APARTAMENTO DE NAJIB MAJEWSKI – ESSEN
Sentado sobre el sofá de la sala y con su pequeña bebé en brazos, Najib Majewski aguardaba la hora para ir al trabajo aquel día. Había suspendido todas las citas de sus pacientes de la mañana decidiendo quedarse en aquella preciosa compañía.
Llamaron a la puerta y su esposa Jennifer fue a mirar quien era.
— Aurora está aquí y viene con Amalie —dijo mirando a Najib y abriendo posteriormente la puerta—
— Pasa, Aurorita. Te estaba esperando.
La joven bajó a Copito de nieve y con la dulzura que la caracterizaba, saludó a la Miss Jenny.
— A mi nadie me esperaba, por supuesto.
— Pues no, porque no sabíamos que vendrías, Amalie. Adelante.
Al ver a la bebé en los brazos de su tío, Aurorita se acercó raudamente.
— Tío, déjame cargarla.
— ¿Cómo estás, reina. También me da gusto verte.
— Muy bien tío. ¿Y tú?
Aurora saludó a su tío con un beso en la mejilla tomando de inmediato a la bebé en sus brazos.
— Mein Gott! Eres realmente hermosa, Sophía. ¿Y cómo no? si tienes nombre de princesa —decía besando con suavidad una de sus mejillas— Amalie, tienes una hermanita preciosa.
— Aurora, tu imaginas belleza donde nunca la habría. Ningún bebé es bonito. Son todos morados y arrugados.
— ¿Tú no piensas saludarme, hija?
— No saludo a traidores.
— ¿Que ridiculez dices?Ya estás grande, Amalie. ¿No te da vergüenza sentir celos de un bebé?
— El ridículo, sin vergüenza eres tú, padre. Mira que tener un bebé a estas alturas de tu vida es un auténtico bochorno.
— ¿Bochorno para quién? Bochorno para mí es haber criado a dos hijos tan desagradecidos.
— Mmm… y aún así te atreviste a engendrar otro.
— Amalie, ya basta —le reprendió entre susurros su prima—
— Te equivocas. Esta vez me encargaré de no cometer con Sophía el mismo error que cometí contigo y con el delincuente de tu hermano.
— Es suficiente. Ni una palabra más, Najib, por favor, —irrumpió la maestra Jennifer— Buscaré mi bolso y nos vamos, Aurorita.
La joven asentó y tomó asiento en el sofá con la bebé entre sus brazos.
— Mira, Copito. La princesa Sophia es como un bello osito.
Najib tomó su bolso y el babysit del bebé para dirigirse al estacionamiento.
— Las esperaré en el coche.
La maestra Jennifer no tardó en volver con su bolso y la de su bebé. Un par de días atrás Aurora había decidido finalmente retomar sus actividades de ballet para volver a formar parte de los grandes escenarios con las mejores obras puestas en escena.
Para ello no dudó en escoger como coach de cabecera a la Miss Jenny quien la acompañó desde sus inicios en los principales escenarios y quien continuaba formando parte del cuerpo de maestros fundadores del Helen Kneist Academie.
— ¿Nos vamos?
— Vamos… Yo llevaré a Sophia. Amalie, tu carga a Copito, por favor.
Todos salieron. La Miss Jenny aseguró la puerta y se fueron.
BUER – GELSENKIRCHEN
La señora Elwira Majewski llegó para ver a su hijo y hacerle compañía por un par de horas como cada día. Uno de los guardias anunció a Said Majewski que su madre había llegado. La mujer se dirigió hasta el jardín donde el mismo se encontraba reposando.
— Bienvenida, madre.
— ¿Cariño, como estás?
La mujer besó la frente de su hijo acariciando sus mejillas.
— Me siento bien. Tanto, que me resulta eso muy extraño. Siéntate aquí a mi lado.
— Mmm… extraño es verte acompañado de estos gatos.
— ¿Qué podía hacer, madre? La sinvergüenza de Stella tubo crías a mis espaldas. Antes de mi cirugía le pedí a Isabella que se llevara a uno para que se la obsequie a su hermana Gina por su cumpleaños, y decidí quedarme con el resto. ¿Sabes si le gustó?
