Al rojo vivo

8- Al rojo vivo - Final

Los problemas de Silk surgieron un par de días después, cuando tuvo acabados los diseños y se dio cuenta que le faltaban materiales. No tenía más opción que recurrir a Rheet Velvet, porque necesitaba que las telas fueran de la mejor calidad posible.

Acorralada por las circunstancias , se armó de valor, y le hizo una llamada. Le explicó lo que necesitaba y él muy amablemente prometió enviarle los materiales inmediatamente.

La joven agradeció que existieran los teléfonos, de esa forma podía evitar encontrarse con él. Necesitaba recuperar sus sentidos, últimamente todo parecía relacionarse con Velvet.

Un par de horas después de la llamada, le entregaron los rollos de tela  que había solicitado, así que decidió cerrar el negocio durante la tarde y dedicarse a la confección.

Sólo le faltaban algunas cintas y encajes que Candy había prometido comprarle, pues le quedaba de paso  cuando fuera a comprar los ingredientes que necesitaba para su nueva creación. Su amiga había quedado en enviárselos a la noche junto con algunos bocadillos.

Era bastante tarde cuando Silk intentaba mover unos rollos de seda y recibió el llamado de su amiga.

-Cariño, acabo de enviarte lo que necesitas, disfrútalo.

-Gracias – respondió Silk y sólo después de cortar la comunicación tuvo la sensación de que Candy tenía un tono extraño.

En ese momento sintió que alguien golpeaba y fue a abrir, el servicio de delivery acababa de llegar.

-¡¡Tú!!- exclamó al ver a Rheet Velvet en la puerta sosteniendo un par de paquetes, uno de los cuales obviamente era una caja de Creaciones Apasionadas.

-Pasé por Creaciones Apasionadas y me enviaron esto para ti- respondió él levantando los paquetes e ingresando , aun  cuando no había sido invitado.

-¿Qué tiene en la cabeza? – preguntó ella en voz alta refiriéndose a su amiga y sólo entonces se dio cuenta que él seguía allí.

-Esto es tuyo…-dijo él extendiéndole los paquetes.

- Gracias…ya puedes irte – le soltó ella sin mucha consideración, pero él no mostró señal alguna de moverse.

- ¿Sólo eso? – le preguntó esbozando una sonrisa de esas que le hacían un nudo en el estómago.

-¿Quieres propina? – le preguntó ella y fue vagamente consciente de que estaban hablándose en forma informal.

-Tal vez pueda ayudarte…- comentó señalando los rollos de tela que estaban a medio camino entre la tienda y el taller.

-Realmente Velvet, ¿qué haces aquí?

-Acompañé a un amigo hasta la pastelería y Candy me pidió que te trajera esto. Así que aquí estoy.

- Ya puedes irte…

-Está bien, primero demuéstrame que puedes mover eso sin ayuda y me voy.

Ella aceptó el desafío y se dirigió hacia uno de los rollos de seda, intentó moverlo, pero no pudo, luego lo empujó y logró moverlo exitosamente unos centímetros hacia la puerta del taller, pero a último momento se tropezó y hubiera caído de no ser por Rheet, aunque el rollo de seda rodó por el suelo y fue desparramándose como una alfombra por todo el taller.

-¿Tan difícil es aceptar mi ayuda? – le preguntó él  aún sosteniéndola.

-Sí- contestó ella totalmente fuera de combate. Era complicado seguir peleando cuando sentía los brazos masculinos rodeándola, cuando su propio cuerpo parecía responder a un llamado no explicitado en palabras. Y estaban aquellos ojos verdes que parecían oscurecerse mientras la contemplaban. Finalmente intentó apartarlo, pero cuando apoyó sus manos en él para separarse  fue como empujar un muro, un muro cálido y tentador. Además la respuesta de él fue acercarla más .

-Deja de escapar …-dijo con voz medio enronquecida y la besó.

Si el primer beso había sido impactante, éste simplemente era demoledor. Y cuando ella recobró el control , notó que Rheet la había llevado hasta el interior del taller y que estaban apoyados contra la mesa de trabajo. En aquel momento usó toda su fuerza y logró apartarlo, al menos lo suficiente como para hablar.

-¡Qué diablos haces! ¡Te olvidas de tu prometida!

- No pienses en ello...no ahora – le dijo y volvió a besarla mientras sus manos iban debajo de su blusa.

-¡RHEET!

-Sólo di que sí, sólo eso , Silk y no habrá prometida ni nada más que deba preocuparte…-dijo él con una voz entrecortada por el deseo.

Era totalmente irracional, había otra mujer en su vida, lo conocía desde muy poco tiempo atrás, o era mejor decir que apenas lo conocía. Sin embargo, estaba respondiendo a él con todo su ser, lo necesitaba y peor aún, se  había enamorado de aquel hombre. Era totalmente irracional, no se reconocía  a sí misma, no iba con su forma de pensar y aun así sólo musitó una palabra.

-Sí- dijo y lo vio sonreír antes de recomenzar el ataque erótico al que la estaba sometiendo. Entonces simplemente la alzó en sus brazos y unos minutos después estaban los dos acostados en la seda que había en el suelo. Se fueron desnudando entre besos y caricias, luego los sentidos de cada uno fueron inundados por el otro. Era la extrañeza del primer encuentro pero al mismo tiempo sentían una cómoda familiaridad , una pertenencia que realzaba el placer.




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