Al Ritmo de la Química

CAPÍTULO 20. Primera cita, no tan fallida

Miles de mariposas revoloteaban dentro de mi, el beso comenzó siendo dulce, pero a medida que los segundos pasaban se iba intensificando aún más, como si ambos hubiéramos necesitado esto desde hacía un largo tiempo, desde la primera vez que nos conocimos. Nunca se había sentido tan bien besar a alguien.
Este, había sido el mejor beso de mi vida.
Cuando nos separamos no podíamos parar de sonreír y mis mejillas estaban que ardían , necesitaba calmarme. 
La ayuda no tardó en llegar, de repente la mamá de Cameron entro en la habitación, haciéndonos pegar un gran salto del susto.
— Cameron, te estaba llamando. — le dijo. 
— Perdona, ma. No te escuché.
— Me di cuenta. — dijo sin dejar de mirarnos a ambos, no sabía dónde meterme, estaba por morir de la vergüenza.
— Por favor baja y ven a guardar tu auto que no para de diluviar y está pronosticado que caigan piedras.
— ¡¿Está lloviendo?! — preguntó Cameron y nos miramos desconcertados. Corrí la cortina del ventanal y era cierto, estaba diluviando. — Pero... íbamos a salir 
— Lo lamento, pero habrá cambio de planes, se tendrán que quedar acá, esta muy peligroso salir. 
— Está bien. — dije. — No hay problema.
— Okey, nos quedaremos y Emma se queda a comer ma. — me miró Cameron y luego de dirigió a su madre.
— Genial. — dijo Nati. — Ahora acompáñame Cam.
— Ahora vuelvo. — me dijo depositando un beso en mi mejilla. Ambos se fueron por la puerta y me dejaron sola, obviamente pensando. 
No podía creer todo lo que acababa de pasar, Cameron tocaba la guitarra y solo su familia y yo lo sabíamos, me había dedicado una canción y me besado, a mi, el chico más lindo del colegio me había besado a mi. Estaba en un gran estado de shock y debía sumarle que estaba a punto de cenar con la familia de Cameron, por primera vez, creo que hoy declararía el día de mi muerte.
Aunque no íbamos a tener nuestra verdadera cita, estaba a gusto de estar con Cameron en su casa. En ese momento recordé que le tenía que avisar a papá que iba a estar aquí y que después volvería, para que no se preocupara.
Justo cuando terminé de enviar el mensaje a papá, Cameron apareció por la puerta. 
— Hola rubia. — dijo abalanzándose encima de mi y depositando un beso en mis labios, un escalofrío recorrió mi cuerpo, no estaba para nada acostumbrada a esto. — ¿Me extrañaste? — preguntó.
— Mmm, tal vez si, tal vez no, ¿quién sabe? — lo hice a propósito, si lo había extrañado, aunque hubieran sido solo 5 minutos. 
— ¿Cómo es eso? — dijo y comenzó a hacerme cosquillas, creo que era la persona con más cosquillas en el mundo.
— ¡Basta!... ¡Cam!...¡para! — no podía parar de reír y ya me había comenzado a faltar el aire.
— Di lo que en verdad sientes y te dejare libre. — dijo y lo tuve que hacer, sino iba a morir en serio.
— Te extrañe.. — lo admití pero no dejaba de hacerme cosquillas.
— ¿Cómo? — preguntó de nuevo, lo estaba haciendo a propósito y lo sabía.
— Te extrañé Cameron Thompson. — por fin dejó de hacerme cosquillas y pude respirar. 
— Así está mejor. — dijo dándome un beso en la frente. — Bueno, ¿que quieres hacer?
— Voy a ir a ayudar a tu mamá.
— Que aburrida que eres. — dijo tirándose en la cama. — quédate conmigo acá. — señaló un espacio al lado suyo.
— No soy aburrida, solo quiero dar una buena impresión y no quedar como esas que se sientan y esperan a que les sirvan todo.
— Está bien, ve. 
— Gracias. — dije dándole un beso en la mejilla y saliendo de la habitación. Bajé las escaleras y me dirigí a una habitación que tenía la luz encendida, era la cocina.
