Alas Negras

EL JUEGO

MANSIÓN DE BYFANG
El coche del joven Akins ingresó lentamente a la mansión seguido de los de sus propios guardias.
— Escúchame muy bien, pequeño —advirtió a su sobrino sosteniéndolo de una mano antes que descendiera del coche— Como te comportes de manera irrespetuosa con tu madre delante de mí, ajustaré cuentas contigo.
— Porqué mejor no te preocupas por lo que le dirás a Aurorita cuando vea tu cara toda golpeada. Estarás en verdaderos aprietos.
— Oyes a este niño, Waldo? Incluso a mí ya me falta al respeto.
— Pues sí, pero tiene razón.
Sin decir nada más, Akins respiró profundo y descendió del coche. Volvió a tomar a Ezra de un brazo e ingresaron.
Gina y Michael quienes ya los estaban esperando, se acercaron.
— ¿Akins? ¿Hermanito, qué te pasó?
— ¿Qué podría ser? Se agarró a golpes como siempre —irrumpió el niño—
— Tu habla únicamente para saludar a tu madre y pedirle una disculpa —dijo dándole un jalón— Vamos… Te escucho.
Los padres del niño se observaron el uno al otro sin entender lo que sucedía.
— ¿Por qué? ¿Sucedió algo?
— Sucedió. Fue grosero y se molestó contigo por asuntos que ni siquiera entiende. Vamos, Ezra. Te escucho. Pídele disculpas a tu madre y luego te vas.
— Perdón, madre —susurró el niño—
— No te escuché
— Perdóname, madre
Gina se acercó a su hijo y besó sus mejillas.
— Mi amor, sé que no hemos podido conversar al respecto de todo lo que ha sucedido, pero te prometo que lo haremos y que todo estará bien. ¿De acuerdo?
El pequeño Ezra asentó.
— Ahora sube a tu habitación. Date una ducha que mientras yo pediré que te suban algo de comer.
El niño corrió subiendo las escaleras y detuvo sus pasos a la mitad.
— Espero que Aurorita no te deje entrar a Herdecke cuando vea tu cara rota.
— Ezra… Sube ahora —le reprendió su madre—
— Nos volveremos a encontrar, pequeño.
— Sorprendida, Gina se sostuvo de las mejillas.
— Tú eres el culpable de todo —acusó apuntando a Michael Bruchhagen—
— ¿De qué demonios estás hablando?
— No solo descuidas a tu esposa. Tampoco educas correctamente a tu hijo
— ¿Quién demonios te crees para decirme que no he educado a mi hijo correctamente? Será mejor que cuides tus palabras porque ya me he tragado suficiente de ellas
— Si te molesta será verdad. ¿No?
Ya sin poderse contener, Michael empujó a Akins, sin embargo Gina se atravesó en medio antes de que su hermano respondiera del mismo modo.
— Michael, por favor cálmate.
— ¿Qué me calme? Pídele a él que se calme.
— Hermanito, por favor. ¿No vas a contarme lo que pasó? ¿Por qué Ezra está molesto contigo? ¿Y por qué tienes la cara golpeada? ¿Qué se supone que le dirás esta vez a Aurora? Mañana es la boda de nuestra hermana.
Akins respiró profundo.
— Son demasiadas preguntas. Ya me las arreglaré.
— Ok… Te deseo buena suerte, cariño porque la vas a necesitar.
Antes de marcharse abrazó a su hermana despidiéndose de ella con un beso en la frente.
— Sabes que yo cuidaré mucho mejor de ti.
— ¿Por qué no cierras ya la boca y te vas?
— Ciérrala tú
— ¡Basta! Nos veremos mañana hermanito. Vayan con cuidado.
En compañía de Waldo, Akins abandonó finalmente el interior de la mansión, y seguido de su séquito de guardias, los predios de Byfang
— ¿Michael, acaso en verdad ibas a pelear con mi hermano?
— Una insolencia más de su parte y le partía la cara. Ya le he aguantado suficiente. ¿Quién demonios se cree para haberme hablado del modo en que lo hizo? Y todavía se atreve a provocarme contigo.
— No lo puedo creer, mi amor. Tú y yo ya hemos hablado bastante acerca de eso. No puedes incitar de ese modo a Akins.
— ¿Que yo lo incito?
— Mejor vamos a descansar, que mañana nos espera un día muy largo por la boda.

