Aládiah

Capítulo 5

   Estaba sentada en la rama de un árbol, debido a mi poder ningún humano podía verme, Astaroth permanecía volando frente a mí gracias a sus alas, de igual forma ningún humano podía verlo, en el parque decidí que debíamos irnos y él con gusto acepto, la cercanía de Dennis lo ponía nervioso, quería averiguar por qué

  • Tu querido amigo Dennis es un ángel y no cualquier ángel, pertenece a la brigada de los Principados – no pude evitar reírme, los Principados eran como el grupo élite de los ángeles, escogidos por arcángeles en persona, mi hermano Lelial es el líder de los Principados
  • Eso no es posible Astaroth, lo habría sentido, pude ver su alma y es completamente humano – él rodó los ojos
  • De acuerdo, cree lo que quieras creer pero no olvides que te lo advertí – dicho eso se fue volando yo me reí nuevamente ante aquella locura. Ya era casi la una, desplegué mis alas y volé a algún lugar con menos gente, tras volar varios minutos me encontré con una casa que parecía abandonada, las paredes estaban descuidadas y la maleza subía ya por la estructura, aterricé y entré
  • Bueno, lo haré aquí – dije tras esconder mis alas nuevamente, chasquee los dedos y mi ropa se cambió por un vestido manga larga rojo, de estilo casual, a la altura de la rodilla y unos botines negros, mi cabello lo dejé suelto – listo – dije satisfecha por mi imagen y mis alas aparecieron nuevamente
  • ¿eres un ángel? – dijo una voz detrás de mí, estaba tan concentrada en cambiar mi ropa y tan confiada en que el lugar estaba vacío que no preste atención en mantener la invisibilidad, rápidamente me volteé y me encontré con una señora muy delgada, se veía hambrienta, tenía la espalda encorvada, su ropa estaba sucia y rota y su cabello enmarañado, vi sus ojos llenos de esperanza, los cuales me conmovieron por lo que me acerqué y tome sus manos
  • Si crees que lo soy entonces sí – sus labios dibujaron una pequeña sonrisa y un extraño sentimiento me invadió, no podía dejarla en ese estado - ¿puedes esperar aquí? Prometo que volveré – ella asintió, salí de la casa y emprendí el vuelo hacia el parque en el que iba a encontrarme con Dennis…

 

  • Necesito que me ayudes en algo – dije después de saludarlo

 

  • Claro dime – respondió con una sonrisa

 

  • Hay una señora, es anciana y no tiene nadie que la cuide, ¿puedes acompañarme a ayudarla?, no es necesario comprarle nada pero necesito que me acompañes – dudo al principio pero después acepto – gracias – tomé su muñeca y corrí hasta un callejón, me aseguré de que no hubiera nadie observando – por favor, sin importar que veas, solo confía en mí, después te explicaré todo – él asintió, entonces mis alas se materializaron, su cara fue de total impresión, incluso palideció, a medida que me acercaba su respiración se hacía más rápida – tranquilo, solo toma mi mano – dije extendiendo la mía, segundos después la estrecho y su respiración se fue regulando, una vez que se calmó lo abracé por la espalda y comencé a volar, al principio estaba completamente tenso y asustado pero después se fue calmando, minutos después llegamos a la misma casa, aterricé, lo solté y mis alas desaparecieron

 

  • E… eres un ángel – yo me reí

 

  • No lo soy – suspiré – después te explico, la señora de la que te hable está adentro, vamos – el asintió y ambos entramos. La señora estaba sentada exactamente en el mismo lugar en que la deje, cuando me vio sus ojos tomaron ese brillo de esperanza nuevamente, no pude evitar sentir ese mismo sentimiento de antes, lentamente me acerqué, me agaché hasta quedar a su altura y tomé sus manos – escúchame, él es Dennis, es un amigo – la anciana fijó su mirada en él y asintió a modo de saludo, Dennis correspondió el gesto, solté sus manos me levanté y fijé mi mirada en él – el alma de ésta señora esta desgastada, todo por lo que ha pasado está haciendo peso y la está oscureciendo pero la tuya inspira paz y tranquilidad, puedo transmitir ese sentimiento a su alma y que vuelva a ser como antes – él me miró pensativo – si tu preocupación es lo que te pueda ocurrir, tranquilo no dejaré que te pase nada – Dennis sonrió, se acercó a la señora, se agachó hasta quedar a su altura y tomando sus manos dijo

 

  • Está bien, adelante – asentí, me acerqué a ellos y puse mis manos sobre las de ellos, estas empezaron a brillar, al principio la señora hizo una mueca de dolor, era lógico, llevaba tiempo en ese estado y no estaba acostumbrada a energía despertando cada parte de su cuerpo, segundos después mis manos dejaron de brillar, los tres nos separamos, me apoyé a la pared debido al cansancio, no había usado mis dones de esa forma en mucho tiempo

 

  • Muchas gracias – escuché decir a una voz suave y dulce, dirigí mi mirada hacia el lugar de donde provenía la voz y me encontré con la misma señora pero esta vez se veía diferente, sus ojos estaban llenos de vida, no estaba encorvada, no se veía hambrienta y ya no me inspiraba el mismo sentimiento de cuando la vi por primera vez, ahora solo sentía alegría de que podía continuar con su vida, me acerqué a ella y tomé sus manos

 

  • Gracias a ti por dejar que te ayude – respondí con una sonrisa, ella me abrazó y se dispuso a salir de la casa




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