ALFRIED KRUPP RÜTTENSCHEID HOSPITAL – ESSEN
La felicidad de Gina Alicia era infinita, pues finalmente Michael había sido trasladado a una sala de cuidados intermedios y poco a poco iba despertando de la anestesia tal como lo había anunciado el equipo médico que lo asistió.
— Sé que ya puedes oírme, mi amor. Pronto los efectos de la anestesia desaparecerán por completo —le susurraba mientras una de sus manos sujetaba— También sé lo que estás pensando. El club está al tanto de todo y se encuentra al pendiente de tu recuperación, al igual que todos tus compañeros quienes vendrán a visitarte ni bien pases a una sala normal. Los niños ya preguntan por ti, pero solo dejaran pasar a Ezra.
Michael movió los dedos de la mano, y era todo lo que Gina necesitaba para confirmar que su esposo sí la había escuchado.
— Si me dejabas, Michael, jamás te lo habría perdonado.
El hombre volvió a mover los dedos de la mano.
— Señora Bruchhagen, el tiempo acabó —habló la enfermera que acababa de ingresar. En cuanto esté completamente lúcido y vuelva a someterse a un último examen, podrá ya permanecer a su lado todo el tiempo que quiera.
Sonriente, Gina Alicia asentó y se despidió de Michael con un beso en la frente.
— Te amo y te amaré por siempre y para siempre.
Se puso de pie y abandonó la sala. En el pasillo, su suegra le entregó su bolso y su teléfono móvil.
— ¿Y, ya está despertando en verdad?
— Así es, madrina. Y oyó todas mis palabras. Lo sé, porque movió los dedos de la mano.
— ¡Gracias a Dios! Mi adorado hijo pronto estará lúcido.
— Madrina, ahora que nuestros corazones están alivianados, tú vas a contarme todo lo que sucedió.
La sonrisa de la señora Norah prontamente se esfumó.
— ¿Qué fue lo que sucedió luego de que yo me marchara de la fiesta? Tú y yo sabemos mejor que nadie que Michael no se mete en conflictos. Tuvo que haber sucedido algún desafortunado incidente. ¿Cierto? ¿Fue eso?
— Gina, yo no…
El teléfono móvil de Gina Alicia comenzó a sonar liberando a la señora Norah al menos en esos instantes de tener que contarle la horrible verdad.
— Atiende tu teléfono, hija, que puede ser algo importante. Yo me quedaré aquí esperando a que me dejen pasar para ver a mi hijo.
A Gina no le quedó de otra que interrumpir aquella charla con la señora Norah para poder contestar.
— ¿Señora?
— ¿Vivian, todo está bien? —preguntó algo extrañada de que el ama de llaves de la mansión de Herdecke la llamara—
— ¡Ay, señora! Disculpe que la moleste. Sé que tiene sus propias aflicciones y que se encuentra en el hospital acompañando a su esposo, pero debo decírselo.
— Estás asustándome, Vivian. ¿Le sucedió algo a mi hermano? ¿ Aurorita está bien?
— Está mañana la policía estuvo aquí al igual que la señora Isabella y su esposo. Revolvieron toda la mansión en busca de la niña Paulita, y al no hallarla se llevaron detenido al joven Akins.
— ¿Qué dices? No comprendo. ¿Por qué están buscando a Paulita? ¿Y por qué se llevarían preso a mi hermano? Isabella no sería capaz.
— Por lo que veo aún no está enterada de algunas cosas, señora.
Gina volteó de nuevo en dirección a su suegra.
— Por lo visto no, Vivian. No he hecho otra cosa que estar pendiente de Michael. Ni siquiera sé de que manera hirieron a mi esposo. ¿Pero cómo es eso de que mi hermano está preso? ¿Sabes a qué unidad se lo llevaron? Hablaré con el abogado e iremos por Akins ahora mismo.
— El joven ya se encuentra en la casa, pero lo han traído dormido, casi arrastras. La niña Aurora acaba de llegar y subió de inmediato a ver si ya logró despertar.
