UNIDAD FISCAL – ESSEN
— Todo está listo, jefe. Tal y como lo ha ordenado —susurró el oficial Ruud tras ingresar a la oficina del fiscal Lutič—
— Esta misma noche llevaremos a cabo el plan de trasladar a Nikolai Kozloi a un lugar mucho más seguro y que solo tú y yo conocemos. Él es nuestra única oportunidad para poner a salvo todo por lo que hemos trabajado durante tantos años, Ruud. Ocultaremos a Kozloi y diremos que ha escapado del lugar donde lo teníamos resguardado luego de un atentado ocurrido en horas de la madrugada. Haremos estallar una de las celdas de la Unidad de alto refuerzo y alegar que miembros actualmente instalados en la ciudad tuvieron algo que ver con lo ocurrido.
— Suena bastante creíble, señor, pero si me permite decirlo, creo que se le olvida un detalle muy importante. Yasâr Hasnan. ¿Cree que en verdad ese hombre podrá tragarse esa historia? Me temo que nos estamos arriesgando demasiado intentando engañarlo y queriendo inculpar a los clanes instalados en la ciudad.
— Estoy dispuesto a asumir ese riesgo el lugar de involucrarme con gente contra la que hemos luchado siempre. Yo no acabaré del mismo modo que Louis Wieber. Seguiré luchando a favor de la justicia así tenga a decenas de clanes en mi contra. Jamás haré tratos con ningún criminal. Antes que eso prefiero morir. Ahora contéstame. ¿Seguirás conmigo o prefieres hacerte a un lado?
Pese a las dudas de Ruud ante aquel arriesgado plan que estaban a punto de llevar a cabo, no tardó en responder.
— Hemos trabajado juntos durante muchos años, jefe. ¿Qué sentido tendría para mí hacerme a un lado? Pase lo que pase tendremos la conciencia tranquila por haber estado del lado correcto. El de la justicia. Llevaremos a cabo el plan esta misma madrugada y asumiremos que ha escapado con ayuda del clan al cual pertenece.
MANSIÓN DE HERDECKE
Aurorita observaba de reojos a Akins pues desde hacía varios minutos se había percatado que no dejaba de contestar mensajes.
— Karîm…
— Mmm… Dime mi luz
— ¿Puedo saber a quién le estás escribiendo?
— ¿Pequeña, acaso yo me pongo a espiarte por causa de ese móvil que no sueltas un solo segundo?
— Por supuesto que me espías, descarado. Tienes intervenido mi teléfono móvil. Ahora contesta mi pregunta.
— No tengo porqué hacerlo. ¿Piensas acaso que estoy escribiéndole a alguna chica?
— No juegues conmigo de ese modo, Karîm Hafez —le advirtió lanzándole una almohada del sofá en la cara—
— ¿Qué te sucede?
— Que me contestes te digo.
— ¿En qué clase de angelito psicópata te has convertido?
Aurora se lo advirtió por última vez amenazando con quebrar un jarrón de flores muy especial que Jihu le había enviado al maestro Chung desde Jeju-Do y que decidió regalárselo a él para decorar el recibidor de la mansión.
— No te atrevas, Aurorita. Sabes que fue un regalo muy especial de Jihu.
— Y tú sabes muy bien que haré trizas este jarrón si no me contestas
— Solo estoy dándole unas instrucciones a Waldo y también le envié un par de mensajes a Michael para decirle que Gina va camino a Byfang, y advertirle de paso que cuide más de su esposa que se ve flacucha y débil.
— Ah…ah… ¿Le has dicho eso a Michael? —preguntó mientras colocaba nuevamente en su sitio el jarrón—
— Lo hice
— No debiste.
— Por supuesto que si
— Karîm, Michael ama mucho a mi hermanita Gina Alicia y siempre ha cuidado muy bien de ella.
— Pues no parece —dijo poniéndose de pie— Ahora si a la reina ya se le pasó la euforia y me lo permite, pasaré lo que queda del día en el Element Yoga. Necesito entrenar un poco y de paso romperle la cara al contrincante que el maestro Chung encontró para mí.
— Eres un salvaje
— Lo soy. Nos vemos, pequeña.
Akins intentó despedirse con un beso en la mejilla, pero Aurora no se lo permitió.
— Vete… Tschüss!!!
APARTAMENTO DE NAJIB Y JENNIFER MAJEWSKI
Najib Majewski acababa de salir rumbo al hospital y solo su esposa Jennifer en compañía de la pequeña Sophia se encontraban en el apartamento. Llamaron a la puerta y Jennifer fue a observar a través del mirador. Se trataba de una mujer, a simple vista, muy elegante quien se encontraba acompañada por dos escoltas.
Extrañada, Jennifer dudó en abrir. Observó a través del mirador por segunda ocasión mientras del otro lado la extraña volvía a dar toques a la puerta. Respiró profundo y decidió entonces abrirla finalmente.
— Buenos días —saludó la mujer—
— Buenos días —replicó la Miss habiendo reconocido de inmediato el acento de la mujer— ¿En qué puedo ayudarla?
— Permítame presentarme. Mi nombre es Tatiana Zeytzeva. Estoy buscando a los padres de Ihsân Majewski.
— La madre de Ihsân soy yo. Jennifer Majewski —prosiguió estrechando su mano—
— ¡Oh! Me disculpo. Mucho gusto, señora Majewski.
— Pase, por favor
Por orden de Tatiana Zeytzeva, sus escoltas quedaron aguardando en el pasillo.
— Tome asiento. Siéntase cómoda.
— Gracias. ¿Y esa bebé? ¿Es suya?
— Así es. Es mi hija, Sophia.
— Entonces Ihsân tiene una hermanita.
— En realidad tiene dos. Amalie quien es la mayor. Ella no es mi hija, pero la quiero como si lo fuera.
— Espero poder conocerla también.
— Seguramente habrá ocasión. Mi esposo acaba de salir rumbo al trabajo. ¿Dice usted que se apellida Zeytzeva?
— Así es. Soy madre de Vasilisa, novia de su hijo Ihsân. Imagino que él ya les ha hablado acerca de nosotras. Mi hija Vasilisa ya había acompañado a Ihsân a un acontecimiento aquí en Alemania. El cumpleaños de una prima si no me equivoco.
— Mmm… Efectivamente así fue —era lo poco que podía expresar en esos momentos la maestra Jennifer—
Lo poco que sabía de aquella chica y de su familia se lo había contado su esposo Najib, no el insensato e irresponsable de su hijo.
— Desde luego que mi hijo habla todo el tiempo de su novia y de su familia —decía teniendo que haberle mentido a aquella mujer— ¿Desea tomar alguna cosa? ¿Café, jugo, agua?
— Una taza de café me parece bien.
— Lo traeré ahora mismo y lo acompañaremos con unos deliciosos panecillos dulces. Luego podremos conversar mucho más a gusto.
Tatiana Zeytzeva, sonriente asentó.