Cuando entré Nati se encontraba cocinando y bailando, había puesto música. 
La cocina era hermosa, tenía un montón de electrodomésticos de todo tipo y una isla se encontraba en el medio. Dos intrusos se estaban sentados en la misma. Una hermosa niña que ayudaba a su mamá cocinando y un precioso bebé, que ni bien me vio comenzó a reír. 
Nati se dio vuelta, me vio y me sonrió. 
— Hola Em, pasa. — me hizo seña mientras terminaba de cortar el puerro. 
— No quería molestar, pero quería saber si podía ayudar en algo. — dije.
— No hace falta querida, te hubieras quedado arriba, acá está todo controlado, por ahora. — dijo y rio.
— Ma ¿quién es ella? — habló la pequeña.
— Emily ella es Emma, una amiga de tu hermano.
— Hola Emma. — dijo y me sonrió.
— Hola Emily. — dije. — ¿Estás cocinando? — le pregunté y ella asintió.
— Estoy ayudando a mamá. — dijo y me reí.
— ¿Puedo ver? — le dije mientras me acercaba a donde estaba, ella me dijo que si. — Wow, que increíble. — admití. — algún día me tendrás que enseñar. — le dije
— Siii, otro día te invito a casa y cocinamos. — dijo y reí.
— Está bien, espero tu invitación.— le dije y me sonrió. Comencé a acercarme al hermosos bebé cuando Nati habló.
— Él es Mateo, tiene 8 meses. 
— Que bello que es. — admití y ella me sonrió. — ¿Cuantos años tiene Emily? — le pregunté.
— ¿Emily cuantos años tienes? — una pequeña manito completa se asomó por arriba de la mesa.
— Cincoooo. — grito.
— Pero eres muy grande. — le dije.
— Si, el año que viene ya no voy a ir más al jardín.
— ¿En serio? Que genia.
Nos quedamos hablando con Nati, me preguntó donde vivía, hacía cuánto me había mudado, sobre mi familia, hablamos también sobre mi mamá. La verdad era que estaba feliz porque me sentía muy cómoda hablando con ella.
En cierto momento también había bajado Cameron, se unió a la conversación y se había puesto a ayudar en la cocina, sorprendentemente para su mamá porque era la primera vez que hacía algo en su casa, yo reí.
Cuando comenzamos a acomodar los platos en el comedor, la puerta de entrada se abrió y un hombre en traje entró. Era bastante alto como Cameron y tenía el pelo lleno de canas, como papá.
— Perdonen, el tráfico me demoró. — se frenó cuando me vio. — ¿Pero quién es esta chica tan bella? — me ruboricé un poco.
— Hola pa. — dijo Cameron dejando los platos en la mesa y acercándose a su papá, lo saludó y le dio un abrazo. — Ella es Emma. — dijo y me hizo seña para que me acercara y eso hice.
— Hola un gusto. — le dije.
— Emma, que bello nombre. Me llamo Camilo, el placer es mío. — dijo saludándome, sonreí.
— Permiso, voy a terminar de ayudar a Nati con la comida.
— No hay problema, ve.— dijo el papá de Cameron. 
Ayudé a Nati en lo que faltaba y nos sentamos a comer. La cena había salido exquisita, había preparado pollo al puerro, según dijo Nati, su especialidad y la verdad era que no estaba para nada errada. Era la primera vez que lo probaba y creo que se había convertido en uno de mis platos favoritos, junto con las rabas.
Hablamos sobre un poco de todo, sobre mi, sobre ellos, reímos y pasamos un increíble rato.
Cuando terminamos ayudé a llevar los platos en la cocina y Nati me obligó a que me vaya y que la deje limpiar las cosas a ella sola. Revise la hora, aún quedaba un par de horas antes de tener que volver a casa.
Cameron y yo subimos a su habitación, prendimos la televisión y pusimos Netflix. 
Me quité mis zapatillas y me acosté a su lado, puso su brazo debajo de mi, me abrazó y comenzó a acercarme hacia él.