— ¿Tu que crees, mi amor? Gina adora a los animales. Le puso de nombre Vixen, y todos tus nietos lo adoran. Solo que Aurorita tiene un problema al acercársele pues es a Copito a quien no le agrada en absoluto el gato.
— Bueno, eso es normal entre perros y gatos. De todos modos mi pequeña Tinkerbell ya no vive en la mansión de Byfang.
— Ya no —afirmó la señora Elwira repentinamente afligida— Akins puso aquella mansión a los pies de su hermana. Estuve allí esta mañana.
— ¿Por qué lo hiciste? Te pedí en varias ocasiones que no pusieras un pie en ese lugar, madre.
— Quería ver a mi nieta, Said, y no me quedó de otra.
— Pudiste llamarla y quedar en otro lugar para encontrarse.
— ¿Hijo, que sentido tendría, dime? Aurora está rodeada de guardias todo el tiempo y mi nieto tiene información constante de cada uno de sus movimientos.
— ¿Te encontraste con él?
La mujer lanzando un angustioso suspiro, asentó.
— Por su bien espero que no se haya atrevido a atormentarte siquiera con media palabra. Cómo se atreva, juro que olvidaré por completo que ese demonio estuvo alguna vez en el vientre de mi adorada Paula.
— No hables así, hijo. Por favor no lo hagas. Tu único propósito de ahora en adelante debe ser solucionar los conflictos con tu hijo. Si no lo haces, nada acabará bien.
— Madre, tú y yo ya hablamos acerca de esto. No te he prometido arreglar las cosas con mi hijo, por lo tanto no quiero que te hagas falsas ilusiones. Akins está desbordado de odio hacia mi, y está consumido en el poder y la ambición. Agrégale a todos esos detalles la enfermedad que tiene en la cabeza. Es un auténtico peligro, y es un hecho que si no tuviese a Aurora a su lado, sería ya en estos momentos uno de los mayores delincuentes al frente de una de las mafias más temidas de toda Europa.
— No sigas. Eso que dices es horrible. Por más que lo intento no consigo asimilarlo.
— Por el bien de tu corazón empieza a hacerlo, madre. No creas que a mí no me ha costado. La única persona que está conteniendo a mi hijo es Aurora. Con cada acto indigno que comete no logra sostener la mirada en su hermana, y es solo por esa razón no ha llegado a convertirse por completo en un monstruo.
HUNDEWIESE KETTWIG – (PARQUE PARA PERROS A ORILLAS DEL RUHR)
Todo el equipo de criminalística forense en el lugar del hallazgo de un cuerpo sin cabeza ya se encontraba presente y solo aguardaban la llegada del fiscal Lutič para el levantamiento del mismo.
Ni bien el fiscal llegó al sitio, se acercó con pasos lentos hasta el cuerpo que yacía cubierto con una sábana blanca, pero antes de echarle una mirada conversó con el médico forense quién sería el encargado de trasladarlo hasta la morgue de Essen para los estudios correspondientes al cadáver.
— Se trata de una persona de edad avanzada —explicaba el médico forense mientras a unos pasos más atrás del fiscal Lutič, todo lo escuchaba el ex agente— Probablemente un octogenario. Lleva muerto un poco más de 24 horas. 36 quizás, pero lo determinaré una vez realizados los estudios correspondientes en la morgue.
— ¿No han podido encontrar la cabeza? —prosiguió el fiscal destapando finalmente la sábana para observar el cadáver—
Einar Steen, quitando sus gafas oscuras lo observó también a la par de él.
— Aun no, pero los oficiales forenses siguen trabajando en el peritaje por toda esta zona.
Con el mismo estómago revuelto. Con las mismas náuseas y la cabeza que le daba vueltas. Einar Steen al ver el cadáver no pudo soportarlo.
Se apartó del sitio con raudos pasos metiéndose de nuevo al auto.
— Disculpe, es un oficial recién iniciado y para escenas como éstas aún no está preparado —dijo ante la actitud del ex agente, bastante extrañado— ¿Procederán al levantamiento ahora?
— Así es. Solo aguardábamos su presencia, fiscal Lutič.
Luego de supervisar el levantamiento del cadáver acompañando a los oficiales forenses, recopiló toda la prueba posible existente en el lugar, que de hecho eran casi nulas. Quien o quiénes se habían encargado de lanzar el cuerpo sin cabeza no dejaron vestigio alguno de pruebas que pudieran servir como pistas para la investigación.
