—Le he explicado todo—dijo Sebastián entrando a la casa—le ha parecido una buena idea.
—Bueno, quiero conocerla, sólo por eso.
—¿Conocerla?—levante la vista hacia ellos—bueno, creó que sera pronto—sonreí.
—Bien, ya estamos listos—se sento en el sofá—sera el dieciocho, en el parque, a las doce y cuarto—Sebastián sonrío.
Poco tiempo queda en cada día, más aún después de hacer muchas cosas.
Falta poco, muy poco para salir de clases, a pesar de hacer frío el profesor de educación física nos ha pedido hacer deporte, algunos de los alumnos se han quejado, pero él ha dicho que así se ira el frío; lamentablemente para algunos, él tiene razón. Me ha tocado correr junto a Sebastián y Clara, ellos van sujetados de las manos mientras corren, espero y no caigan o sera lamentable el dolor. Me he cansado con lo muy poco que he corrido, y ya no puedo seguir haciendolo.
—Me tengo que ir al baño—les dije a los chicos—estoy un poco cansado y me duele el pecho—les hice señas con las manos de que siguieran—nos vemos al rato.
—Esta bien—dijo Sebastián—pero no te tardes más de la cuenta, el profe nos pondrá asistencia.
—Sebastián, tiene razón—argumento Clara—no tardes mucho.
Al subir las escaleras rumbo al baño, vi caer a dos chicos, pero no eran ellos, no eran Sebastián y Clara, pero el profesor los calló, es mejor así, ya que todos caemos y esperamos que nadie se de cuenta y que no se burlen de uno.
Veo mi reflejo en el espejo del baño, otra vez, estoy pálido, ojeroso y un poco sucio por el polvo de la cancha. Me siento cansado y con un poco de sueño, he mojado mi rostro con el agua del lavabo pero todo se ha tornado oscuro, no distingo mi reflejo, apoyo ambas manos en el lavabo, está humedo pero me cuesta mucho el respirar, mis piernas estan un poco débiles, ¿Por qué veo tan lejano el lavabo?¿El techo es más alto de lo normal?—pense.
El frío piso me esta dando nauseas junto a ese desinfectante que pone el intendente, aunque es menor el olor que el del éter, pero no me gusta. Ya no puedo respirar fácilmente por la nariz, ahora sólo lo hago por la boca.
Escucho una voz, alguien me esta buscando.
—¿Deívan?... ¡¿Deívan?!—grito alarmado—Clara, ayudame a sentarlo.
—Esta bien—respondío preocupada—¿Qué ha pasado?
—¿Qué te paso?¿Alguien te hizo daño?—pregunto histérico.
—No…, só-lo que…, me estaba viendo en el espejo y-y cuando me di cuenta ya estaba en el piso—me sente apoyando mi espalda con la puerta de uno de los baños—pero estoy bien.
—Llamaremos a tu mamá para que venga por…
—No. Sólo ha sido un simple desmayo.
—Claro que no—Sebastián se levanto del piso—no es un simple desmayo, puede ser algo algo peor…, co-mo u-na enfermedad mortal o una…
—¡Basta!... Sebastián—dijo Clara—es mejor llevarlo a la enfermería y…
—No—.Me levante—he dicho que no, tal vez se debe a que no he comido, además es la primera vez que sucede esto—mentí. Camine rumbo a la puerta, para salir de allí—ni una sóla palabra a nadie, con respecto a lo que ha sucedido.
A los chicos no les pareció la petición que les hice pero no quiero saber nada, tal vez y se deba a que comia irregularmente y el ejercicio había causado ese desmayo.