Al Ritmo de la Química

CAPÍTULO 21. ¡Feliz cumple Sara!

El sábado a la mañana me desperté con una sonrisa en el rostro, aún no podía creer lo que había pasado anoche. Tomé mi celular y encontré un par de mensajes.
Sara creó el grupo " Los 6 mosqueteros🤪"
Sara te añadió

Sara: Buenas! como va?
Sara: perdón que los moleste.
Nacho: Feliz cumple Saritaa🥳 No pasa nada
Lucas: Feliz Cumple Sara🎉
Sara: gracias chicos🥰
Simón: Feliz Cumple Sara💕
Sara: gracias Simón❤
Sara: bueno, cree este grupo porque era necesario y segundo quería saber si hay alguna posibilidad de que puedan venir a ayudarme a acomodar todo, mi hermana se va y no me puede ayudar😢
Emma: hola hermosa😍, Feliz Cumple! Sisi, obvio, decime a que hora queres que vaya y voy.
Simón: Yo me sumo🙋🏽‍♂
Sara: genial, gracias chicos🥰. Vengan tipo 8 y cenamos😎
Emma: buenísimo.
Cameron: Feliz Cumple Sara
Cameron: si queres nos podemos encargar de las bebidas.
Sara: gracias Cam, sii, sería genial.
Cameron: cuenta conmigo y con los chicos.
Lucas: sabes acaso que tenemos boca o manos, mejor dicho.
Cameron: pareciera que no, porque no contestaban.
Emma: bueno, dejen de pelear y vayan a hacer sus cosas.
Cameron: y tu ve a contestar mis mensajes, rubia😉
Rápidamente cerré aquel chat y me dirigí a leer los mensajes de Cameron.
Cameron: Buen día rubia.
Cameron: soñaste conmigo? seguro que si
Cameron: bueno, creo que estas durmiendo todavía.
Cameron: podes dejar de responder los mensajes del grupo y contestarme a mi.
Emma: perdona, estaba ayudando a nuestra amiga.
De repente mi celular comenzó a sonar, Cameron me estaba llamando.
— Perdonada. ¿queres acompañarme a comprar las bebidas?
— Dijiste que irías con los chicos. — respondí.
— Pero ahora me apetece ir con vos. — declaró.
— Aunque quisiera, no puedo, le prometí a papá ayudarlo en algo.
— ¿Se puede saber que es? — preguntó con un tono curioso.
— Ni yo se lo que es, cuando lo sepa te lo cuento. — admití y era verdad. Papá anoche me había pedido ayuda con algo pero no me había dicho para que.
— Esta bien. — respondió. Por unos segundos nos quedamos en silencio, escuchando la respiración del otro, hasta que Cam volvió a romper el silencio. — te extraño.
— Yo también. — admití.
— ¿Nos vemos esta noche? — preguntó.
— Así es. — dije con una sonrisa. — Debo dejarte, papá me está llamando. — había comenzado a escuchar la voz de mi papá proveniente desde abajo.
— Esta bien, ponte bella, aunque con todo eres hermosa. — sonreí y finalicé la llamada.
Me levanté de mi cama, me cambié y me dirigí a la cocina, donde se encontraba papá.
— Hola pa. — me acerqué y lo saludé.
— Hola peque. — revoleé mis ojos para atrás, odiaba que me llamara así.
— ¿Qué era lo que necesitabas que te ayude? — pregunté mientras me servía leche en una taza y la llevaba a calentar al microondas.
— Bueno, verás, hay algo que tengo que confesarte.— comenzó a decir y tomé asiento en uno de los taburetes para poder prestarle más atención. — ¿Te acuerdas de Romina? Mi compañera de trabajo que te presenté el otro día. — asentí. — pues estamos saliendo, no es nada oficial, pero quería que lo sepas porque tal vez la comenzarás a ver más a menudo. — sonreí, la verdad era que si bien la había conocido hacía muy poco, me pareció una buena mujer para papá.
— Wow papá, no puedo creerlo. — me levanté y me dirigí hacia él. — Estoy muy feliz por ti. — lo abracé.
— ¡¿En serio?! — quedó sorprendido. — Gracias hija, lo aprecio mucho. — justo el microondas sonó, me despegué de papá y me dirigí hacia allí, tomé la cafetera, serví el resto de café y me senté en el taburete. — Bueno, eso no es todo, hay un pequeño problema. — levanté mi vista sorprendida y el rio, "por favor que no este embarazada, por favor que no este embarazada", recé. No voy a negarles que estaba muy alegre por mi padre pero tampoco quería un nuevo hermano. — En unos días será su cumpleaños. — largué todo el aire que tenía contenido y que no me había dado cuenta hasta ese momento. — y la realidad es que no tengo la más mínima idea de que regalarle. Ya sabes que después de tu madre la única con la que estuve fue Carolina pero la verdad es que no duramos demasiado. Así que necesito tu ayuda en esto — reí ¿era eso solo? — Hoy iremos los tres al shopping y quería que te fijes que es lo que le gusta y lo que no. Que le hagas un mini interrogatorio para que sepamos que regalarle. — admitió un poco nervioso. — ¿Estás de acuerdo?
