Alas de Amor "La memoria de un sueño"

XXXIV

Las nubes en el cielo se ven hermosas, sin importar el clima que le acontesca, un grito, dos gritos, tres gritos…,  murmullos que iban y venian, de acá para allá.  Mi cuerpo, no puedo mover mi cuerpo, es horrible, siento el olor a sangre que invade mis fozas nasales, escucho las sirenas…, nuevamente murmullos, habían muchas personas a mi alrededor, quizá, no lo sabía con certeza.

—¿Qué-qué ha pasado? —pregunte en voz baja, casí como un susurro.

—No te preocupes, reciste…, todo estará bien—siento como pone algo rigido en mi pierna, creó que es un torniquete—.Con cuidado chicos, levantenlo con cuidado—escucho que dicen, pero ya no puedo mantener los ojos abiertos.

No poder ver lo que sucede a tu alrededor pero sí poder oír todo lo que dicen es un poco enfermizo, hóstil, mohíno y perturbador. No sabía exactamente lo que había ocurrido conmigo, no podía abrir los ojos.

—Alguien..., quien sea, ¡Ayudeme! Quiero abrir los ojos—palabras que se ahogarón en el frío silencio de mis pensamientos.




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