Al terminar el otoño

Capítulo |41|

Isaí Livingstone

 

—¿Y los niños? —cuestiona Jolie al ingresar a casa.
Pasó la tarde con Isabella Brito en la revelación del sexo de su hijo.

—Con mi nana en casa de papá.

—¿Y Aless?

—En la premiación cinematográfica representando la agencia junto a mi padre, Miranda y algunos miembros del equipo.

—¿Estamos solos?

—Mucho.

Le sonrío a Jolie y esa sonrisita pícara aparece en su cara junto al dejo de inocencia. Me besa colocando sus brazos en mi cuello sin un solo indicio de querer llevarlo más allá.

—Tenía mucho tiempo que no teníamos casa sola. Si no son los niños, son tus hermanos.

Intento reír fuerte y solo emito un quejido falso.

—¿Qué se hace con tanto tiempo libre?

Las articulaciones me duelen y veo un horrible reflejo de lo que un día fui en el tapizo de espejo que tenemos en pared al fondo de la sala. La ropa me queda holgada, he tenido que hacerle dos agujeros más al cinturón y mi cara luce demacrada, como si el último mes hubiera envejecido diez años.

—Jo.

Su abrazo me reconforta, su calor es como una dolorosa caricia. Y sé cuanto contiene su fuerza, me siento como un pedazo de cristal agrietado gigante.

—He pensado en visitar a mis padres.

—Que buena idea —levanto los brazos sin un ápice de felicidad.

—Quisiera que los niños se distraigan un poco. De hecho pensaba en cambiarlos temporalmente de escuela.

No abro la boca, pero sé que es mi culpa. Es un modo de disfrazar que ella no podrá atenderlos por ir conmigo al hospital.

—Sabes cuánto aman la granja de mis padres. Serían como unas vacaciones largas. ¿Qué opinas mi amor?

—Cariño, gracias, pero su vida está aquí, sus amigos, sus actividades, nosotros.

—Mis padres pueden estar muy al pendiente de ellos.

Me da paso para que me siente en el sofá. Más bien hace que me siente.

—Leo irá con los Snyder estas vacaciones —le informo y no acredita mi propuesta—. Tomará un campamento de niños talento para mejorar aún más su destreza en el piano.

—¿Y deben llevar algún tutor?

—La isla es cercana a Arias, Louis me prometió que me ayudaría a guiarlo en su sueño como si fuese su propio hijo. Además según sé Miranda pronto se mudará hacia allá.

—¿Y confías en esos locos para con nuestro niño?

—Oye, entre Hannah y yo jamás pasó nada en el pasado. Y puedo jurarte que desde que te conocí nunca necesité a nadie más.

—Dejaste de ser el motivo de pelea cuando esa bruja manipuladora lo volvió algo personal —sisea empuñando gracioso sus manos.

—Y te enloquecerá aún más notar como Leo mira a Samantha.

—¡Nunca!

Le robo un beso muy divertido de sus facciones enrojecidas por la ira de mamá celosa.

—Sabes que en el corazón no se manda, tú y yo jamás hubiésemos sido lo que nuestros padres querían para nosotros y aquí estamos diez años después.

Nos rodeamos con los ojos cerrados, puedo apostar que nuestras vibraciones se gritan lo que no nos atrevemos a decir con palabras.

—Te amo para toda eternidad Hasson. Con claridad u oscuridad, vivo o muerto agradezco haber coincidido contigo.

Me aleja bruscamente secando sus lágrimas. Su último suspiro ahogado hace que oculte su rostro y se adelante para no darme la cara.

—¿Quieres ir a cenar? —pregunto.

Niega dos pasos adelante.

—¿Tú quieres ir?

—Quiero tiempo a solas contigo, podemos hacer lo que quieras Jo.

En la oscuridad de mis ojos veo la lastima de su mirada. Debo verme peor de lo que puedo percibir.

—Aquí estoy.

—¿Quieres ver No es romántico? conmigo? Era de cada sábado y comienzo a olvidar las líneas.

Nos acercamos como dos bloques de hielo. Ella toma el control y nos sentamos abrazados una vez que ha cargado la película.

Su cuerpo está ligeramente recargado de mi pecho, y así siento las vibraciones que hace soportando su propio peso para no dejarlo ir sobre mí. Apenas y me roza.

Está asustada. No de mí, si no de lo que puede pasar si el tratamiento se vuelve agresivo para mí.

Después de veinte minutos pauso la película sin avisar y eso hace que se levante.

—Es buen momento para esa charla, no podemos evadirla más.

—¿Qué charla? —Indaga interponiendo distancia.

—Vienen meses complicados para nosotros —divago inseguro por la magnitud del problema—. Solicitaré un enfermero de tiempo completo y ustedes podrán visitarme cuando sea oportuno.

—No quiero hablar de eso.

—No te quiero pasando noches en vela o llorando por mi culpa.

—No quiero estar lejos de ti.

—Sí ambos nos alejamos para los niños será peor.

Su mentón comienza a temblar y sé lo que se aproxima.

—Nunca me dijiste la verdad y ahora que mi mundo se derrumba quieres enterrarme más —Solloza volviendo añicos mi corazón—. Mi vida no está hecha para tu ausencia Is, quiero verte envejecer conmigo, abrazarte cuando hace frío y miles de vacaciones más, quiero...

La abrazo con todas mis fuerzas, quiero unir todo lo que estoy rompiendo, pero solo creo más fracturas.

—No quería lastimarte, no pensé que se regeneraría. Yo también me creí la historia perfecta Jo.

Susurra a niveles sobrehumanos como para percibir lo que dice.

—Necesito ir con mis padres.

—¿Ahora? ¿De verdad te irás ahora?

—Me estoy haciendo pedazos, no soy tan fuerte como tú.

¿Cómo yo? ¿De donde saca que soy fuerte?

—Uno de los dos debe estar entero por ellos y si continúo aquí viéndote así... no seré yo.

Nos soltamos lentamente y me deja ver su mirada rota, lo peor es que mi visión está tan mal y aún así logro ver como rompo lo que más amo.

—Te apoyo, si necesitas un descanso adelante —en mi agitación interna solo puedo pensar en una cosa más—. Entonces sí te los vas a llevar.

—¿Quieres que estén aquí cuando...

—No.



#1643 en Novela romántica
#595 en Otros
#215 en Humor

En el texto hay: romance, comedia humor, diferenciaedad

Editado: 01.08.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.