Percatándome de la presencia del extraño sujeto que me miraba con el entrecejo fruncido, demonios nunca me sentí más acompañado en la vida, tomé asiento en el suelo frente a él escudriñándole el rostro; su cabello era de color marrón oscuro, ojos más oscuros que la noche misma, barbilla partida, cara cuadrada que estaba sellada por una infinita e inanimada expresión de vete al carajo.
Fueron varias horas de escuchar ese rápido tecleo incesante, sólo lo observaba trabajar, me pareció reconfortante verlo ahí esmerándose por lograr sus metas y objetivos en esta vida, que algunos como yo, vivimos sin sentido-¿Que tanto me vez?-Preguntó dejando de teclear en su laptop.
-Nada-Nuestras conversaciones eran cortas, aunque, ami me parecían geniales pues no tenia con quien hablar.
Después de esa vez, el sujeto se sentó en mi banquillo por más de un mes antes de que decidiera llevarme con él. Mil y un cosas pasaron por mi cabeza. ¿que aventuras me esperaran?, ¿cuantas veces al día podré comer?, ¿al fin tendré una mamá? Esas, entre muchas otras dudas recorrían mi mente.
El tpoo me llevó a su casa; un departamento algo deteriorado con un aroma a orina que no se quitaría tan fácilmente, el inodoro estaba a simple vista ya que el baño carecía de puerta, la cocina estaba llena de grasa y muy sucia, una pequeña capa de tierra cubría el piso de todo el habitáculo, al sentarme en el sofá una nube de polvo se elevó por el aire haciéndome toser incontrolable-mente. Él ni siquiera se inmutó ante dicha nube de suciedad, es más, me atrevería a decir que incluso disfrutaba el vivir en la porquería.
Yo vivía en la suciedad por que no tenia alternativa. Este sujeto vida en ella por flojedad, era un completo holgazán. Incluso su gato parecía querer huir de dicho sitio. Tal vez puedan pensar que debería estar agradecido por que a pesar de todo, me sacó de las calles (y lo estoy), no obstante, salir de un basurero para entrar en otro no era precisamente mi sueño de vida.
Los días pasaban y una sensación de presión en mi pecho se hacia cada vez más presente (el asma me había atrapado). Al contarle mi malestar, con dificultad evidente para respirar, al tipo que estaba muy cómodo acostado en ese sofá del demonio lleno de acaros y polvo, este sólo me miró, sonrió y luego señaló la puerta con su dedo indice lleno de pelos-Ahí esta la salida, eres libre de salir por ella cuando quieras.