Alas de Amor "La memoria de un sueño"

XI

—siempre me ha gustado tu cabello Deívan—extiende su mano y revolotea mi cabello como si fuera un niño.

Los vi a los tres, ellos me miraron sin mayor preocupación, en sus ojos se podía notar que no sentian lo mismo que yo, en pocas palabras eran “felices” y desconocian todo aquello que me estaba matando por dentro, era algo así como “morirse por dentro” y sin que ellos lo supiecen o lo notacen.

—Eh…, mmm, si Karen, igual  a mamá le gusta.

—Bueno, nos vemos Karen, mañana te ayudare con todo—se acerca a ella y se despiden de besos.

—Esta bien, no te preocupes.

Mamá no deja de decirle que le ayudara pues sabe que es bantante trabajo pero Karen la tranquiliza de la manera que sabe, salimos del hospital, mamá dijo que como ya eran las ocho no deberiamos dejar ir solo a Sebastián así que mamá pide un taxi, mientras que ella le hace parada, senti la necesidad de ver al hospital y mi mirada dio directamente a la habitación de esa chica, Harriet; efectivamente ella o alguien más no lo había con certeza nos estaba observando, podía ver su silueta a través de las cortinas. El taxi se detuvo, mamá y Sebatián subieron primero, yo me quede observando esa silueta y realmente no sabía si era ella pero sentía que también me observaba me veia, me vigilaba con cierta tristeza y desesperación.

—Deívan ya es hora, vamonos—dice mamá.

—Es…,ta…, bien—tartamudeé.

Me subo al taxi y segui viendo por la ventanilla, cuando el auto se empezo a mover, me vuelvo para ver hacia atrás, hasta que el hospital desaparecio de mi vista. Recargue mi cabeza sobre lla ventanilla, mamá y Sebastián no dejaron de conversar en todo el camino, mientras yo me ahogaba en silencio; llegamos a la casa de Sebastián casi a las nueve devido al tráfico, me bajo primero y despues él, mamá se quedo en el taxi mientras que nosotros nos despediamos, fije la mirada a la ventana de su casa, vi a una persona que al verme se escondio trás las cortinas grandes y amplias da tono rosa.

—Oye Sebastián, ¿quién es la persona que se esconde trás la cortina?

El se vuelve y mira a su casa, fija la mirada de lamisma forma que yo y responde:

—Es Margoth, la reconozo por la sombra—suelta en forma burlona—¿es acaso que no te acuerdas de ella, Deívan?

—No. No la reconocí…, bien, hasta mañana Sebastián.

—Nos vemos en la escuela.




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