Alas Abiertas

Alas Abiertas

Es necesario estrellarte alguna vez para valorar el hecho de que vas volando,

Y lo mejor de todo es que un Dios pilota mi nave.

No quisiera comenzar este trayecto cavilando sobre mi minusculo dolor

Pero a la final es este tipo de experiencias

que a nadie le gusta vivir

pero que son un gran aprendizaje,

lo que puede formar al hombre completo,

o al completo mediocre.

 

Hoy no quiero comenzar este trayecto siendo un adicto incompleto

De un dolor que me hundió un metro

pero que yo sigo insistiendo que me hunda hasta el subsuelo.

Voy a dar inicio utilizando la meditación que Dios me ha regalado

Como alimento deshidratado para el soldado en combate,

Oración jaculatoria, flecha encendida

apartando la oscuridad de mi alma confundida.

 

Durante algunos días, mi espíritu se ha visto deprimente,

porque de una forma bastante peculiar

el Señor podo mi sarmiento

Cortándole una hermosa rama, encantadora desde mi perspectiva

¿Por qué habrá sido?

Si se veía tan bien, verdisima y lozana

como tal vez pocas habían crecido.

Resulta que dicha rama desviaba la savia hacia sí

lo que hacia correr el riesgo de dar frutos mas pequeños

y menos dulces.

 

"Yo Soy la vid, ustedes. los sarmientos,

mi Padre es el labrador,

Todo sarmiento que no da fruto lo corta

y al que da fruto lo poda, para que dé mas fruto"

 

No pensé que este proceso fuese así de intenso, hasta que lo viví.

 

 

Entendí lo que mi amigo Harding decía

que el Señor procede a rompernos varias veces el corazón

hasta producir uno según su voluntad.

Lo acepto y quiero ser mas dócil

Para que tu trabajo,  amado Dios jardinero

me ayude y pueda ayudar a otros

A llenar los lagares de amor dulce

Que con el tiempo se convierta en el vino mejor.

Mi pulsante dolor se entiende desde la mirada del sarmiento

el hecho de cortar una rama frondosa

no ha de ser precisamente agradable.

Los primeros días los vasos capilares siguen enviando savia

obstinadamente como si aún estuviese

solo para derramarla.

El tocón restante comienza a secarse

Y solo después de un buen tiempo

Se cae y el resultado es un nuevo apéndice controlado

dispuesto para dar uvas.

 

Voy de nuevo a levantarme

pero las alas que se abren a mi espalda no son mías

son las de mi ángel guardián

inconmensurable gracia del Padre

que se habían replegado a mi alrededor

en el momento de mayor vulnerabilidad

cuando las lágrimas ocultaron la visión

y la razón se nublaba dejando paso a una hereje duda.

 

Comienzo a sentir el viento, aliento de vida

Y estas gotas se convierten en pequeños cristales

que salen por el lado contrario de los ojos

¡Por que te amo lo hago!

 

¡Alas arriba, querido compañero!

¡ Estoy listo para emprender el vuelo!




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