APARTAMENTO DE IHSÂN MAJEWSKI
Luego de haberlo pensado mejor, el joven Ihsân había decidido no llegar hasta el apartamento de sus padres donde Tatiana Zeytzeva se había dirigido según las propias palabras de la joven Vasilisa. Desconocía en absoluto la razón de aquella visita, no obstante no consideraba que pudiera tratarse de alguna cosa que fuera a jugar en su contra.
— Ихсан, ты обещал прийти с моей матерью. (Ihsân, prometiste que vendrías con mi madre).
— Я знаю, дорогая, но я решил, что лучше мы увидимся завтра, потому что у меня для тебя сюрприз. (Lo sé, preciosa, pero decidí que mejor nos viéramos mañana porque te tengo una sorpresa).
— Сюрприз? Какой это сюрприз? (¿Una sorpresa? ¿Qué sorpresa es esa?)
— Если я тебе скажу, это перестанет быть сюрпризом. Завтра ты пойдёшь со мной на свадьбу моей кузины Изабеллы. (Si te lo digo dejará de ser una sorpresa. Hablé con tu madre y le pedí permiso para que mañana me acompañes a la boda de mi prima Isabella)
— Правда? И какой был ответ моей мамы? (¿De verdad? ¿Y cuál fue la respuesta de mi madre?) —emocionada preguntó la joven al teléfono mientras observaba de reojos a la señora Zeytzeva—
— Конечно, она мне разрешила. Утром я зайду за тобой, чтобы мы пошли за сюрпризом, который я тебе обещал. (Me lo otorgó, desde luego. En la Mañana pasaré por ti para que vayamos por la sorpresa que te prometí)
— Тогда увидимся утром. Я буду ждать тебя, Ихсан. (Entonces nos veremos en la mañana. Esperaré por ti, Ihsân)
— До завтра, красавица. Спокойной ночи. (Hasta mañana, hermosa. Buenas noches)
— Спокойной ночи. (Buenas noches)

