Al terminar el otoño

Capítulo |38|


 

NA: Despues de varios días nuevamente por aquí. Me daba miedo subir esta capítulo, pero vaya que quería ❤️‍🔥 

Miranda Livingstone 

Pasaron más de dos meses en los que tuve que experimentar la soledad. No es tan malo como suena. Tomé cursos de cocina, de diseño y cortometraje. 

Rediseñé el interior de mi departamento. Compré miles de cosas nuevas para mi armario. Unos vacíos por otros.

Hablé un par de veces con Daen. Hay una plática en persona pendiente. 

Más que nunca pise foros, obtuve algunos reconocimientos. 

Hace un par de días se abrieron las puertas del restaurante en Arias. Snytone. Lo tomamos con madurez aunque ninguno apareció por ahí según me contó mi encargado.

Pronto nos veremos para firmar bien los acuerdos y legalizar los porcentajes. 

El proyecto va muy bien, tiene publicidad a full con los Simmore y he dirigido un par de comerciales aquí. Probablemente eso le crea visitas al pueblo y al nuevo punto turístico. 

—¡Que entres ya! —Las manos de Cristina se enroscan en mi cintura y tiran de ella.

—¡No Cristina, suéltame! —me aferro a uno de los cimientos del estacionamiento al reconocer las placas de Arias en un par de autos.

—Pudieron enviar a alguien más.

—Es el auto de Hannah —Miento para que me suelte.

—Tienes que entrar, premiarán a tus hermanos.

—Veré los lives. 

—¿En serio harás esto por no ver a Maximiliam?

—La limusina esta muy cómoda.

Me libera al fin y recupero el aire invertido en luchar por mi vida y dignidad.

—¿No quieres aplaudirles? Isaí requiere su apoyo, sabes cuanto le pesa haberse bajado el cabello y mostrar los estragos de las quimioterapias pasadas.

No hace falta que remueva más, eso son puñaladas a traición en mi corazón. Solo de ver a mi hermano tan delgado, con el cabello quebradizo y obligándose a continuar con una sonrisa débil en los labios.

Esto de ser consciente es horrible. Extraño solo pensar en mí. 

Inhalo profundo y avanzo a su lado.

No mucho después cierran fiero la puerta de un automóvil cerca y giramos viendo los ojos del mal sonriendo en las sombras. Para colmo el mal se ve muy bien, muy muy, muy, muy… ya quedó claro.

Opto por mirar el piso, porque si no lo miro, no me mira, no existo y no…— me estampo contra uno de los cimientos metálicos causando un estruendoso ruido que hace que ambos vengan a mí. 

Maldita-vida.

La frente me punza y me llevo las manos a la cabeza, el orgullo me duele igual que la nariz y casi caigo de rodillas.

—¿Estás bien, Miranda? —pregunta sosteniendo mi cintura retirando los mechones de cabello de mi cara.

—Sí, bueno no, no te estaba viendo, estaba viendo hacia otro lado —Balbuceo enfocando mi vista—. Otro lado donde no estabas tú. 

Pasa dos de sus dedos frente a mí, cosa que hace que mis ojos lo sigan.

—¿Qué fecha es hoy?

La de mi muerte, gracias por preguntar. Haz el favor de llevar a Iverson, al menos alguien merece ser feliz con la muerte más estúpida del planeta.

—No tengo idea, pero eso no es nuevo para mí. 

—Estarás bien —dice despreocupado.

Ambos notamos como Cris disimuladamente nos abandona ahí o tal vez solo quería deshacerse de mí y le llegó la oportunidad perfecta. 

—Tengo que alcanzarla —informo.

—¿No te sientes mareada?

Ladeo avanzando esquivando esas cosas amarillas en forma de tortugas que hay en el piso para no caer. Por lo que sin aviso enlaza su brazo con el mío obligándome a caminar tan rápido como él. 

—¿Qué hace aquí productor Snyder?

—Es una premiación cinematográfica —sisea incierto a mi estado.

—¿Aja y?

—Soy guionista y director —enarca una ceja.

Quizá mis neuronas siguen rebotando unas contra otras porque no logro encajar su respuesta con el evento.

Cuando levanto la cara ya está marcando el piso al que vamos en el ascensor transparente así que las luces de los pisos pasan como relámpagos por esta cabina.

Eso perjudica mis mareos, así que la siguiente vez que abro los ojos me veo reflejada en la pared de la recepción. 

—Ay por Dios —mi imagen se ve horrible. Luzco aturdida, desastrosa y eso que la borrosidad de mis ojos me debe estar ayudando.

—¿Pasa algo?

—No, siempre voy…

—¿Morena? —Su mirada baja cerca de la mía y su perfume hace que sienta los pies sobre nubes de algodón.

—Cris dijo que me faltaba un poco de color, así que ella y sus muchos cosméticos me retuvieron contra mi voluntad una hora más —Blanqueo los ojos solo de recordar—. Ya me había maquillado una profesional, pedí algo ligero, pero entonces la entrometida se agregó y bueno ahora quede… 



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En el texto hay: romance, comedia humor, diferenciaedad

Editado: 01.08.2023

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