Al Ritmo de la Química

CAPÍTULO 29. Vacaciones de Invierno

Después de relajarme, Lucas y yo bajamos y nos dirigimos al parque de nuevo. Cameron me preguntó si estaba bien y le dije que si, traté de sacar mi actriz interior y le demostré que no sucedía nada, aunque por dentro mi cabeza no dejaba de procesar lo que había sucedido hacía un rato. 
La fiesta siguió y la pasamos muy bien, gracias a los chicos había podido despejarme y dejar de pensar en ello. Valentin había decidido irse al rato y lo había agradecido, la realidad era que me sentía bastante incomodada con él cerca.
Cameron me había presentado a Martin y no era nada que ver con su hermano. Me había caído bastante bien, al igual que su novia.
Cameron me había presentado muchas personas de su familia, inclusive a sus abuelos maternos que eran un amor.
Hubo varias tandas de baile y todo el mundo se levantaba a bailar. En una de ellas Cameron me había sacado a bailar y el Dj que contrataron había puesto algunas canciones lentas, por lo que teníamos que bailar pegados, era la primera vez que lo hacíamos. 
— ¿Como la estás pasando? — le pregunté mientras colocaba mis brazos alrededor de su cuello y él colocaba los suyos en mi cintura, provocando unas leves descargas que me ponían los pelos de punta, aún no me acostumbraba a lo que sentía por este chico. 
— De maravilla, y ahora... aún más.— respondió con una sonrisa y me sonrojé. Me apoyé en su pecho y bailamos al compás de la música. — Sabes que.. — dijo después de un rato y lo miré. — A fines de Septiembre se casa mi primo Fer, el que te presenté hace un rato. — asentí, recordando quien era. — ... y me dijeron que quieren que asistas a la boda con nosotros. — dijo y me sorprendí. — ¿Te gustaría?
— Claro que si. — declaré. Nunca había estado en una boda, con 17 años nunca me habían invitado a ninguna, ni tampoco tenía primos más grandes que yo. 
Cam sonrió, tomó una de mis manos y me hizo dar un giro, atrapándome al final, ambos reímos. Comenzó a sonar "Thinking out loud" de Ed Sheeran, amaba esa canción, volví a apoyar mi cabeza en su pecho y Cameron comenzó a cantarme la canción en mi oído. Haciendo que se transformara en un momento mágico e imposible de olvidar.
******
— Emma, la familia de Cam está afuera. — me avisó mi papá desde el piso de abajo. 
— Ya voy. — grité. Tomé mi valija y mi mochila que había preparado la noche anterior, me puse una campera, agarré mi celular y bajé como pude. 
Cuando me asomé al final de las escaleras Cameron y Camilo se encontraban hablando con papá. Cam me vio y corrió a ayudarme con mi valija, aunque solo quedaban tres malditos escalones.
Saludé a Cam con un beso en los labios y me acerqué a mi padre y a Camilo. 
— Hola. — dije.
— Hola Em, ¿estás lista? — preguntó Camilo con una sonrisa.
— Todo listo. — respondí y miré a Cameron que no dejaba de sonreír, estaba tan hermoso. No podía creer que estaba por pasar una semana junto a él. Aunque a decir verdad nos veíamos casi todos los días, pero esta vez íbamos a convivir, algo que no habíamos hecho nunca hasta ahora.
Saludé a Nati y a Emily, y subimos al auto de mi papá. Él nos iba a alcanzar hasta la terminal de micros.
Media hora después habíamos llegado, me despedí de mi papá, ya que el tenía que irse a trabajar. Le prometí que me cuidaría, que le avisaría cuando llegara y si había algún problema. 
Presentamos los papeles y nos sentamos a esperar junto con Nati, ellos se quedaron con nosotros hasta que el micro salió. 
Cuando el micro estaba listo nos acercamos, dejamos las valijas, presentamos un papel antes de subir y nos acomodamos en los asientos, yo del lado de la ventana y Cam del lado del pasillo. 
