—Tampoco ire.
—Sí quieres ir, puedes hacerlo Clara, no es necesario…
—Lo hago por que quiero, mi mundo no es como el de ellos—me corta y me sonríe nuevamente—¿compraras las flores?
—Sí—aprieto su mano un poco más, pero sin hacerle daño—me encanta caminar contigo.
—A mí me encanta, mucho más, anda o llegaremos tarde—me dice y ambos aceleramos el paso, llegamos a la florería y ella me suelta para ver más de cerca unas rosas rojas—¿Cuál llevaras?
—Las mismas de siempre—le digo y me acerco a una pequeña canasta de lirios purpuras—quiero estas—le digo a la encargada y ella rápidamente me los envuelve en forma de un ramo.
—Aquí tienes—me los entrega y huelen estupendamente bien, la chica me sonríe y yo le pago.
Clara se acerca a mí y me sonríe, ahora solo nos queda un lugar por pasar antes de visitar a nuestro amigo. Ambos salimos de allí y caminamos rumbo al parque, veo a un señor que esta vendiendo helados, rápidamente se me antoja uno pero Clara, mi linda y amorosa novia, me regañara pues he andado un poco enfermo, sólo es gripe pero me cuida mucho y eso es lo que adoro de ella. Que me cuide con tanto fervor. . No obstante algo hace que me detenga y es que ese bendito faro no ha estado en funcionamiento por varios meses, Clara se posiciona a mi lado y también lo observa, en cierta forma me es extraño preocuparme por algo que la sociedad no ha reclamado pero aquí estoy como bobo viendolo, aunque es más de medio día y aunque no necesitemos la luz aún, sería bueno que funcionace.
—Pero ¿Qué les pasa a los dos? —Ambos nos volvemos hacia esa voz y es mi hermana, trae puesto la ropa del colegio—¿y bien?
—Es que tu hermano se quedo viendo el faro.
—Lleva meses descompuesto—Margot levanta los hombros con expresión indiferente—¿van a verlo?
—Sí—.Decimos al unisono
—Pues entonces, apuremonos, ¿quieren?
Los tres enprendemos el viaje hasta el hospital, y una vez dentro nos dirigimos al elevador, y oprimo el botón hacia el piso cuatro, el elevador abre sus puertas con una gran lentitud pero es como sí supiera que no quiero ir tan rápido pero Margot se decespera con mucha facilidad. Estamos en el mes de marzo y el tiempo no se detiene, ahora soy consciente de eso, ahora más que nunca.
En el pasillo nos encontramos con Karen, quien nos saluda y nos dice que Mabel está con él, pero nos dice que podemos pasar, no esperamos mucho y así lo hacemos; el miedo me invade como todos los días, ver a mi mejor amigo conectado a una maquina enorme y grisosa que le proporciona la vida, es muy perturbable, lleva allí, un año y tres meses, ha pasado un buen tiempo desde que ese accidente ocurrió; le doy las buenas tardes a Mabel y ella me corresponde, tomo el jarrón de porcelana china con flores azules, que Clara le compró hace un año atrás, y ya tiene los lirios purpuras un poco marchitos y eso que apenas ayer los compré, así que lo llevo al baño junto al nuevo ramo y allí los cambio, mientras estoy en el baño miro mi relfejo en el espejo y suspiro deceoso de que esto algún día termine, he soportado varios meses verlo en ese estado pero ya no se sí podré hacerlo por más tiempo.