Mi plan no tenía margen de error. Años atrás mientras trabajaba descubrí a donde conducía el portal, según la leyenda las ilusiones mayores lo habían destruido para siempre, pero descubrí poco tiempo después que no era cierto, el espejo Anul (luna escrito al revés) se encontraba escondido en un antiguo castillo abandonado para que nunca pudiese ser encontrado, pero con el paso de los siglos las nuevas generaciones hicieron del glorioso castillo un museo y el espejo fue encontrado y vendido al dueño de una gran feria, el cual, todos los años se lo pasaba en una ciudad distinta, por tanto el espejo formaba parte de la gran exhibición.
Un día observé que la chica estaba en la supuesta feria y así descubrí que al lado de la carpa de los espejos había otra donde se exhibían muñecos de cera, esa era mi oportunidad perfecta, solo debía esperar el momento adecuado para poder ser libre.
Espere y espere por años hasta que vi mi gran oportunidad, me escape del trabajo dejando que las otras dos se encargaran de todo y me infiltré en el salón encantado, todo era tan silencioso y oscuro, incluso más que en el exterior, entonces fue cuando vi el portal, me cautivo al instante y me sentí completamente atraída hacia su luz, era ovalado y plateado del color de la luna, al acercarme más vi que no poseía cristal, solo era luz. Sin pensarlo dos veces dije adiós a todo lo que conocía y lo cruce, comencé a sentirme rara y débil hasta que llegue al otro lado, lo veía todo medio borroso y estaba un poco mareada, pero debía moverme de prisa antes de que alguien entrase y me viese.
Observe a mi alrededor y vi un agujero pequeño en la tela de la carpa así que salí por ahí y entre en la otra donde había miles de muñecos de cera vestidos con muchos colores, rápidamente capto mi atención una de cabello castaño, ojos verdes y labios muy rojos, sin pensarlo más me introduje en ese y me quede muy quieta, el muñeco cambio un poco, el cabello se volvió real, y obtuvo movilidad en todas las articulaciones, ojos y boca, ya no parecía de cera y yo veía como los humanos se quedaban observando fascinados.
Por fin llego la noche, la feria estaba completamente desierta y yo vi mi oportunidad de salir.
Camine y camine hasta que salí de aquel lugar, anduve por las calles viendo extraños aparatos con ruedas a los que los humanos llamaban autos, los utilizaban para transportarse en lugar de caminar, había miles de cajas con ventanas y puertas de las cuales salían luces, todo era ridículamente nuevo y no entendía casi nada de lo que veía a mi alrededor, la verdad me sentía bastante perdida.
Necesitaba encontrar a una amiga, alguien que me guiase a encaminarme en este nuevo mundo fue entonces cuando pasé por un extraño lugar rodeado de árboles y vi a una chica rubia sentada bajo un farol, estaba sola, me acerque y vi que estaba llorando así que me senté junto a ella
- Hola – la saludé amablemente y sonreí
La chica levanto la cabeza para observarme, fue entonces cuando la reconocí, a lo largo de mi existencia dentro del espejo había sido el reflejo de muchas chicas distintas, pero de esta me acuerdo perfectamente, su nombre es Mía y se mira mucho en el espejo. Tiene muchas amigas que siempre están con ella y un novio súper lindo que le regalaba flores, era bastante sensible e inteligente, su habitación era una total preciosidad, ella había sido mi inspiración para salir de mi mundo e incluso, a través de su mini espejo, pude descubrir todos los datos de la feria, pocas veces la había visto llorar, me intrigaba mucho saber por qué lo hacia esta vez
- ¿Qué te sucede? – pregunte curiosa y sin rodeos
Ella seguía llorando mientras me contestaba
- Nada, estoy bien, por favor déjame sola –
Su voz era temblorosa, se notaba la profunda tristeza, y yo comencé a sentirme mal, al ser una ilusión los sentimientos de las personas se reflejaban en mí y al estar frente a frente sin la protección del espejo podía sentirlo el doble.
Si hubiese sido inteligente me hubiese alejado de ella para no seguir debilitándome, pero algo me lo impedía, supongo que en el fondo ella no deseaba que yo me fuese, a pesar de que me lo había pedido
– Nunca he visto llorar a alguien que está bien – insistí, ella volvió a mirarme y tomé una de sus manos diciendo – si me lo cuentas te sentirás mejor –
La chica miro mis manos extrañada y yo podía sentir el calor de las suyas, era muy raro, pero se sentía bien.
– Acabo de terminar con mi novio – dijo rindiéndose ante mi insistente curiosidad en un tono de voz que me deprimió completamente
– Debió ser terrible para ti – dije consolándola como miles de veces pude observar cuando trabajaba
Ella asintió y continúo llorando, yo me sentía cada vez peor, tenía que hacer algo para que mejorara o terminaría por desmayarme o quien sabe qué otra cosa
– ¿Por qué pelearon? – pregunté
- No lo sé, no es un solo motivo sabes… creo que él ya no siente lo mismo por mí – dijo secándose las lágrimas con un trozo de tela blanco que termino manchado por el maquillaje corrido.
- ¿Y tú sigues sintiendo lo mismo por él? –
- Sí, pero supongo que eso ya no sirve de nada – dijo aceptando la situación
- ¿Entonces por qué sigues llorando? –
Mía se quedó en silencio, como si estuviese pensando en lo que acababa de preguntar
- Supongo que así es el amor – dijo finalmente mirándome
¿Así es el amor? Si eso era cierto no quería experimentarlo, tanta insistencia para al final acabar sufriendo, me parecía algo totalmente estúpido.
- Por cierto, soy Mía – dijo ella nuevamente sacándome de mis reflexiones
- Ya lo sé – dije sin pensar
- ¿En serio? ¿Nos conocemos? – pregunto confundida y yo quería golpearme a mí misma por hablar sin pensar, tenía que acostumbrarme al hecho de que ya no era una ilusión y que los humanos no sabían de nuestra existencia
- No, quiero decir… olvídalo, me llamo Tresa – dije intentando corregir el error, ella me observo, pero no comento nada al respecto