ELEMENT YOGA – ESSEN
Mientras aguardaba noticias desde Sprockhövel, ciudad dónde había sido localizada la cabaña utilizada por el fiscal Lutič para el escondite de Nikolai Kozloi y Julia Gartmann, el joven Akins había decidido pasar el resto de la tarde hasta caer la noche entrenando en el Element Yoga.
En esos tiempos era ya el único lugar donde podía escapar para sentir un poco de paz, incluso para entrenar y no perder todo aquello que le había costado mucho tiempo aprender.
A pesar de la inconstancia del joven asistiendo al Element Yoga y su negativa de querer ejecutar sus prácticas con otros estudiantes, había mejorado bastante en sus técnicas, sus reflejos y por sobre todo en su flexibilidad.
— ¿Hermanito?
— ¿Todo bien, Gina? ¿Todo bien con tu esposo?
— Con Michael todo está bien, gracias a Dios.
— Mmm… Estoy muy feliz por ti y por los niños. Sé cuanto adoras a ese hombre.
— ¿Akins, dónde estás? Aurora me llamó y está muy preocupada por ti.
— ¿Esa malcriada está preocupada por mí, pero prefirió llamarte a ti?
— Solo contesta mi pregunta hermanito, por favor.
— Estoy en el Element Yoga. Acabo de terminar mi entrenamiento con el maestro Chung. Ahora me daré una ducha, me pondré ropa limpia y me encargaré de asuntos que tengo que atender. Avísale a Aurora que no será necesario que me espere.
— ¿De qué estás hablando? ¿Qué asuntos son esos?
— Debo colgar
— Akins…
— No te preocupes por mi. Tschüß!!!
El joven colgó la llamada, y tal y como le había mencionado a su hermana, se dio una ducha y se alistó para partir rumbo a Sprockhövel. En las afueras del Element Yoga, Waldo y sus demás guardias ya lo estaban esperando.
— Muchacho, sea lo que sea que estés tramando, cuídate mucho. No vayas a cometer ninguna tontería.
— Estaré bien, maestro Chung. Vendré mañana para continuar entrenando.
El maestro Chung asentó
— Nos vemos mañana
MANSIÓN DE HERDECKE
Luego de lo que le había comentado su hermana Gina Alicia tras conversar brevemente con Akins, Aurora en llanto y desesperación había quedado.
— No es cierto, Aurora. ¿Siempre será lo mismo? ¿Hasta cuándo piensas comportarte de esa manera?
— Qué desdichada me siento, Amalie. Me quiero morir.
— Estoy cansada de oírte repetir la misma tontería de siempre cada vez que los cables sueltos dentro de la cabeza de Akins entran en cortocircuito. Primita, tú eres la luz de nuestras vidas y tienes un camino largo lleno de éxitos por recorrer. ¿En verdad querrías dejarnos sin que nadie más te importara?
— Tú no entiendes. Si algo malo le sucede a Karîm, mi corazón no lo resistirá.
— Él sabe cuidarse muy bien. Conoce de armas, de taekwondo y tiene a un séquito de guardias cubriéndole las espaldas. Ahora levántate porque si no lo haces juro que me iré y te quedarás aquí sola.
— No me dejes sola, primita. Me siento desecha —suplicaba poniéndose de pie e intentando vanamente hacer a un lado sus lágrimas— Han sido dos días terribles para mí.
— ¿Han sido dos días terribles para toda la familia, Aurora, pero como siempre debemos continuar. Por si lo has olvidado Te recordaré. Dentro de un par de días viajaré a Milán para formar parte de un desfile en el lanzamiento de la nueva colección de una de las marcas más importantes de Italia, y seré portada de ELLE ITALIA. Mis sueños se están haciendo realidad, primita —decía la joven emocionada— Luego estás tú que muy pronto te lucirás otra vez en uno de los mejores escenarios del mundo del ballet. La reina de París volverá a brillar, y esta vez en la ciudad del vals. Ese lugar que tanto te encanta. Agrégale a eso que exactamente dentro de media hora se lanza el videoclip de Safer Demir dónde desde luego tú serás la única protagonista. ¿Lo dimensionas? Has tenido ya un gran éxito en Norteamérica de la mano de Nial Milner, y esta vez Lo tendrás en toda Eurasia gracias a Demir.