La cabeza de Gina Alicia comenzó a dar vueltas y sintió unas náuseas insostenibles que tuvo que colgar corriendo en busca del sanitario. La señora Norah al verla, alertada fue detrás.
MANSIÓN DE HERDECKE
— Le puso seguro a la puerta. ¿Cómo pudieron dejarlo solo en su habitación? —reclamaba Aurora desesperada y hundida en llanto— Él se mató. Estoy segura que se mató.
Alertados, Ihsân, Louis y Waldo hasta la joven se acercaron.
— Necesito el duplicado de las llaves, Vivian. Apúrate.
— ¿De qué hablas, Aurorita?
— No me contesta, Ihsân. Karîm se mató.
Wieber, quien conocía perfectamente las tendencias suicidas del joven Akins, corrió de inmediato hasta su habitación, y todos fueron detrás de él.
El ex agente, sin tiempo que perder, de un disparo rompió el cerrojo de la puerta e ingresó. El corazón y los ojos de Aurora temieron lo peor, pero su alma le volvió al cuerpo al verlo acurrucado en un rincón junto a la cama y a su lado, Copito de nieve haciéndole compañía.
Todos los demás respiraron aliviados, mientras Aurora se acercaba, con fuerza a abrazarlo.
— ¿Karîm, dime que tienes? Karîm… ¿Por qué estás así? ¿Por qué no me hablas?
En vista de que el joven seguía acurrucado en un rincón sin reaccionar, Aurora se puso de pie exigiendo respuestas a los demás.
— Si no me contestan, llamaré en este mismo momento a mi hermanita Gina Alicia para que se encargue de todos ustedes. Si tiene que tomar esta mansión y despedirlos a todos, lo hará —vociferó en la sala ante todos los que habitualmente acompañaban a Akins — ¿Tu no vas a contestar, Waldo? Si no lo haces tu cabeza será la primera en rodar.
— Te lo contaremos todo, primita. Por favor, cálmate
— Si tú no vas a contestarme, mejor cierra la boca.
— Quedó asustado, pero se le pasará —irrumpió el ex agente Steen—
— ¿Asustado de qué? Él solo le teme a una cosa. No se pone en ese estado por tonterías.
— Pues es precisamente el temor al que te refieres. Isabella y su flamante esposo estuvieron aquí con la policía, y se lo llevaron detenido cuando no encontraron lo que querían.
Con lágrimas en los ojos, la joven negó con la cabeza
— En la sala de interrogaciones de la policía, lo amenazaron con encerrarlo en un psiquiátrico si no les contaba dónde tenía yo oculto a Paulita.
— Es mentira. Bella jamás le haría eso a Karîm.
— Todos pensamos lo mismo, pero lo hizo. Lo sujetaron a la fuerza y lo durmieron —proseguía mientras Aurora observaba de reojos a Waldo y a su primo Ihsân—
— Fue lo que sucedió, Aurorita. Pero ninguno de nosotros íbamos a permitir que encerraran a Akins.
— Te diré algo, Aurora. Esa actitud. La que acabas de tener ahora es la única que te servirá si quieres continuar cerca de Akins. ¿Por qué molestar a tu hermana mayor cuando podrías tú hacerte cargo de la mansión y tomar decisiones cuando Akins esté hundido en alguna crisis. Es hora de que salgas de esa burbuja color rosa en la que vives. Eres una Hasnan. Tu familia ha pasado por muchas desgracias debido a ese apellido, pero también por el mismo ha sabido perfectamente de qué manera sobrevivir y mantener el respeto ante los demás. A Akins no le servirán de nada tus lágrimas. No podrán salvarlo. Él no te lo pedirá jamás, pero necesita que seas fuerte y valiente, y que sepas afrontar todos los problemas que lleguen a atravesarse.
El ex agente se alejó de la sala al culminar sus extensas palabras.
— Recuerdo haberte dicho exactamente lo mismo que acaba de decirte ese ex policía, Aurorita. Tu comportamiento en nada ayuda a Akins. En verdad es necesario que seas fuerte y valiente, y que tomes tus propias decisiones. Ya eres adulta y no necesitas de los demas para ello.