Al rojo vivo

6- Cielo

Silk había ido a ver a un diseñador amigo que se especializaba en trajes de novias y bordados, necesitaba que le ayudara a confeccionar su último diseño “Cielo”.

-Listo, aquí está querida – dijo él alcanzándole la prenda. Era un pequeño camisolín de tela transparente , ajustado al cuerpo y bordado en cristales.

-Gracias Pierre, quedó perfecto.

-Pruébatelo. Necesito ver como queda una vez que está puesto – insistió él.

-Claro que no, no lucirá en mí. Lo probaré en alguna modelo y cualquier cosa te aviso.

-No seas necia, serán sólo unos minutos y nos aseguramos que las terminaciones estén perfectas. Además estamos solos- le dijo y Silk tuvo que aceptar. Lo había molestado para que le hiciera aquel favor  y era verdad que debían confirmar que el bordado hubiera quedado bien . Por otra parte dadas las inclinaciones personales de Pierre, ella no tenía por qué preocuparse porque la viera con aquella prenda. Porque vestir ese diseño era prácticamente lo mismo que estar desnuda, apenas con algunas “estrellas” salpicadas por aquí y allá.

-De acuerdo – aceptó y fue a cambiarse.

La chica se miró en el espejo del vestidor, los cristales le daban un efecto irreal, más allá de la diminuta tanga de microtul blanco parecía que no llevaba nada, sólo reflejos que se asentaban en su piel como estrellas caídas. Era un diseño perfecto para una Noche de bodas, daba el efecto de diosa pagana. Silk se sintió conforme con el diseño y con la imagen que devolvía el espejo, si podía conseguir que sus clientas se sintieran como ella lo hacía en aquel momento sería un éxito seguro.

Salió  para mostrarle a Pierre.

-¡Es una belleza! – exclamó él al verla.

-Sí y el bordado quedó perfecto.

-Date una vuelta – le sugirió y ella lo hizo, moviéndose de manera seductora.

-¡¡Cielos!! – exclamó una voz ahogada y cuando Silk se giró hacia la puerta, se encontró con la mirada absorta de Rheet.

-¡Ahhhh! ¡VETEEEE!– gritó ella intentando cubrirse.

-Ese es el nombre – dijo divertido Pierre, refiriéndose a la exclamación de Rheet y al nombre del diseño, al tiempo que se levantaba del sillón para sacarlo de la sala.

-Maldición, va a matarme de un ataque..-murmuraba Silk mientras huía a buscar su ropa-

-Ella va a matarme a mí, el corazón acaba de detenérseme – le dijo Rheet a Pierre al escuchar aquellas palabras a través de puerta entornada y el diseñador largó la carcajada.

-¿Se conocen?- preguntó.

-Sí.Eso es…- intentó describir lo que acababa de ver.

-El cielo, al menos es el nombre que ella le dio al diseño. Ahora dime , ¿qué haces aquí?

-Pasé a hablar contigo sobre el encargo que hiciste, tengo coartada, Pierre. Así que intenta convencer a la señorita Aimes de que soy inocente.

-Lo siento Velvet, pero algo me dice que no me creerá. Vamos a mi oficina, es mejor que me esperes allí, mientras me despido de Silk.

-De acuerdo.

Cuando Pierre entró a la sala, Silk estaba zapateando como una niña de cinco años.

-¡¿Por qué?!¡¡Por qué siempre tiene que ser él!!

-¿Siempre? ¿Rheet Velvet suele verte en estas situaciones muy seguido? – preguntó Pierre divertido y ella se dejó caer en el sillón.

-Sí –gimió en respuesta.

-¡Ay querida, vas a matar al pobre hombre!

-¡Claro que no!

-Claro que sí! Dudo que se reponga por un tiempo de esa visión del cielo que acabas de darle, hasta tuve que servirle agua…

-Exageras –lo acusó ella enfadada.

-Un poco, pero no lo hizo a propósito, fue simplemente una casualidad.

-¿Es que no puede golpear a la puerta antes de entrar?

-Silk , querida, estás portándote como una tonta.

-Lo sé.

-¿Te has preguntado por qué?

-No pienso hacerlo. Me voy a casa , Pierre. Gracias por todo. Luego hablamos.- dijo y simplemente se marchó.

 Unas horas después la muchacha estaba atragantándose con pastel de chocolate mientras Candy lloraba de risa a su lado.

-¿Puedes dejar de reírte? – le dijo señalándola con la cuchara.

-En media hora más…-dijo su amiga totalmente divertida.

-¡Candy!

-Ay cariño, es muy divertido.

-No le veo la gracia.

-¿Y dime irás a la exposición esa a la que te invitó?

-No lo sé.

-Te mueres por ir…

-Sí, pero no quiero volver a ver a Rheet Velvet en mi vida.

-Vístete con una armadura y listo.

-Muy ingeniosa –contestó Silk.

- O tal vez puedas diseñar  ropa interior de chocolate, yo la confecciono. Podrías llevarla puesta la próxima vez, por las dudas. Estoy segura que eso le daría toda una nueva perspectiva a Velvet.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.