Ambos quedamos en silencio mientras la película se proyectaba en la televisión. 
— Aún no puedo creer que estemos así. — admitió después de unos minutos.
— ¿Así cómo? — pregunté acomodándome para poder mirarlo.
— Juntos. — tomó mi mano y la entrelazó con la suya. — es que hacía mucho que no estaba en algo con nadie, siempre conocía chicas en fiestas, pero nunca pasaba nada más después de eso. 
— ¿Y Ámbar? — pregunté.
— Estuvimos un tiempo juntos, pero somos muy distintos, ambos queríamos cosas diferentes y quedamos como amigos. Al principio no lo entendió pero después se dio cuenta y lo aceptó. — dijo y lo escuché atentamente. — ¿y vos?
— Lo más que estuve fueron 4 meses pero las cosas fracasaron y lo dejamos, igual nunca tuve novio. Siempre fueron pasajeros. O hasta algunos me dejaban plantada en la cita. — admití más para mis adentros, pero Cameron igualmente lo escuchó.
— ¿De verdad? ¿A vos? No puedo creerlo. — dijo y me reí.
Nos quedamos mirando la película. Habíamos visto "Misterio a Bordo", trabajaban Jennifer Aniston y Adam Sandler, amaba las películas que estaban ellos dos como protagonistas. 
Cameron se había dormido casi al final de la película y yo aún seguía despierta, aunque no sabía cómo, teniendo en cuenta que me había despertado a las 7 y ya eran la 1 no sabía cómo seguía viva.
Cuando terminó la película decidí que ya debía volver a casa. Me levanté de la cama, tratando de no despertar a Cam, me coloqué mis zapatillas y bajé. 
La parte de abajo estaba completamente a oscuras, los papás de Cameron ya debían de estar acostados, el problema era que no sabía cómo salir de aquí, ya que la puerta de entrada estaba cerrada.
De repente unos pasos resonaron en la escalera. 
— ¿Emma? — era Cam. Encendió la luz y me vio, estaba en los primeros escalones de la misma con los ojos achinados por la luz.
— Hola. — dije simplemente.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó.
— Es que ya tengo que volver a casa y no te quería despertar pero cuando bajé me di cuenta que nadie estaba despierto.
— Pero me tenes que despertar, ¿crees que te voy a dejar que vuelvas sola, acaso?
— Perdón . — admití.
— No me pidas perdón. — dijo mientras se acercaba al mueble al lado de la puerta de entrada y tomaba una campera. — Vamos.— Fuimos caminando hasta mi casa, algunas gotas caían pero no eran tan fuertes como las de más temprano. Nuestras manos entrelazadas provocaban descargas eléctricas en mi cuerpo, aunque no podía negar que me encantaba.
Cuando llegamos a la puerta de casa la luz de la habitación de papá seguía encendida.
Dirigí mi atención a Cameron que no dejaba de mirarme, nos quedamos unos minutos así, en silencio, sin que ninguno de los dos aparte la vista del otro.
— Gracias por esto. — dije rompiendo el silencio.
— Lo siento, se que no fue la cita que esperabas...
— No, Cam. — lo irrumpí. — Fue perfecta. — y era verdad.
— Está bien. Aunque la próxima saldremos de verdad. — reí. 
— Por cierto, hay algo que quería decirte. — dije un poco más seria de lo normal. — preferiría que esto quede entre nosotros, por ahora. — vi un poco de decepción en sus ojos, no me había explicado de la mejor manera. — O por lo menos, que nos lo tomemos con calma, que nos dejemos llevar.
— Está bien, no hay problema con eso. — dijo con una sonrisa sincera. — Nos vemos rubia. — Cam tomó mi rostro y me besó una vez más.
— Adiós morocho. — ambos reímos y comencé a caminar hacia la puerta de entrada. 
Me dirigí a mi habitación luego de haber ido a saludar a mi papá, me descambié, me recosté en mi cama y tomé mi celular. Un mensaje de Cameron llegó.
Cameron: que descanses y que sueñes conmigo🥰
Emma: trataré❤️




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.