— ¡El videoclip! —decía entre susurros poniéndose de pie— Lo había olvidado por completo
— ¿Es broma, Aurorita?
Sin contestar, Aurora tomó de la cama su celular
— Es verdad —habló finalmente observando la hora.
Dibujando una sonrisa maliciosa de esas que muy raras veces por no decir que nunca se reflejaban en su rostro, Aurorita tomó asiento en el borde de su cama junto a Copito de nieve.
— Debo decir que tenía un poco de miedo.
— ¿Miedo de qué?
— De la reacción de Karîm. Él me había dado su consentimiento para trabajar con Nial Milner, pero no así con Safer Demir.
— Te dejó firmado un papel con su consentimiento antes de que se desapareciera por tres largos meses, y tú supiste aprovecharlo aceptando no solo el ofrecimiento de Nial Milner de colaborar para sus canciones. Safer Demir te hizo el ofrecimiento no solo de colaborar con su canción sino también de ser la protagonista de su videoclip. ¿Cuál sería la molestia de Akins?
— No habérselo contado. Pero ahora ya no me importa. Si ya me echa la culpa de tener sus dos pies en el infierno. Que me eche la culpa también de volverse cenizas —se decía a sí misma en voz elevada poniéndose de pie— Ni bien el videoclip se encuentre disponible en la página oficial de Safer Demir, ese infame y ruin recibirá el link.
SPROCKHÖVEL
Atravesando granjas, campos abiertos y colinas llegaron finalmente hasta los alrededores de la cabaña que desde hacía horas había sido sitiada por los hombres de Akins, incluyendo a su primo Ihsân quien se había encargado exclusivamente de supervisar las cámaras del circuito de seguridad.
— Tuvimos que reducir al par de guardias y al operador encargado del circuito cerrado que se encontraban en el granero —habló uno de los hombres— El joven Ihsân ya se encuentra dentro y aguardamos su señal para poder ingresar a la cabaña —prosiguió acercando la pantalla de su móvil para que Akins y Waldo lo pudieran ver—
El joven Ihsân quien llevaba impregnada a su chaqueta una micro cámara hacía que a través del móvil del guardia todo lo acontecido a su alrededor se mostrara.
Luego de echarle un vistazo a cada ángulo de las cámaras instaladas tanto fuera como dentro de la cabaña, Ihsân advirtió que por la posición de los guardias, había dos accesos en la cabaña.
— Son cuatro guardias en cada acceso y muy posiblemente se traten de oficiales de policía por lo que podrían contar con micrófonos adicionales, por lo tanto ni bien les de la señal para avanzar y logren ingresar, apagaré todo el sistema del circuito. Una vez que me confirmen que han logrado tomar el lugar, volveré a encenderlo.
— De acuerdo. Dinos cuál de los accesos cuenta con menos guardias
— Ninguno. Ambos cuentan con cuatro guardias, pero se dividen de cada lado para realizar una ronda cada 15 minutos. Acaban de terminar una, por lo tanto les avisaré ni bien inicie la siguiente ronda. Estén al pendiente.
Camuflados en la oscuridad, Akins, Waldo y los demás guardias, armados se dispusieron a esperar la señal. El teléfono del joven Akins en su bolsillo incesantemente comenzó a vibrar. Se trataba de llamadas de Aurora que en esos momentos era mejor ignorar.
‘¿Por qué no me contestas, infame? Si estuviese en peligro no te importaría’
Respirando profundo, Akins leyó aquel mensaje de Aurora, y seguidamente recibió de la misma un enlace
— ¿Qué es eso? No puedo verlo ahora. Esa chica acabará con el poco juicio que me queda —susurró volviendo a guardar el teléfono móvil en su bolsillo—
Al poco tiempo recibieron de Ihsân la señal. Era momento de avanzar. Del lado de atrás de la cabaña dos oficiales habían quedado. Los otros partieron a ambos costados.
Sin rodeos, el mejor tirador de larga distancia derribó a los dos hombres que habían quedado custodiando el acceso trasero de la cabaña. Akins había olvidado lo que se sentía pues se había acostumbrado a la tendencia de usar los puños más que un arma.