MANSIÓN DE HERDECKE
— Jefe, perdón que se lo diga, pero no tiene sentido que intente esconder la cara con un gorro. La señorita Aurora de todos modos lo va a ver.
Habiendo detenido la marcha en la entrada a los predios de la mansión, el guardia principal ordenó que abrieran el portón para ingresar. Por delante ingresó el primer coche de guardias y posteriormente el que transportaba al joven, y los demás.
— ¿Tienes idea de cómo se pondrá?
— Pues sí… del mismo modo que siempre.
— No comprendo todo ese drama. Es mi cara no la de ella —dijo descendiendo del vehículo—
Consciente estaba de que cubrirse el rostro con un gorro era inútil, de todos modos lo intentó. Ingresó caminando por detrás de Waldo para ir de inmediato hasta su habitación, no obstante Aurora ya había escuchado a los coches llegar y lo estaba esperando.
— ¡Karîm! —exclamó la joven abrazándolo—
— ¿Sigues despierta, mi luz?
— No podría dormir sin saber que has llegado. Menos mal que esta vez no has trasnochado porque mañana finalmente tendremos boda y debemos vernos esplendidos y descansados.
— Mmm… por supuesto. Y es exactamente lo que haré en este mismo momento. Subiré a darme un baño y descansaré.
Akins intentó desprenderse de ella, no obstante a Aurorita alguna cosa, normal no le parecía.
— ¿Estás bien?
— Lo estoy. Te digo que iré ahora a darme un baño para descansar.
Amalie, quien también había percibido algo raro observó de reojos a Waldo.
— Detente allí, Karîm Hafez —vociferó Aurorita frenando los pasos de Akins poniéndose delante de él para arrancarle el gorro—
Ni una sola palabra fue capaz de pronunciar al ver el rostro de Akins. Solo las lágrimas que prontamente se convirtieron en lamentos.
— ¡Por supuesto! No podía hacer otra cosa —irrumpió Amalie acercándose a ver lo que pasaba mientras su prima al suelo bajo la atenta mirada de su perro Copito, se desplomaba—
El joven Akins observó a Aurorita tendida en el piso y volteó en dirección a Waldo.
— Se lo dije, jefe
— Como si no lo supiera
— ¿Qué he hecho para merecer esto?
— Primita, no te pongas así.
— ¿Por qué Dios me castiga de este modo? Debería apiadarse de mi alma y llevarme de una vez por todas.
— No digas tonterías, Aurora y levántate del suelo.
— Me quiero morir porque mis sentimientos ya no te importan.
— Cómo quieras. Puedes quedarte aquí tendida la madrugada entera. Yo me iré a descansar.
Akins se alejó unos pasos, sin embargo los lamentos de su pequeño ángel no le permitieron avanzar
— Ya no te importo. No le tienes consideración a mi corazón.
— Primita, es suficiente. Vamos, levántate
Simplemente observándola, Akins decidió sentarse en uno de los escalones con la esperanza de que en algún momento dejara de lamentarse y llorar.
A Vivian, el ama de llaves de la mansión, el llanto de la joven Aurora llamó su atención.
— ¿Qué le sucedió a la niña? ¿Qué tiene?
— ¿Qué otra cosa podría ser, Vivian, aparte de sus berrinches?
— ¿Joven, y a usted qué le pasó en la cara?
Con mayor intensidad, Aurorita se echó a llorar.
— Nada que no vaya a desaparecer. Estuve entrenando un poco en el Element Yoga. Es todo.
— ¿De ese modo entrenan?
— Mejor no eches más leña al fuego con tus preguntas, Vivian. ¿Podrías ir a preparar una taza de leche con miel o algo que la tranquilice? Por favor.
— Por supuesto, joven. No me tardo.
— Mejor que sean dos tazas. También la necesito.
Akins se puso de pie y nuevamente a Aurorita se acercó.
— Levántate Aurora. Ahora… No te lo volveré a repetir.
— Vamos, primita, levántate. Mira cómo tienes alborotado al pobre Copito.
— Ya todo acabó, Amalie. No puedo continuar con mi corazón hecho trizas.
— No digas tonterías. Siempre y cuando no le tumben los dientes a este salvaje, los moretones en su cara tendrán solución. Lo arreglaremos —prosiguió Amalie intentando convencer a su prima mientras observaba de reojos a Akins— Con un buen corrector quedará como si nada le hubiese sucedido a su cara.
Intentando hacer a un lado sus lágrimas, Aurora se incorporó mientras su prima la ayudaba a levantarse.
— ¿Crees que funcione?
— Por supuesto que funcionará. En Praga uno de los grandes auspiciantes de Makeups de la agencia me ha obsequiado un set completo de maquillajes que incluyen unos conectores que son increíblemente mágicos.
— ¿Qué son correctores? —le susurró Akins a Waldo—
— Supongo que hablan de maquillajes.
— ¿Este par de obsesivas superficiales pretende que me eche maquillaje en la cara?
— Jefe, lo mejor será que diga que sí a todo —le susurró Waldo—
— Karîm, ya todo está solucionado.
— Mmm… Que bueno, mi luz. ¿Dejarás de llorar ahora?
Aurora, sonriente asentó.
— Joven Akins aquí en la tetera he preparado leche descremada con pizca de canela y endulzada con miel que les hará más que bien.
— ¿Podrías subirla a mi habitación, por favor? Y primero le sirves una taza a esta señorita.
Vivian asentó,. Aurorita deseándole buenas noches se despidió de su prima y sonriente rumbo a la habitación seguido por Copito de nieve, subió.
— Que descanses, Aurorita.
— Tú también, primita. Nos vemos en la mañana.
— Si todo está en orden, Waldo también ve a descansar. Ya nos enteraremos con qué nuevas historias nos iremos a levantar
El guardia principal asentó. Akins llegó finalmente hasta su habitación donde Aurorita ya se encontraba recostada bebiendo la leche con miel a un lado de su cama.
— ¿Joven, le sirvo a usted también?
— No te preocupes. Me daré un baño primero y luego me serviré una taza antes de dormir.
— Está bien. La tetera la mantendrá tibiecita hasta que decida tomarla. ¿Desean alguna otra cosa?
Akins negó con la cabeza.
— Tampoco yo, Vivian. Muchas gracias por la leche con miel. Está deliciosa.
— De nada, mi niña. Me retiro entonces.
Sin decir nada, Akins sacó del placar una sábana y una segunda cobija que puso sobre la cama. Luego se acercó a Aurorita.
— Te dejaré dormir conmigo con dos condiciones —decía mientras la joven bebía su último sorbo de leche endulzada con miel— Usarás tu propia cobija y no atravesarás la línea del lado de mi cama.
— ¿Cuál línea? No veo ninguna.
— La que pondré con esta sábana en este mismo momento.
Enrolló la sábana con su propio largor y de ese modo creó una línea en medio de la cama.
— Listo… Ahora si iré a darme un baño. Luego vendré a dormir porque estoy muerto de cansancio.
— Como si una simple sábana fuera a servir de algo
— ¿Qué dijiste?
— Qué también me siento muy cansada. Gute Nacht!!!
— Gute Nacht!
Presto para descansar al menos por un par de horas, envuelto en toalla, Waldo buscaba ropa limpia para vestir.
— Pudiste haberme avisado que ibas a darte un baño —le susurró al oído una voz desde atrás—
— ¿Qué haces aquí? Creí haber sido muy claro contigo la última vez.
— ¿Claro, dices? Si no haces otra cosa que huir de mí desde que nos acostamos en esta misma cama. Eres un cobarde y poco hombre.
— ¿Terminaste?
Presa del disgusto que le generaba la actitud de aquel guardia, Amalie se dispuso a abandonar la habitación, pero Waldo la detuvo de una mano.
Por mucho que había intentado mantener distancia de ella, no lo lograba. Sus impulsos por la joven terminaban invadiéndolo por completo tal y como ocurrió aquella misma noche donde ninguno de los dos se negó ante el deseo.




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