en la cama y él se dirigió hacia donde estaba yo para poder ponerse las zapatillas. Corrió la guitarra y se sentó, por un momento, lo recordé.
— ¿Es tuya? 
— ¿Que cosa? — preguntó.
— La guitarra. — se frenó en seco, pensó unos momentos antes de responder, aunque no entendí bien porque.
— Si. — contestó algo cortante.
— ¿Y la tocas? — pregunté. 
— Se puede saber por qué tantas preguntas... — dijo.
— ¡Respóndeme! — le dije empujándolo y ambos comenzamos a reír.
— Okey. Lo siento, si, si la toco. Así... — y literalmente tocó la guitarra con un dedo y rio de nuevo.
— Tonto, hablo en serio. — lo volví a empujar. — ¿Por qué nunca lo dijiste? 
— Porque nadie lo sabe, salvo mi familia y ahora tu. — dijo simplemente, terminando de atarse los cordones. — Así que más te vale que no digas nada.
— Labios sellados. — dije mientras los cerraba imaginariamente. —¿Y hace cuánto que lo haces? 
— En serio, deja de hacer tantas preguntas, ¿ese cierre que usaste recién no sirve para que dejes de hablar? — preguntó y me avergoncé, bajé la cabeza y solo dije...
— Lo siento.
— Era broma. — vio que seguía sintiéndome mal. — Emma escucha — me tomó de mi rostro para que lo mirara — no me molesta que me preguntes, solo estaba haciéndote incomodar a propósito. Lo hago desde toda mi vida, mi abuelo fue quien me empezó a enseñar desde muy pequeño.
— ¿Y podrías tocar algo? — pregunté.
— Emma... — comenzó a decir.
— Por favor — comencé a hacer la carita del gato de Shrek, aunque me salió pésimo y Cam se rio. — tu me escuchaste, no vale.
— Si, pero vos estabas cantando en un espacio público, yo no te lo pedí. — me hice la enojada y él rio. — Está bien, solo lo haré porque eres tú, pero... — pensó unos segundos. — con una condición.
— ¿Cual? — pregunté aunque sabía que no iba a ser buena.
— Que cantes conmigo. 
— Ni loca. — respondí.
— Somos nosotros dos, no hay nadie más. — dijo y finalmente acepté.
— Está bien. — me sonrió y yo a él. Tomó su guitarra y comenzó a probarla. — ¿Cuál hacemos? — pregunté, él pensó y una sonrisa pícara apareció en su rostro.
— Déjamelo a mi. 
— Pero y si no la sé. No es justo.
— Estoy 100% seguro de que la sabes y si no es tu favorita pega en el palo. Confía en mi, ¿si? — dijo
— Está bien, confiaré en ti.
— Empezaré cantando yo y te dire cuando vas tú, ¿okey? — dijo y asentí.
Los primeros acordes de "Imagination" de Shawn Mendes comenzaron a sonar, no podía creerlo, si era una de mis canciones favoritas.
Oh, there she goes again every morning is the same. You walk on by my house. I wanna call out your name. I wanna tell you how beautiful you are from where I'm standing. You got me thinking what we could because. — comencé a notar que a pesar de que así era la letra de la canción, sonaba como si Cameron me estuviera dedicando cada una de las palabras que contenía la letra, nunca habían hecho algo así por mi y estaba por morir, podía asegurárselos. — I keep craving, craving. You don't know it, but it's true. Can't get my mouth to say the words they wanna say to you. This is typical of love. Can't wait anymore won't wait I need to tell you how I feel when I see us together forever... — el tiempo se había congelado como si nosotros dos estuviéramos en este mundo solos y ya nada más importara. Cameron me hizo seña de que me tocaba cantar a mi y eso hice.
In my dreams, you're with me. We'll be everything I want us to be. And from there, who knows? Maybe this will be the night that we kiss for the first time or is that just me and my imagination?... — de repente Cameron dejó de tocar, ambos nos quedamos mirando fijamente sin apartar la vista de ninguno. 
Mi corazón comenzó a acelerarse alocadamente, ninguna de las otras oportunidades había sentido algo parecido, esto era completamente nuevo y un poco me aterraba. 
Cameron sin apartar la vista de mi, dejó su guitarra al lado de él, comenzó a acercarse aún más, noté lo que quería hacer y no quería que se arrepintiera en ningún momento porque yo también quería que lo hiciera. Me acarició la mejilla con su mano y un mechón rebelde que tenía lo depositó detrás de mi oreja. 
Me tomó por ambos lados de la cara y poco a poco comenzó a acercar nuestros labios hasta rozarse, las descargas eléctricas que se produjeron me hicieron temblar del miedo, esto nunca lo había vivido con ningún chico. 
De la nada dejó de hacerlo, no entendía que pasaba, que había hecho mal, deseaba esto al igual que él. Cam esbozó una sonrisa, de esas que hacía que mi cuerpo se muriera de a poco por dentro y ahí me di cuenta que había sido imaginación mía, no se iba a detener, segundos después...su boca estaba sobre la mía. 
Esa noche nos besamos por primera vez y no había sido mi imaginación.
 




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