Al tratarse los alrededores de un parque para perros, una persona que paseaba a los suyos a primeras horas de la mañana, se topó con la macabra escena.
— En realidad fueron mis perros quienes encontraron el cadáver en esta zona pantanosa de la orilla —afirmó brevemente el único testigo del hallazgo—
— Solicitaremos su declaración en la fiscalía. Es necesario dejar constancia del hallazgo por parte de usted que momentáneamente es el único testigo. De todos modos visitaremos los alrededores para preguntar a los locales si han visto movimientos extraños en las últimas horas.
MAWAL COMPANY – ESSEN
Rodeado de sus guardias, Gregg Akins hizo una breve visita a la Compañía donde su hermana mayor, un par de abogados y otro que formaba parte de la línea ejecutiva ya se encontraban esperándolo.
— ¡Vaya! Pensé que el príncipe de alas negras ya no vendría —dijo Gina Alicia al verlo ingresar—
— Perdón por haber llegado un poco tarde. Esta reunión será breve, por lo tanto no les haré perder más tiempo.
El joven pidió a los presentes que tomaran asiento cuando de la nada comenzó a estornudar y observó a su hermana que cargaba en su brazo a un pequeño gato.
— ¿Qué es eso, diabla?
— Ningún eso. Es mi gatito y se llama Vixen.
— Por si no lo sabías soy alérgico a los gatos. ¿Cómo traes un animal a una reunión de la empresa?
— Pues te aguantas. Mommy también era alérgica a los gatos y aún así aceptó a mi Frufrú. No dejaré a Vixen solo porque te molesta. Mejor inicia tu reunión de una vez así nos iremos pronto de aquí.
Molesto y sin decir más nada, Akins se apartó de su hermana, sentándose en el otro extremo de la mesa de la sala de reuniones.
— Bien… Seré breve porque tengo otros asuntos que atender y no puedo quedarme mucho tiempo. Sé que esta compañía ha estado en muy buenas manos durante muchos años, por lo cual confío en que seguirá siendo de ese modo una vez que te ponga nuevamente al mando de todo —dijo el joven observando a su hermana— Mawal hace un contraste muy grande a mis actividades en Kara kanatlar, razón por la cual no puedo hacerme cargo de todo esto. De hecho no sé nada acerca de fotografías, exposiciones y artes audiovisuales. En cambio a ti hermanita mayor, te encantan este tipo de cosas al igual que a mi preciosa reina. Por eso he decidido pasar la mayor parte de las acciones a nombre de Aurora. Un 70% para ella y un 30% para ti. Con la salvedad del caso de que tú volverás a ser presidente de Mawal Company hasta el día en que mi ángel desee quizás tomar dicho puesto.
— Akins, tú y yo ya habíamos hablado acerca de esto. Estoy con muchos proyectos de ballet en el Aalto Teather, y tampoco podría hacerme cargo de Mawal.
— Habla con Aurora entonces. Ella se alejó del ballet hace mucho tiempo y no la veo con ganas de regresar. Ahora que ya es mayor de edad puede trabajar.
Gina Alicia no pudo evitar echarse a reír.
— ¿Dije algún chiste?
— Pones todo un imperio a sus pies y tú deseas que trabaje. ¿Es enserio, hermanito?
— Pues al menos como pasatiempo que lo haga. Procedan, por favor —continúo observando a los abogados quiénes extrajeron documentos relacionados a la sucesión de Mawal Company para enseñárselos a Gina y pudiera firmar su parte del retorno de las acciones—
— ¿Si tenías en mente hacer esto, por qué no has traído a Aurora contigo? ¿Por qué no hablaste con ella?
— Lo haré si eso es lo que te preocupa. Ahora jefa monarca, firma, por favor. Tendrás la colaboración de todos aquellos que ya te conocen, como aquí la del vicepresidente de la compañía. ¿Cierto?
— Por supuesto, señor. Desde hace muchos años me han dado la confianza de tener este cargo, por lo tanto será siempre un honor para mí colaborar con la señora Bruchhagen.
