Miranda Livingstone
Me aleje de Max, mejor dicho de todos más de una hora en la laguna a la salida del territorio de los Hasson.
Es que incluso en mi presente, Jolie sigue siendo más importante para Daen que yo.
Meto los pies al agua jugando con ella, olvidando la horrible sensación golpeándome el ego.
Las emociones y sentimientos jugando en mí contra.
Incluso queriendo ignorar el reflejo de la silueta masculina asomándose en el agua.
—No me vengas con tus cosas, si quieres cásate con Jolie, dile a Isaí si pueden ser tres y que se haga como ella quiera —zanjo a la defensiva.
—No gracias, no me gustaría compartir a mi esposa.
Paso saliva avergonzada cuando veo que es Isaí quien se sienta a mi lado.
—No fue la intención de Jolie —continúa.
—No es necesario que la defiendas, como sea ganará porque todos siempre están sobre mí y, lo último que quiero es que tú faltes a mi boda por su culp… Por su inasistencia.
Noto a mi hermano pensativo, así comienza a jugar la arena con sus dedos sin girar a mí.
—No diré nombres, pero una chica de quince años viajó a Zuathella hace años bajo el cargo de Dayton Weller con la ilusión de superarse, de cursar la universidad. Ese hombre entre engaños convenció a su familia para que la dejaran ir con él. Le dio otra cara cuando la tuvo a solas —Relata tensando la mandíbula y cerrando los puños a tal grado que sus venas se marcan en sus manos—. Abusó de ella cuantas veces quiso, ejerció todo tipo de violencia en su contra. Le marcó la vida, Miranda.
—¿Dayton Weller? ¿El hermano del padre de Daen?
—Esa escoria.
—¿Y esa chica es Jolie?
Escucho el rechinido entre sus dientes y se vuelve innecesaria una respuesta.
—Si el asunto fuese al revés Jolie no insistiría en ponerte frente a tu agresor y no, ella no nos dividirá Miri, pero me gustaría ir completo a tu boda y sin el riesgo de volverme un asesino apenas lo tenga enfrente.
—Lo lamento, iré a…
—Deja que descanse, me costó tranquilizarla y, por favor no digas nada en la casa, los padres de Jolie no lo saben, de lo contrario cortarían todo lazo con Daen y aunque me pese él no tiene la culpa.
—Dale un abrazo de mi parte, perdón —Me levanto para colocarme las sandalias y regresar a la casa.
He quedado de volver a la ciudad con Daen por la tarde, es mejor que vuelva a su orden mi equipaje.
Regreso con la sensación de haberme ido por horas.
Ahora Snyder les explica cómo entrenar al cachorro a mis sobrinos.
—Yo también tengo una mascota en Arias, sabe hacerse el muerto, solo ocupas darle un batazo en la cabeza y se queda muy quieto…
—¿Pero qué dices? —reclama Abi.
—Bien, la mascota no es mía, tengo un amiguito en la playa llamado Mikel, él tiene un perro que sabe trucos.
Me acerco a ellos despeinando a Leo.
—¿Qué mentiras les cuentas?
—Sobre el respeto a los animales desde luego.
—No es cierto Max.
—Ssh Abi.
Me causan gracia las risas de mis sobrinos, saben que está bromeando. Aunque tiene un humor bastante raro, que quizá solo sus sobrinas entienden.
Pronto nos despedimos de todos prometiendo darles noticias de la boda, sobre todo a los Hasson a quienes seguramente volveré a ver hasta ese día si es que no se lleva a cabo en España.
Daen sube nuestro equipaje a mi auto, conduce casi todo el trayecto él, solo hizo una parada para comprar pizza y papas por el camino para el resto del viaje.
—¿De verdad no me vas a hablar?
—Ya que no tengo elección —me llevo un trago de agua a la boca—. No estaba al tanto de la situación, pero eso no cambia tu actuar conmigo. Es nuestra boda y no fueron mis lágrimas las que corriste a secar.
Nuevas amenazan con salir, pero yo sola puedo limpiarlas y lo hago.
—Sabía quién estaba más afectada.
—¿Y sabes a quien quieres a tu lado?
—Mi amor claro que a ti. No hay otra mujer que yo desee ver a mi lado.
—¿Lo juras?
—No he podido mirar a nadie más desde que volviste.
Recargo mi cabeza en su hombro insegura, quiero tragarme sus palabras, no dejar que mi impulsividad me guie como toda mi vida, eso jamás me llevo a nada bueno…
Pasadas seis horas aparcó en el estacionamiento de mi departamento y arrastró nuestros equipajes hasta el elevador donde nos veo reflejados, nos vemos bien, tengo al chico que siempre quise y un mentiroso me vaga el pensamiento.
Es injusto.
Al abrir enciende las luces y deja las maletas cerca de la entrada.
Sin aviso se dirige a la cocina y regresa con una botella de champagne del minibar.