Alas sobre Elm Areu ©

Capítulo 16. Un corazón devastado

El cielo estaba pintado con hojas matizando las estrellas de un largo suspiro que hablandaba las miradas con dulces elocuencias de paz, aquel día, así sumergía, nublando las paredes de las inmensas y densas paredes de la locura, y aunque el viento no hablara, Elm en aquellas paradas se postraba, las palabras típicas del universo deambulaban por los infinitos caminos púrpura de la tarde pintada.

 

_Recuerdo aquella noche, mientras en la cama del auto viajaba, cómodo, paciente, lleno de miles de sentimientos, porque la noche era envolvente, atrapabay se volvía ciega, creaba mentiras que deseaba fuesen ciertas, como su mirada centrada en mi alma, que su sonrisa sinceraseenvolvía en la inverosímil locura que me hacía pensar, algunos caminos eran en línea recta y desde el inicio del camino, al observar la última vuelta que pasaron, el faro que iluminada, hacía que los árboles y la luz crearan un túnel, tan cálido, tan mágico que llorabas si lo veías, porque la espesa neblina delataba aquella pizca de mirada que provocaba la oscura noche y la luz atenuada de aquel faro que deslumbraba_

Que deslumbrante eran aquellos gemidos que se agarraban a su espalda, decorando su alma, los gestos que enbellecen las madrugadas, y los besos una maldita magia.
Tanta tristeza guardada en cada mañana, los días corrían, y el intenso sentir lo amarraba, lo vasilaba y le hacia creer que le amaba; y no era cierto, para nada lo era, porque el frío acompañaba, se hacia presente incluso en la brisa del verano.
El corazón, abatido se sentía, no lo contaba, pero en su silencio se notaba, no era malo, más bien una dulce compañía, pero le habían dejado tan solo, le habían dejado como la luna sin fortuna alguna.

Han llegado tantas personas a su vida, y no ha podido ser capaz de conseguir la plena concordancia con la alegría, él sabía como se encontraba, y que necesitaba algo, algo que le hiciese ser valiente una vez más, que le hiciese volver a creer,quepudiese volver a soñar, de poder dar luz como nunca, porque eso era lo que anhelaba.

Los sonidos suaves susurran al oído, la noche despertaba y las nubes a lo lejos miraban, y qué miraban, ¿el color de las rosas?
¿el verde de las hojas? No, supongo que tampoco. Las gotas del cielo caían suavemente y las melodías acobijaban aquella alma despreciada por tantas formas.

Sentado nuevamente en aquella banca, donde los corazones escribían los instantes, regalos que se percibían en cada rincón; Areu solo dibujaba en su cabeza todo momento por el que tuvo que pasar, y lloraba, en su interior lloraba, porque no era posible que tantas buenas personas no le dieron la oportunidad que tanto anhelaba.
Allá afuera el cartón de la portada se deshace, en medio del bosque, de los árboles y las almas. Su corazón no sentía más, y ante la noche, ante ese lugar tan solo, la imagen de ella apareció como un alma, como una película, le mirada y sin decir nada le sonrío, con su cabello largo, con su cintura moldeada y sus pestañas largas se acercó, se sentó a su lado y con la fragancia que soltaba le abrazó como una amante, como un amigo, como un amor...
Empezaron a platicar, la luz opaca de ese lugar ni se sentía, su dulzura sí, él jugaba con sus manos medio nervioso tocándose la pierna y ella al notarlo las tomó, entrelazando con las suyas con una sonrisa picaresca miró hacia un costado, y su cuerpo dejó de temblar!
Su corazón había sido bombardeado aun estando en la cuna de la paz, y dolía tanto, pero al aparecer ese dulce aroma, recusitó! 
Las parejas amando, se miraban, y Elm se alegraba, miraba a su derecha y la veía a ella, también estaba amando, ella andaba un pantalón ajustado que su cuerpo esparcía flores y alegría, era perfecto para morir o dormir, su camiseta blanca a su talla hacía notar su cintura y su corazón palpitaba más, su piel tan bonita, como una porcelana, sus ojos eran una ventana donde el brillo de su alma deslumbraba, sus pestañas grandes y su sonrisa definitiva.

Soltaba ternura, amabilidad, cariño, confianza, inteligencia cada vez que le veía, el mundo y su ruido era nada al escuchar su voz, sus palabras, su sexy pensamiento, sus sabios consejos cuando mal se sentía, el respeto y el amor que mostraba.
De una en una, las parejas pasaban, unas de paso, otras se quedaban, convivían, se amaban y su destino forjaban.
Pasadas tres horas, ella se levantó con esa luz que irradiaba, caminó unos pasos frente a él y volteó, le miró fijamente con la mirada más tierna que pudo existir y le sonrió, mientras tanto ella de desvanecía con la neblina en el sol, y hasta su último aliento le sonrió.
No pudo decir nada, ni una sola palabra, solo lloró, sin consuelo lo hizo, miró a su lado y ya no había nadie.
Las personas lo ven de menos, no creen en él, y lo inferiorizan, de tamaño, de capacidad, de muchas otras cosas, le hacían ver que no era mucho, cuando en realidad era el caos hecho persona para conseguir todo lo imposible.
Se sentía lastimado, las chicas solo le veían como un amigo, será que ser buena persona le hacía verse solo como un amigo, o era su tamaño, su manera de ser o su qué

Ya era demasiado tarde, y seguía ahí, pensando cuando llegaría la persona que por fín valore la persona que es, quizás estaba esperándole por si llegaba, por si pasaba por ahí, o quizás acompañaba a la soledad para que no estuviera tan sola, porque odiaba ver a las personas y todos tristes.
Pensaba que resistiría, pero incluso la música estaba acabando, el violín entonaba sus últimas melodías al viento, al corazón y al cielo.




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