Saqué una frazada que había traído porque sabía que después haría frío y le dije a Cam que guardara la mochila en el portaequipaje, arriba de nuestros asientos. 
Se volvió a sentar y yo apoyé mi cabeza en su hombro. Él tomó mi mano y la besó. 
— ¿Lista? — me preguntó con una sonrisa.
— Más que lista. — respondí mirándolo a los ojos con una sonrisa 100% real. Tomó mi cara entre sus manos y me besó, fue un beso dulce, pero de esos que me volvían completamente loca y él lo sabía.
******
Viajamos por siete horas, hicimos dos paradas y nos dieron de comer esas bolsitas de snacks de frutos secos que sinceramente no me gustaban para nada, yo había llevado mi kit de supervivencia por las dudas y había sido la mejor decisión. Contenía algo de fruta, dos sándwiches y dos jugos de cajita.
Nos pasamos la mitad del viaje durmiendo y la otra mitad escuchando música, compartiendo nuestras playlists. Aunque también escuchamos una completamente de Shawn Mendes, obviamente.
Cuando llegamos a la terminal de Pinamar eran las seis de la tarde. Bajamos del micro y esperamos hasta que repartieron las valijas, una vez que estuvimos listos nos adentramos en la terminal y buscamos a los papás de Cam, ellos habían llegado hacía una hora y ya habían ido a dejar todas las cosas.
Los encontramos a los minutos y Emily corrió hasta nosotros para abrazarnos a ambos y decirnos que nos había extrañado mucho. Subimos a la camioneta y recordé mandarle un mensaje a papá.
Emma: Hola pa, acabamos de llegar. Ya estamos con Nati y Camilo.
Papá: Genial hija, disfruta mucho. Te quiero❤️
Emma: yo también pa🥰
Guardé mi celular y apoyé mi cabeza en la ventana, aún seguía con sueño, aunque habíamos dormido un poco más de tres horas. 
Tardamos un ratito en llegar a la casa, estaba en otra zona que era bastante nueva, llamada "Pinamar Norte", igualmente era la primera vez que venía a la costa argentina. Nunca antes había estado, ni siquiera de pequeña. Nos metimos por las calles de tierra, que eran bastante común aquí y nos frenamos frente a una hermosa casa. 
Era bastante grande, tenía un quincho incorporado y un jacuzzi. La fachada era muy moderna y tenía una parte de piedra y la otra parte pintada de gris. El jardín tan bien cuidado fue lo que más me llamó la atención, era bellísimo, con sus árboles altísimos. 
Bajamos las valijas y nos adentramos en la casa, era muy grande y espaciosa. Ni bien entrabas te recibía un living-comedor enorme con un sillón con forma de "L" de color blanco, una chimenea bellísima y una mesa de madera con ocho sillas.
Luego tenías la cocina, que estaba separada del living-comedor por una barra. Era más pequeña que la su casa, pero servía igual. 
Había tres habitaciones en total y dos baños, la principal donde también estaba la cuna de Mateo que se encontraba en la plata de abajo, la habitación de Cameron que tenía cama king size también y por último la habitación de Emily que era un poco más chica, pero con muchos juguetes. Ambas estaban en el piso de arriba.
Dejé mi valija en la habitación de Cameron, al igual que él, nos subimos todos a la camioneta y nos dirigimos al supermercado, para poder abastecernos para toda la semana. Papá me había dado dinero para que aportara los días en los que íbamos a cenar afuera o cuando Emily quería alguna cosa, que yo se la comprase.
Dos horas después salimos del supermercado con todas las compras hechas, estaba lleno de gente y tuvimos que ir a hacer la fila un rato antes porque sino íbamos a estar mucho más tiempo. 
