Ya saben que su opinión me es muy importante c:
Miranda Livingstone
Solicitamos una mesa en una de las esquinas menos llamativas del bar Imperial. Aunque con Aless cerca debe ser cuestión de minutos para que las mujeres comiencen a rodear nuestro sitio por una foto o la fortuna de invitarlo a bailar.
Desde ya atrajo la mirada de más de una.
Ellos piden una ronda de cervezas que beben rápido y yo un cóctel de moras que no baja nada en media hora.
El ambiente es cómodo; parejas bailando, alcohol por cada rincón, chicos que se han infiltrado y otros que les urge ir a un motel.
—Creo que ya me tienen en la mira —vacila mi hermano—. Iré a decirle a aquella chica si quiere bailar. Así nadie me sigue.
Se pone de pie tomándole un último trago a la lata y se va, dudo que alguien se niegue.
—¿No me invitas tú a mí? —incita Max.
—¿A qué? ¿Hacer el ridículo?
—Me gusta.
—Bailar no es para mí.
—No lo sabrás.
—Te voy a pisar un pie.
—Tengo otro.
Blanqueo los ojos siguiéndolo al centro. Nos deslizamos, acomoda sus manos en mi cadera juntando nuestros cuerpos, alborotando un denso hormigueo por cada zona en la que coincidimos.
Imito el movimiento de sus pies, me dejó guiar por su manos. Todo se vuelve fácil dejándome llevar.
Ligeramente chocamos con Aless y su pareja. Alcanzo a compartir una mirada cómplice con él, su extrañeza puede ser por verme bailar o por verme con Max o la suma de ambas.
Y sin querer alcanzamos a escuchar su tema de conversación bastante embarazoso.
—¿Te han dicho que te pareces al hijo del dueño de la compañía Livingstone?
Divaga la chica debido al alcohol en su sistema, mi hermano abre la boca negando asombrado.
—Me han dicho muchas mentiras, pero jamás un halago así —Alardea guiñandome—. Si que me parezco a un tal Isaí, pero eso cuenta como insulto.
—No, al mayor, al que se divorció y tiene hijos regados por todos lados.
—¿Qué tiene qué?
—Sí, al que según dejó a Frieda James por su manager.
Los tres abrimos enormes los ojos, nuestra vida es pública y los chismes gratis. En fin.
Max me da una vuelta y quedo contra su pecho sin aviso, aspirando su aroma, su perfume me aturde envolviendome. Nos da una vuelta más y me atrapa.
—Mañana irán un grupo de trabajo a remodelar la bodega, según el plano que pacte con el arquitecto.
—Haces que quedarme fuera del proyecto parezca una oportunidad perdida.
—Lo es.
—Estoy dentro, pero mañana culpare al alcohol.
—No has bebido.
—Dije que culpare el alcohol, no que me embriagaria.
Nos reímos bailando al ritmo de Bailemos un blues de Kany García envolviendo nuestras mentes.
Bailemos un blues
Porque es una tristeza que mañana
Aún tenga que sentir que nos señalan
Si digo que te quiero a plena luz
—Excelente, ya veremos a nuestro Fantasmita teniendo que ir conmigo a las grabaciones después de la escuela porque su madre trabaja con fuego, ollas de presión, cuchillos afilados y tenedores.
Bailemos un blues
Por todo aquel que el miedo le ha ganado
¿A quién se le ocurrió que era pecado estar enamorado?
Me carcajeo posando ambos brazos sobre sus hombros conteniendo las ganas de inclinarlo para besarlo.
—¿Y no tendrás problema con eso?
—Haré que lo cuide mi asistente. Será su problema no el mío.
—¡Max debes cuidar bien a nuestro hijo imaginario! —Me quejo.
—¿No confías en mí?
—No con esas intenciones, el pequeño Max necesitará que al menos uno de los dos le recuerde lo importante que es.
—Lo tendrá presente.
Bailamos el resto de la pista muy cerca, compartiendo caricias, fantasías y pecados mentales. Tal vez si ahora mismo Aless no estuviera por ahí defendiendo su honor yo estaría perdiendo el mío entre alguna de las habitaciones del segundo piso.
—¿No has pensado en romper el compromiso?
Pregunta y ni siquiera puedo levantar la cara, en este instante podría gritar que sí, pero apenas vea a Daen todas las dagas con las que mis adentros les corre la vaga idea de cortar lo que nos une se me vendrán encima.
—No puedo dejar todo por nada.
—¿Te parezco nada?
—No es eso, hemos estado juntos dos años en lo bueno y malo, conoce todo de mí y yo de él. Es un gran hombre, no se merece que lo haga a un lado sin explicación, que termine todo porque volviste.