Alas de Amor "La memoria de un sueño"

VII

—Deívan ¿Por qué te detienes?—pregunto mamá.

—Deívan ¿otra vez durmiendo despierto?—mientras se detenía frente a mi—anda camina.

—E…es-ta bien—tartamudíe.

¿Por qué me sentía inseguro, temeroso, fragíl y sentimental? ¿A caso me esperaba algo que cambiaría mi vida, mi persona y sobre todo mi mundo?Ya en eso mamá nos presento a Sebastián y a mi con todos, incluyendo a los pasientes, los cuáles no resultron ser como esperaba, es decir, era gente muy prestigiosa que buscaba por decisión propia o de su familia, una ayuda “profesional”. Bueno con dinero todo se puede ¡claro! Con dinero todo se puede. Sarcásticamente lo creeré. Estando sentado  junto a Sebastián, mamá nos dejo porque a pesar de que ella nos había invitado, no quería decir que no tuviera que ayudar a las demás enfermeras en el hospital. Al parecer hubo un percanse con un paciente, escuche por parte de algunas enfermeras que el sujeto es epileptico, bueno, mamá se ha ido; solo quedamos Sebastián y yo.

—Sebastián, tengo que ir a buscar a mi mamá.

—¡¿Ahora?! Pero ¿cómo? Si tengo que…

—De todos modos iba a ir yo solo—lo interrumpí.

Me pare y le di el vaso de refresco que yo tenía y sali por la puerta principal, llegue hasta la recepción y me encontré con una vieja amiga  y colega de mamá.

—Hola Deívan ¿buscas a tu mamá?

—Sí, quiero hablar con ella, pero no sé dónde está- le respondí con inquietud.

Cuando de pronto escuchamos el alta voz, dando un mensaje:

“Enfermera karen, favor de ir al piso seis, habitación trescientos seis”.

Se me había ocurrido utilizar el alta voz, cuando karen amiga y  colega de mamá, mencionó que solo se utilizaba para llamar a las enfermeras por petición del médico director del hospital, mis esperanzas se desvanecieron. Pero me dijo que podía acompañarla y pasar por los pisos y preguntar con las enfermeras de guardia, yo acepte y subi en el elevador con ella, karen es mayor que mamá por dos años, al pasar por el piso cuatro no encontramos a nadie, ella supuso que al no haber nadie, sería mamá la enfermera de guardia, así que acepte su proposicion de quedrme en ese piso y esperar a que apareciera. Sali del elevador y karen se despidió de mi. Tarde un buen rato, lamente mucho el no haber preguntado en dónde estaba el baño, lo único que sabía, y era por mamá, que en cada piso había un baño; pero el problema era encontrarlo, así que comence a caminar por el pasillo, veía tanto a mi izquierda como a mi derecha habitaciones con números, algunos de ellos permanecían cerrados, al tocar el picaporte lo presentía, pero en la habitación veinticuatro, la pude abrir, en ella se encontraba una viejecilla de por lo menos ochenta años, se encontraba    durmiendo con ventana y cortinas cerradas.




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