— Si, claro, hasta las 7 tengo toda la tarde libre.
— Esta bien, pero... ¿Qué tenes a las 7? — preguntó curioso.
— Es el cumpleaños de Sara. Simón y yo iremos a ayudarla a decorar y nos quedaremos directamente para la fiesta.
— ¿Cameron irá? — preguntó papá.
— Si, irá. — dije de mala gana. ¿Qué era lo que tenía papá con este chico?
— Esta bien, mientras no esté borracho vuelve con él ¿si?
— Si pa, tranquilo, no volveré con ningún borracho, te lo aseguro.
— Gracias. — sonrió. — ¿Vamos? — preguntó y asentí.
En el camino al shopping, cuando ya habíamos pasado a buscar a Romina, papá dirigió su atención hacia mi.
— ¿Y? no me contaste Em, ¿Cómo la pasaste ayer? — me preguntó.
— Muy bien, la familia de él es muy amable. Tiene dos hermanos más pequeños. Emily de cinco y Mateo de ocho meses, son adorables. — Romina nos miraba con cara de desconcierto, no entendía que era lo que estábamos hablando. Papá se dirigió a ella.
— Ayer Em tuvo una cita. — le explicó y yo me ruboricé. — ¿Te acuerdas del joven que estaba siempre junto a Emma, morocho que tenía mi estatura? — Romi asintió. — pues con él.
— ¡¿En serio?! — dijo Romina y asentí. — Es muy lindo ese chico.
— Si, según ellos son "amigos". — dijo papá remarcando la palabra amigos con comillas y ella rio.
— Somos amigos, de verdad. — o eso era lo que quería hacerme creer, aunque todos sabíamos que comenzaba a no ser tan cierto.
******
En el shopping visitamos muchísimas tiendas, Romina había admitido que era muy fan de la ropa y la realidad era de no se vestía para nada mal. 
Papá en cierto momento ya se había cansado de entrar, por lo que se quedaba en un banco sentado esperándonos. 
Le había comentado a Romina acerca de la fiesta de esta noche y me había incentivado a comprarme algo bonito, según ella tenía que estar perfecta para Cameron.
Después de muchas idas y vueltas terminé comprando un vestido rojo de seda con tiras muy finitas que me quedaba increíble. Era largo hasta la mitad de mis muslos y tenía dos cortes a los costados. Bastante sencillo, pero muy sexy.
Una vez que salimos de allí y bastante feliz por mi compra nos dirigimos a una cafetería que había en el shopping y nos sentamos los tres.
Después de que la moza nos haya tomado los pedidos Romina dirigió su mirada hacia mi.
— Em, nose si tu padre te comentó ya que en unos días es mi cumpleaños. — asentí. — Pues, me encantaría que vinieras vos y tu hermano, será algo pequeño el viernes por la noche. Si es que no tienes planes aún — rio.
— De mi no, pero no sabría decirte sobre mi hermano la verdad. — admití.
— Está bien, no hay problema. — dijo. — También pueden venir Cameron y la novia de tu hermano... ¿cómo era su nombre?
— Gabriela. — finalicé por ella.
— Gabriela, si. 
— Está bien, les diré. Gracias Romi. 
— De nada Em.
Antes de irnos recordé que debía de comprarle algo a Sara. Me dirigí a una joyería de allí y conseguí un par de argollas doradas con brillos, eran la cosa más preciosa que había visto.
Volví hasta donde Romi y papá me esperaban y juntos fuimos hacia el auto. En el viaje ambos comenzaron a hablar sobre trabajo por lo que me desconecté completamente de la conversación y comencé a revisar mis redes sociales. 
Una foto de Pilar y Nicolás fue lo primero que apareció en mi inicio, estaban juntos y abrazados, se veían muy felices y yo estaba muy contenta por ellos.
Una lagrima rodó por mi mejilla, los echaba mucho de menos. Me encantaría poder contarles todo lo que estaba viviendo, sobre Cameron y lo que había pasado anoche, pero sabía que no iba a ser correcto. Una de las cosas que había desatado la pelea aquella noche había sido la sorprendente aparición de Cameron en la videollamada con mis viejos amigos. Ellos sabían quien era y por supuesto, que me había dejado plantada esa tarde en la que íbamos a salir. 
Nicolás había comenzado a tomarle idea, porque era mi amigo, me defendía, por eso había reaccionado así al verlo. Él sabía lo afectada que había quedado después de que me dejó plantada y le sorprendía verlo días después en mi casa.