Llegamos a la casa y decidimos que hoy no saldríamos, ya que todos estaban bastante cansados. Decidí bañarme antes de cenar, por lo que me dirigí a la habitación, tomé mi ropa interior, mis dos toallas, mis productos, mi jabón y fui al baño.
Unos minutos después salí bañada, envuelto mi cuerpo en una toalla, al igual que mi pelo. Me dirigí a la habitación para cambiarme y me senté en el piso para poder buscar mejor dentro de la valija. Encontré mi pijama y me lo puse. Cuando estaba a punto de cepillar mi cabello, unos golpecitos en la puerta resonaron.
— Pase. — dije con un tono más elevado. Se abrió la puerta y Cameron entró junto con su guitarra y volvió a cerrarla.
— ¿Trajiste tu guitarra? — pregunté incrédula.
— Si. — dijo dejándola apoyada en el costado y recostándose en la cama. — Ven, acuéstate conmigo. — dijo golpeando el espacio que quedaba libre de la cama. 
— Espera que termino de peinarme. — dije y él asintió. Guardé las cosas dentro de mi valija, colgué las dos toallas en unas sillas que había en la habitación y me tiré en la cama, al lado de él.
— Auch. — dijo, estaba con los ojos cerrados cuando acosté y lo había golpeado un poco.
— Lo siento. — dije riendo.
— No pasa nada, rubia. — dijo atrayéndome hacia el y abrazándome. Nos quedamos así hasta que Nati nos llamó a comer y fuimos.
Después de cenar unas riquísimas milanesas con puré, todos decidieron ir a acostarse. Nos despedimos y cada uno se dirigió a su habitación. 
Me recosté en la cama, mientras Cameron tomaba sus cosas para irse a bañar. Me quedé allí esperando a que él terminara y decidí tomar mi celular y revisar mis mensajes.
Tenía un par de Simón preguntándome si había llegado bien y como estaba.
Ayer finalmente nos habíamos juntado en casa a merendar y hablamos sobre un montón de cosas, entre ellas me contó que estaba conociendo a una chica de otro colegio que tenía un año menos que nosotros. Me había mostrado una foto y verdaderamente era muy hermosa, era morocha de ojos verdes, y hasta aparentaba más de la edad que tenía.
Le había pedido que me mantuviera informada y que cualquier cosa que necesitaba podía contar con mi ayuda, que siempre iba a estar ahí para él.
Bloqueé mi celular y lo dejé en la mesa de luz justo cuando Cam entró en la habitación con solo una toalla enrollada a su cintura. Rápidamente recordé aquel día en el que me había descubierto en su habitación, él estaba de la misma manera y yo me había ruborizado completamente. 
— ¿Por qué te sonrojaste? — me preguntó y yo reí. Al parecer hoy también estaba así.
— Está situación me hizo acordar a cuando me encontraste en tu habitación con tu guitarra. — dije y el rio.
— Tienes razón. — admitió y tomó su bóxer. — Date la vuelta. — no protesté e hice eso. — Listo. — dijo y yo volví a mi posición anterior. 
Cam se dirigió al otro lado de la cama y se sentó. Estaba completamente nerviosa, era la primera vez en mis 17 años que dormía con un chico en la misma cama y no tenía la menor idea de cómo se sentía. Nunca había pasado, ni siquiera con Nicolás.
Apagó la luz de la habitación desde el costado de su cama, se recostó y me atrajo hacia él, quedando mi espalda pegada a su pecho . Nos acurrucamos por causa del frío, aunque no hacía tanto gracias a la calefacción de la estufa. 
Estaba segura, segurísima, que después de mis vacaciones, me iba a costar demasiado volver a dormir sola. Estar acostada, abrazada a Cameron era la mejor sensación del mundo y no entendía porque había esperado tanto para vivirla.
— Buenas noches rubia. — dijo él cerca de mi oído y produciéndome cosquillas en el cuello.
— Buenas noches morocho. — respondí y caí en un profundo sueño.
 




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