Sus hombres avanzaron raudamente para ingresar mientras él y Waldo aguardaban en la entrada para derribar a los demás que custodiaban el acceso frontal de la cabaña.
— Los hombres ya están adentro —habló Akins a través del micrófono para que Ihsân procediera a desconectar el circuito de cámaras de seguridad.
Cubiertos con pasamontañas, ambos sigilosamente ingresaron. En el interior se encontraban solo dos custodios a los cuales los hombres de Akins ya habían capturado y amarrado.
Ambos yacían arrodillados aguardando el ingreso del jefe.
— ¿Quiénes son ustedes.
— Ni una sola palabra más. Aquí el único que hará preguntas es el jefe.
Sin descubrirse el rostro, Akins ingresó acercándose con pasos lentos ante los capturados.
— ¿Aparte de Nikolai Kozloi a quién más tienen en este lugar?
— No sé de qué hablas. No tenemos a nadie aquí.
Akins observó de reojos a los guardias que tenían reducidos a los capturados haciéndoles señas para que los pusiera de pie. Luego pidió a Waldo que los inspeccionara.
De sus respectivas armas ya habían sido despojados, sin embargo necesitaban las llaves pertenecientes a las habitaciones de arriba.
— Se que hay dos habitaciones arriba y que no solo tienen escondido a Nikolai Kozloi. El fiscal Lutič liberó a una criminal muy peligrosa. A una asesina a quien tiene aquí escondida.
Waldo solo encontró en ambos hombres sus respectivos teléfonos móviles.
— No hay llaves, jefe.
— Lo preguntaré por última vez. ¿Dónde están las llaves?
Ninguno de los dos respondió.
— Mmm… Cómo quieran. Vámonos — ordenó a sus hombres para dirigirse a dichas habitaciones— No los pierdan de vista.
Con gran prisa Akins, Waldo y dos guardias más subieron en dirección a las habitaciones, y allí sin tiempo que perder quebraron la cerradura, de un disparo.
Del susto, un hombre se incorporó inmediatamente de la cama. Efectivamente se trataba de Nikolai Kozloi.
— Encárgate de él —ordenó Akins a Waldo antes de dirigirse a la otra habitación—
Todo lo que deseaba era tener ante él a la asesina de su madre aun sin saber cuál podría resultarle el peor de los castigos para vengarla.
Del mismo modo que la anterior, Akins quebró la cerradura de la puerta e ingresó
— No está aquí. Esa maldita no está aquí —vociferó—
A lo lejos un disparo se oyó
— Un disparo
— Vámonos… Que todos los guardias estén en alerta
El disparo había hecho eco desde las cercanías del granero donde se encontraba los mandos de controles del circuito cerrado.
— Grave error el que acabas de cometer, Julia Gartmann
Asustada, huir a rastras intentaba. El joven Ihsân al verla desde el granero saliendo de un sótano adjunto a la cabaña corrió tras ella dejándola herida de una pierna.
— No luches en vano. No podrás ir a ninguna parte en ese estado
— ¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí?
— ¿No me recuerdas? Imagino que no porque mi hermana y yo estábamos muy pequeños cuando nos secuestraste
Julia Gartmann palideció a tal punto que la claridad de la noche la delataba.
— Eres…
A gran velocidad se acercó un coche que nadie esperaba. El mismo alertó al joven Ihsân en una breve distracción que acabó siendo para él casi letal. Un disparo proveniente desde la oscuridad lo impactó en medio del pecho.
Eran hombres armados intentando ayudar a Julia Gartmann a escapar. Ihsân cayó al suelo mientras se disputaba una prolongada balacera entre los hombres de Akins y aquellos desconocidos.
La persona cubierta con capa oscura que había herido a Ihsân levantó a Julia Gartmann y el coche logró aproximarse a tal punto que la mujer pudo abordarlo.
Akins no tenía permitido fallar. Simplemente no iba a dejarla escapar, y apuntando su arma, con la precisión que lo caracterizaba hirió de muerte al desconocido en la espalda, y a las ruedas del vehículo para que este no muy lejos se detuviera.
— Nooo… mi hija nooo…
Un grito ensordecedor de la mujer dentro del vehículo en marcha se oyó.
