Estaba en una especie de celda, no sabía lo que ocurría, a través de los barrotes solo podía ver una enorme puerta con un estilo rústico de color marrón, al rededor no había nada solo oscuridad. Pasaron
unos minutos y por la puerta apareció un hombre alto de piel blanca y cabello rubio hasta los hombros, sus ojos eran de un color verde muy brillante, estaba vestido con una franela negra pegada a su torso, una chaqueta de cuero negra, un jean negro ajustado y unas botas de corte militar negras también.
- que bien, ya despertaste – dijo acercándose, su voz se me hacía muy conocida, sin embargo no lograba ubicar en dónde la había escuchado, cuando estuvo frente a la puerta de la celda sentí un horrible ardor en mis brazos y cuando fije mi mirada en ellos vi una extraña marca, segundos después el ardor ceso
- puedes tener la mitad de un bando y la mitad de otro pero sigues estando bajo mi control – lo mire con odio a lo que el rio, chasqueo los dedos y la marca comenzó a brillar, sentí el ardor por unos segundos y después nada, escuché la reja abrirse y, en contra de mi voluntad, me paré y camine hasta llegar frente a él
- muéstrame tu verdadera forma – ordeno, yo solo asentí, me paré frente a la puerta y sentí como mis dos alas salían de mi espalda con fuerza y se extendían con majestuosidad, note que mi ropa cambiaba, tenía un vestido que arriba era negro ajustado y la falda era blanca suelta hasta un poco más arriba de las rodillas y tenía unos tacones negros, en mi muñeca derecha tenía una pulsera blanca con rayas negras y puntos dorados y en la izquierda tenía una pulsera azul metálico con negro - ¿ahora entiendes? - dijo seguido de un chasquido y de la nada apareció un enorme espejo, pude ver mis hermosas alas, una blanca y una negra, por unos segundos recuperé el control de mi cuerpo y con mis manos sentí sus suaves y largas plumas – eres un hermoso híbrido no entiendo cuáles son tus ganas de seguir fingiendo que eres otro humano más...