Alas sobre Elm Areu ©

Capítulo 14. Siluetas

Las hojas se vuelven una saciante fragancia de locura, los mares agitados describen el sonido de la luna, ese sonido que interrumpe, que saca a flote y que hace frenar un poco la figura, se hace monótona, los sueños un delirio y cada vez respirar tiene su contrapeso y que bonito es reflexionar acerca de la vida.
Te imaginas una gama de líneas perpendicularmente bien situadas, y una voz describiendo los horizontes como una oportunidad, cada instante marcando la diferencia y la silueta misma estaba sujeta, seguía sumergida, su dulce aroma provocaba un chasquido estremecedor cerca del corazón, una sensación que impulsa los palpitares a imaginar el sol.
Elm hacia ritmo con su garganta, y sus notas eran el prefacio de la perfección en lo indefinible, porque al mirar su rostro imaginaba mariposas, porque al soñar sus ojos, caminabas por laderas, mismas que se convertían en siluetas, siluetas que hacían respirar, que hacían oler su piel teñida de olivo y sus labios a rocío.
La clavícula era perfección en sus hombros, y su cintura combinaba los panfletos que escribía la misma sonrisa.
Dulcemente se iba acercando la caricia al desequilibrio del corazón, y eran luces que guiaban en la angustia que hablaban de laderas.
Endosale las arterias con pinturas que atraviesen los faros que iluminan el mar, viértete como la abeja en el jardín, ideas virtuosa que Areu sentía al pensar en la clara idea de la existencia del cielo.

El viento recorría en roces su piel, la frescura le hacia sentirse en casa, como cuando mendigaba el atardecer mientras el sol pegaba en su mirada y besaba sus mejillas, la ciudad a veces era agradable, a pesar del infierno que se vivía, tenías trozos que podían disfrutarse, por ejemplo la dulce travesía de los ojos en los corazones, de las canciones en los días tristes y la pintura que dibujaba magia; el dolor se respiraba, locuras rondando por la vida que describían, y resultaba difícil poder seguir de pie, tantas estupideces que nadaban bajo la mente, estupideces que hacían llorar, que hacían al menos que los ojos se mojasen con gotas de rocío.
Ay, pero cuanto duele sentir que se escapa el mundo, mientras intentas abrigar la lluvia para que no moje simple, sino que bese dulce, la paradoja que ilusiona el cerebro es como un tsumani; y no es tan apetecible para Elm en estos momentos, pero esto arrasa, como una furia, como una llama ardiente que se crece con la presencia de un combustible, así estaba pasando, y por más que lo intentara evadir, era imposible poco a poco su mente iba trazando ideas, ideas que no tenían ningún sentido, pero latían, y si cerraba los ojos, también estaban.
Say something se cruzaba, el piano lo rompía, y mil palabras querían brotar, pero tenía miedo, miedo de que de eso se perjudicara el futuro, aunque nada pasara, él siempre fue alguien a quien la fe no le faltaba.
Por más que lo golpeara, de pie permanecía, los montes sonriendo ante la magia de su corazón,

y ¿qué estaba ocurriendo?

La arena en el reloj se ponía triste, todo pasaba y los recuerdos se hacían inminentes, oh trágica mirada que viajaba por la oscuridad, no merecía ser dañada, no lo merecía. El banco del corazón traía un mensaje, pero estaba en códigos y solamente la luna podía ayudarte a descifrarlo, había recorrido los lados oscuros de universo y pasado por Marte, señal de que la brisa erizaba, que lo emocionante erizaba, que su sonrisa emocionaba, que su carisma emocionaba, que su intelecto enamoraba.
Al enfatizar todo ese juego de diagramas, la luna le leyó el mensaje: "No te enamores"
La imagen de esas palabras causaron asombro, la mirada cortante lo demostraba, porque a pesar de que su claridad por alejarse del amor, no había impedimento para creer que estaba siendo atrapado de nuevo, o al menos dando primeras señales del fenómeno.
Al empezar a deambular, lo profundo le ofrecía pistas relevantes para identificar lo que estaba sucediendo.
Al escudriñar toda idea se daba cuenta que su presencia le hacía respirar dulce fragancia, su bonita e impecable sonrisa le hacia ver incluso en la oscuridad, cada vez que le veía sonreír, los polos opuestos se convertían el velitas que daban luz, que su manera de pensar le hacía la mejor que habría de ver en tal lugar, eso la distinguía del resto, y sí, era tan bonita que podrías babear, pero tu corazón explotaba si la escuchabas hablar, además de su refinada voz, su mente era oro, y escucharle hacía millonarios a los oídos, su piel de porcelana como el agua cristalina, perfecta y limpia. Todos esos detalles quedaban como algo natural, hasta un día en el que se dio cuenta que alguien la quería, se sentía raro pensar que todo volvía, pero, ahí entendió que había hecho efecto, porque a pesar que sabía que ella era única, y como no quería molestarle, no quiso actuar, aunque la experiencia le decía que debía arriesgar, el chico se notaba un poco indeciso, lo más seguro es que tenía miedo, y quien no, al estar frente a tal flor estelar, y quería esperar, y que maldito era estar esperando... el tiempo pasa y todo la página podría darse vuelta, Areu lo sabía, y entonces le dijo al chico: si de verdad la quieres, díselo, no pierdas la única oportunidad que te da la vida por conocerla. Y a pesar de que Elm miraba de nuevo a una chica, cosa sorprendente después de vivir tanto, él dejaba que el chico lo intentara, porque él quería la felicidad de ella, y si con él era feliz, estaba bien, aunque doliera, él debía sonreír por ella, por su felicidad...
Fue una de las causas que le hacían pensar que se estaba volviendo frágil otra vez, después de eso, su tierna manera de pensar lo envolvió, porque cuando él citaba: lo único más triste que la soledad, es querer estar solo.
A lo que ella le respondió diciendo:




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