— No llegarán muy lejos. Síganlos… —vociferó Akins— Waldo, juro que tú y los demás perderán sus cabezas si la dejan escapar.
Con presurosos pasos se acercó hasta su primo Ihsân.
— ¿Llevas puesto tu chaleco? ¿Ihsân, te lo pusiste?
— No tengo planes de morir aún —decía con voz quejumbrosa mientras Akins confirmaba con alivio que su primo llevaba puesto el chaleco antibalas—
— Ven… Entremos al granero.
Akins ayudó a su primo a resguardarse dentro del granero hasta que pudiera recobrarse por completo mientras él se comunicaba con los guardias que habían quedado dentro de la cabaña.
— Permanezcan en sus lugares. No pierdan de vista a Kozloi y a los rehenes —ordenaba Akins mientras con impaciencia noticias de Waldo a través del radio esperaba—
Cuando el joven Ihsân se repuso por completo sintió curiosidad acerca de quien le había disparado.
— ¿No te acercaste a ver de quién se trataba?
— No me interesa. Ya está muerto.
— Pues yo sí siento curiosidad.
Luego de tomar un poco de aire y volver a colocarse el chaleco por debajo de su atuendo, Ihsân abandonó el granero y se dirigió hasta el lugar donde había caído aquel desconocido.
— Jefe, la tenemos —se oyó finalmente a través del radio— pero uno de los guardias se lanzó del furgón y logró escapar. Pierre ha dicho que se adentró en el bosque muy cerca de la granja vecina. Deben estar atentos. Nosotros vamos de regreso.
— Con tal de tener en mis manos a esa asesina, momentáneamente el resto no me importa.
— Akins, el cuerpo no está —irrumpió Ihsân retornando raudamente hasta el granero—
— ¿Cómo es posible? Le disparé en la espalda
— Pues no está. Debiste haberte asegurado de que en verdad estuviera muerto.
Akins se dirigió hasta el lugar donde había caído el cuerpo corroborando que en verdad ya no se encontraba.
— Waldo acaba de decirme que uno de los hombres escapó de Pierre muy cerca de aquí
— Entonces ese guardia pudo haberse llevado el cadáver, si es que en verdad estaba muerto. ¿Qué haremos?
— Por ahora nada. Waldo logró capturar a Julia Gartmann. Y eso era todo lo que me importaba.
— ¿Acabaremos entonces con lo planeado?
— Por supuesto
Ambos observaron el retorno de quiénes habían ido detrás del furgón al cual se había metido la mujer. Una fila de tres coches que ya aguardaban trasladar a Nikolai Kozloi y a los rehenes hasta otro lugar.
— Antes de partir necesito refuerzos. No permitiré riesgos de nada, Waldo
— Pediré más refuerzos ahora.
Mientras esperaban a más hombres que los acompañara de regreso a Herdecke, Akins fue a echar un vistazo a Julia Gartmann a quien tuvieron que dormir en vista de que no se calmaba. Y en cuanto a Kozloi y los oficiales rehenes, con los ojos vendados, hasta los respectivos coches que los trasladaría fueron alzados.
— Antes de incendiar este lugar tomen uno de los cadáveres y métanlo al sótano. El fuego lo iniciarán desde allí adentro. Pongan otro cadáver en la habitación donde se encontraba Kozloi. Cuando el fiscal Lutič pise este lugar hecho cenizas, creerá que Julia Gartmann y Nikolai Kozloi están muertos.
Luego de colocar dos cadáveres en los lugares que Akins había ordenado, los hombres comenzaron a bañar con gasolina tanto el interior del sótano como todo el interior de la cabaña.
Un poco más de media hora después los coches con los refuerzos de guardias finalmente llegaron
— Inicien el fuego —ordenó—
En poco tiempo aquella cabaña se había convertido en una gigantesca hoguera. Akins le pidió a Waldo que le entregara el teléfono móvil que a uno de los oficiales le había arrebatado. Y una vez en sus manos buscó el número perteneciente al fiscal Lutič.
Ubicó el móvil desde el granero, en un punto donde la cámara pudiera mostrar en vivo la inmensa llamarada, y marcó una videollamada.
— Ihsân, ahora puedes volver a conectar el circuito cerrado. Al revisarlo, el fiscal no verá nada más que humo por todos lados.