Después de que había decidido tomarme un tiempo de ellos habían tratado de comunicarse conmigo por tres días, en todas las redes sociales que existían y teníamos, pero cuando se dieron cuenta que lo decía en serio, que necesitaba pensar por un tiempo, lo entendieron y dejaron de molestar.
Decidí darle like a su publicación, cerré la aplicación y bloqueé el celular, iba a hacerlo paso a paso.
******
Una hora más mas tarde y ya bañada me encontraba a punto de irme hacia la casa de Sara. Tomé mi mochila y revisé que todo estuviese en su lugar, había decido llevar la ropa para cambiarme allí, porque íbamos a estar limpiando y acomodando cosas y lo que menos deseaba era que el vestido se manchara antes de la fiesta.
Papá me alcanzó hasta allí, me dió las mismas normas que esta mañana, "no tomar demasiado (aunque en realidad, ni siquiera lo hacía), tener cuidado con los chicos y que la persona que me traería de vuelta a casa esté lo bastante sobria posible." 
Me despedí con un beso y salí del auto, al mismo tiempo vi como Simón bajaba del suyo. 
— Hola Em. — dijo abrazándome.
— Hola Simón. — respondí su abrazo. — ¿Cómo has estado? — comenzamos a acercarnos a la puerta y llamé al timbre.
— Muy bien. — respondí. Y como si lo hubiese recordado habló. — ¿Cómo estuvo la cita?
— Pues... — comencé a decir pero una persona nos interrumpió.
— Holaa, gracias por venir, en serio. Me salvaron. — dijo mientras nos abrazaba.
— Feliz Cumple!! — dijimos ambos al unísono y ella rio.
— Gracias chicos. Vengan, pasen. — dijo y eso hicimos.
— Ven Em, deja la mochila en mi habitación. ¿Simón tu trajiste algo? — Él negó con la cabeza y ambas nos dirigimos a su cuarto.
Dejé la mochila en su cama y la abrí para poder sacar su regalo.
— Cuando nos cambiemos necesito tu ayuda, estoy en duda con dos outfits y no se cual usar.
— Esta bien, no hay problema. — le sonreí. — Por cierto... — me acerqué hacia ella y le tendí el regalo. — Te compré este regalo, espero que te guste. Sino puedes cambiarlo, yo lo compre en el Unicenter hoy pero creo que hay más locales por acá. — lo abrió y su cara de felicidad fue muy visible. 
— Wow, me encantan. Gracias Em, — se acercó hacia mi y me abrazó. — No hacía falta, de verdad. 
— De nada. — respondí y volvimos a bajar hacia la cocina. Simón también le había traído un regalo, era una bella pulsera dorada que tenía el nombre de "Sara" escrito en letra cursiva. A ella le fascinó y la realidad era que a mi también.
Por una hora limpiamos todo el lugar, acomodamos algunos muebles y guardamos ciertos adornos que podían llegar a romperse si estaban en la fiesta. Después de eso pedimos unas pizzas y cenamos los tres juntos.
— ... y me acompaño hasta casa. — finalicé. Durante la cena Simón no había dejado de lanzarme miradas de que quería que le contara acerca de mi cita con Cameron, por lo que finalmente acepté y les conté.
— No puedo creerlo, es muy tierno Cameron. Sinceramente cuando estaba con Ámbar, aunque ella sea mi amiga, nunca aprobé esa relación, él era muy buena para ella. Por suerte se dio cuenta. — dijo Sara mientras tomaba su vaso de coca y bebía un trago.
— La verdad es que si. — dijo Simón. 
— Gracias chicos. — respondí. — Igualmente le pedí a Cameron que nos tomemos las cosas con calma, no hace tanto que nos conocemos y hay que ir de a poco, esto es completamente nuevo para mi.
— Tienes razón, estuviste bien. — concordó Sara conmigo, Simón también asintió mientras mordía su último pedazo de pizza y yo les sonreí a ambos. — Bueno... es hora de que tu y yo nos vayamos a cambiar. ¿Simón te puedo dejar a cargo de la casa por un rato?
— Por supuesto.
— Si puedes ir adelantando toma los recipientes que están en el mueble de la derecha y pon un par de snacks para que la gente pueda comer. Nosotras estaremos en mi habitación por cualquier cosa.
— Genial. — respondió Simón y comenzamos a ascender por la escalera.
— Ah, y lo olvidaba. — dijo Sara dándose media vuelta. — Si llegan a venir los chicos, la llave está  donde siempre. — Simón asintió, volvió hacia la cocina mientras nosotras terminamos de subir las escaleras y nos dirigimos hacía su habitación.
Ésta, iba a ser una buena noche, lo presentía.




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