— Excelente…
— Agradezco tus palabras, Graf. Conozco de sobra tu lealtad y esmero en mantener a flote las compañías de Mawal.
— Firma —volvió a repetir Akins observando a su hermana—
Con los ojos en blanco y un respiro profundo, Gina Alicia acabó firmando la sucesión de su parte de las acciones, manteniendo de tal modo su estatus de presidente de Mawal Company.
— Gut!... —exclamó el joven poniéndose de pie— Agradezco la presencia de todos y una vez más les pido disculpas por haberles hecho esperar.
Gina Alicia entregó el documento firmado a uno de los abogados y posteriormente todos se pusieron de pie.
— Lo esperaré en Herdecke mañana por la mañana para que Aurora pueda firmar la sucesión de las acciones que le corresponden —puntuó Akins al segundo abogado antes de marcharse—
— Por supuesto, señor. Estaré ahí a primeras horas de la mañana.
Gina Alicia fue la primera en salir del despacho de reuniones mientras su hermano con raudos pasos intentaba de su lado salirse. A pesar de todo, Gina, con Vixen en brazos, en el camino se le atravesó, acercando al gato a sus narices.
— ¿Qué haces, diabla?
Akins un par de veces estornudó.
— Aleja a ese gato de mí, y apártate que debo salir.
— Te has vuelto realmente ruin. Espero que Aurora traiga un gatito a su mansión. Quisiera ver qué haces viviendo allí.
— Ella no hará tal cosa, además, Copito de nieve detesta a los gatos del mismo modo que detesta al tuyo.
AALTO TEATHER – ESSEN
Aurora llegó al Aalto Teather acompañada de la Miss Jenny, de la pequeña Sophia y de Amalie para utilizar uno de los salones de ensayos habilitados exclusivamente para su hermana Gina Alicia. Desde aquel día Aurora volvió a sus habituales rutinas de ballet pues su incorporación al cuerpo de bailarines del Helen Kneist era un hecho e incontables audiciones la aguardaban con la oportunidad de volver a brillar sobre los escenarios.
— Aún queda algunos días Aurorita. No es bueno ni necesario que exijas a tu cuerpo. Llegaremos a tiempo.
— Lo sé, Miss Jenny. Estoy emocionada. Karîm se pondrá muy feliz de volver a verme sobre los grandes escenarios.
— ¿Volverás a bailar únicamente por Karîm? —irrumpió Amalie— ¿Es enserio, Aurorita?
— No es así. Solo dije que se pondrá muy feliz.
— Creo que muchos estaremos felices por el regreso de la Reina de París —habló la maestra—
— ¿Sabes de que me he enterado, Jenny? Que tú nuera también práctica ballet. ¿Cómo no? Es Rusa y sería raro si no lo hiciera.
— ¿Mi nuera?
— ¿Cómo, tu hijo no te ha contado que la chica que lo acompañó al cumpleaños de Aurora es su novia? —contaba Amalie con un malicioso tono—
— No lo sabía
— Pues si hubieses asistido habrías desvanecido con todo lo sucedido
— Amalie… —exclamó Aurora reprendiendo a su prima con la mirada—
— ¿Qué fue lo que sucedió? Aurorita, me disculpé contigo por no haber podido asistir a tu fiesta. Sophie no terminaba de reponerse de un cuadro de gripe por lo que no era prudente exponerla.
— Lo sé Miss, y jamás me molestaría por ello.
— ¿Qué fue lo que sucedió? ¿De que me perdí? Me lo pueden contar, por favor.
— Yo lo haré y con todo el gusto del mundo.
— Amalie, yo lo haré. Fue mi fiesta, por lo tanto me corresponde.
— La novia de Ihsân como ya te lo mencioné, aparte de ser rusa y practicar ballet, proviene de una familia de mafiosos. Dicen que de uno de los más poderosos de toda Moscú —prosiguió Amalie ignorando a su prima—
Palidecida y con la mano en el pecho, la maestra Jennifer, a punto de desvanecer se sentía.
— Leí que el padre de la joven fue asesinado y su madre quedó gravemente herida, y que hoy en día ella, sus hermanas más pequeñas y la madre que logró recuperarse se encuentran bajo la absoluta protección de Anatoli Zaytzev. El abuelo de las niñas y padre del difunto.
