Alas sobre Elm Areu ©

Capítulo 5. Septiembre

Nunca me notaste, permanecía en lo más olvidado que hubiera, permanecía en el olvido, permanecía en el aire, pero estaba ahí, aunque me ignorarás de la vil manera que exista y me dejaras al rincón del abismo, ahí permanecía, inquieto, con el afán de verte vivir añadía Elm a su libro.

Los meses a veces eran eternos y otras ni se miraban cuando se marchaban, día tras día la vida indiscutiblemente iba firmando territorio.

Septiembre un mes privilegiado y saboteador a la vez al crear melodías bajo la lluvia de cenizas y soplos penetrantes a las pupilas y plaquetas, cielos oscuros sin luna acompañaban los suspiros y canciones, eran las cruzadas que normalmente se vivían, pero habían peores momentos en el año cargados de más nostalgia por todo y un corazón sensible como el de Elm, sufriría mucho, septiembre era duro y es que solo quedarían 3 meses para culminar un año, ¿3 meses para sufrir o morir? O ¿3 meses para sonreír y vivir?

Cartas al otoño y la nieve hacía Elm al oler la brisa que le encogía el corazón con cada suspiro que hacía, hay días donde el sol se marcha anticipadamente sin pronunciar su adiós y dejando al día un tanto gris

Elm respiró, y al sentir el aroma de los besos que le daban los árboles pensaba como la vida se le escapaba sin avisar, él amaba la compañía de amigos y molestar con ellos sin parar, reír hasta unas lágrimas soltar, pero ese día solo anhelaba estar solo, casualmente su casa estaba situada frente a una nostálgica montaña en la que él había crecido, pues al ver esa montaña pensó en alejarse del mundo por un rato y huir del ruido y la gente y así lo hizo

 _mamá voy a salir dijo_

Ese día era inusual los pajarillos susurraban al cielo querer agua, para Elm era un poco complicado que el susurro del pájaro se juntase a los abrazos que daban los árboles, era un poco asfixiante y nostálgico a la vez, pero Elm eso quería, perderse, y se fue. Comenzó paso a paso a llegar a aquel lugar donde se observaba el cielo y toda clase de sensaciones que hacían vibrar a mil por hora el corazón; no había transcurrido ni siquiera una hora y el tiempo comenzaba a pesar, era eterno aunque siempre se iba como un rayo, pues esta vez anhelaba charlar con aquel chico deslumbrado por la belleza de ese lugar dispuesto a perderse.

-suspiró profundamente-

Miró el inmenso cielo color violeta y se echó a viajar mirando las nubes y las curiosas siluetas que formaba, sin medir el instante, no se dio cuenta y sus ojos cerró involuntariamente, y comenzó a imaginar aquellas cosas que deseaba ocurrieran, de pronto una chica de porcelana, con una tallada silueta perfecta, sonriente, pegajosa al alba, inquietante al alma, erizante a la piel.

Se acercó y con su sonrisa implacable, su piel radiante despojó a Elm de las estrellas.

_hola dijo con una cálida y dulce voz_

A lo que Areu respondió con un ¿hola? Preguntándose si solo era un sueño

_ ¿qué haces en este lugar tan solo? Preguntó la chica, Elm se sentó y respondió: viajaba a las estrellas, pero me despertaste_

-lo lamento mucho dijo, no quería interrumpirte añadió con una pizca de dulzura_

_tranquila contestó él, estaba en las estrellas, pero ahora estoy en el cielo_

Ella sonrió mirándole…

Se sentó junto a Elm y comenzaron a hablar intentándose conocer y envolver en el universo

-eres grandioso ¿lo sabías? dijo esa chica después de un rato de charlar-

Areu se quedó mudo por unos instantes, _nunca me habían dicho eso pronunció él con admiración y sorpresa_

-he venido a salvarte Areu dijo-

Sorprendido, se le quedó viendo y su corazón palpitó como nunca lo había hecho, era un terremoto total en su interior.

-Me temo que debo irme dijo la chica- y le regalo un beso en su mejilla

_no te vayas ¡por favor! respondió Elm con voz un poco quebrantada_

-está bien, Elm no me iré porque necesitas de mí y yo de ti_

-¿Puedo darte un abrazo eterno? añadió- él con su cabeza dijo sí, ella lo abrazó como nunca y... ¡despertó! Areu abrió sus ojos y se escuchaba el susurro de los árboles

_todo era tan perfecto para ser verdad dijo y suspiro fuerte que hasta el alma se le quería salir_




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