Aurorita también palideció pues no tenía idea de toda aquella horrenda información. Poco o nada recordaba la historia acerca de la muerte de su madre Paula, sin embargo con los años se pasó oyendo todo tipo de rumores en los pasillos.
Aquella historia que acababa de contar su prima Amalie, le resultaba en cierta manera muy similar.
— Cuando esa lengua que tienes no hace más que escupir veneno, Amalie juro que te desconozco —dijo Aurora poniéndose abruptamente de pie—
— ¿Piensas que estoy escupiendo veneno?
— Lo haces.
— Solo estoy poniéndole a Jennifer al tanto de todo lo que sucedió en tu fiesta.
— Pues lo haces de un modo muy malicioso.
La maestra Jennifer, a espaldas de las jóvenes que discutían, ya sin poder contenerse, desvaneció. Copito de nieve desesperado, por todo el salón corrió y ladró.
— ¡Maestra Jenny! —exclamó alarmada, Aurorita— ¿Ves lo que causaste, Amalie? ¿Qué haremos ahora? La bebé necesitará de su madre.
— No hables como si se hubiese muerto, Aurora. Ayúdame a colocarla sobre una de las butacas.
Ambas jóvenes socorrieron de inmediato a la maestra Jennifer quien afortunadamente luego de inhalar un poco de alcohol, poco a poco se recobró.
— Guarda silencio, Copito o despertarás a Sophia. No debiste abrir la boca, Amalie.
— No imaginé que desmayaría por eso. Además pensé que mi padre alguna cosa ya le había comentado al respecto, pero por lo que veo me equivoqué.
— ¿Maestra Jenny, se siente mejor?
— Mi bebé… —fue lo único que musitó—
— Allí está dormidita en su babysit. No debe preocuparse. Beba un poco de agua y se sentirá mejor.
Amalie acercó el baso con agua y fue Aurora quien se lo entregó. De ese modo y con un poco de paciencia, la maestra el conocimiento completo recobró.
KARA KANATLAR ASSOCIATIONS – SEDE CIUDAD DE ESSE
Luego de haber mantenido una breve reunión con sus hombres en la empresa referente a las recientes mercancías extraídas de la mansión de Icktener Siedlung, Akins se dispuso a marcharse. Antes de que cayera el sol deseaba visitar al maestro Chung en el Element Yoga. No lo había visto en meses por lo que supuso que verlo a la cara luego de haber faltado a su palabra, sería un poco complicado.
Rodeado de sus guardias y por el inseparable Waldo que a todos lados lo acompañaba, llegaron hasta el gimnasio. A través de la ventana, el maestro Chung vio llegar dos furgones oscuros del cual descendieron como media docena de guardias y por último Gregg Akins.
A excepción de los guardias que quedaron afuera rodeando el área, el joven y Waldo ingresaron al gimnasio donde fueron recibidos amablemente por el maestro.
— ¿Maestro Chung, como está? —preguntó Akins saludando al maestro con acostumbrada reverencia—
— Muy bien, muchacho. Sabía que tarde o temprano volverías. ¿Y tú, cómo estás?
— ¿Pues qué le respondo, maestro? Sigo aquí con vida.
— No por mucho tiempo, maldito engendro del demonio —vociferó una presencia oculta entre las tenues luces sobre el Tatami—
Habiendo reconocido de inmediato aquella voz, Akins a verlo volteó.
— Mmm… ¿Tiene otra visita aparte de la mía, maestro Chung?
— Wieber… Pensé que ya te habías marchado, muchacho. ¿Que haces ahí?
Haciendo caso omiso a las preguntas del anciano, el ex agente Steen dio un salto del Tatami y corrió en dirección a Akins con claras intenciones de atacarlo.
El joven esquivó el primer amague del filo de la daga y retrocedió unos pasos en lo que Waldo, alarmado se dispuso a pedir refuerzo a los guardias que se encontraban afuera, sin embargo Akins le prohibió que lo hiciera.
— ¿Qué pretendes, muchacho? No te lo repetiré tres veces. Será mejor que sueltes esa daga.
— Déjelo, maestro Chung. Entiendo que es su forma de desahogarse.
Steen volvió a amagarlo por segunda ocasión, y por segunda ocasión Akins, el filo de la daga esquivó.